«Hay muchos españoles enfermos en Cataluña; el resto se queda en casa porque es víctima del panfilismo», afirma Gustavo Bueno Sánchez


Santiago Abascal, Esteban Alú, presidente del Ateneo de Oviedo, y Gustavo Bueno Sánchez, ayer, en el Club Prensa Asturiana.

Santiago Abascal, Esteban Alú, presidente del Ateneo de Oviedo, y Gustavo Bueno Sánchez, ayer, en el Club Prensa Asturiana.

JESÚS FARPÓN M. PÉREZ

«La situación que vive España es una catástrofe. Estamos sumidos en una crisis total, que no es sólo económica, también moral y nacional». Con estas palabras inició ayer su discurso «En defensa de España» el presidente de la Fundación Denaes, para la defensa de la nación española, Santiago Abascal Conde, en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA.

«En defensa de España» es además un libro escrito por Abascal y Gustavo Bueno Sánchez, presente también en el acto de ayer, organizado por el Ateneo de Oviedo. El libro es, en palabras de Bueno, «un vademécum, una guía sencilla que trata con rigor y seriedad asuntos que hay que argumentar y explicar para la defensa de España». El libro, según concretó, se divide en tres partes: existencia, esencia y defensa de España. El acto de ayer sirvió, a su vez, de presentación oficial del libro en la ciudad.

Abascal realizó un análisis de la actualidad española atendiendo a los razonamientos que defiende. La consulta independentista en Cataluña, la ley del aborto y la reforma de la Constitución son algunos de los asuntos que trató durante su intervención. Así, Abascal definió la consulta catalana como «una gigantesca mascarada contra la unidad territorial». También Bueno Sánchez se refirió durante su intervención al referéndum catalán. «Hay muchos españoles enfermos en Cataluña que no quieren ser españoles. Es normal. Son treinta años de propaganda inmisericorde. El resto se queda en casa, porque es víctima del panfilismo. Les basta con dosis de fútbol y adormideras», dijo Bueno Sánchez.

De la reforma de la ley del aborto, Santiago Abascal explicó que le produce la imagen mental de «un niño despiezado, arrojado como despojo a la basura, sin posibilidad de sepultura».

La corrupción política y la «crisis de las instituciones», entre las que citó al Tribunal Constitucional, ocuparon el resto de la intervención del presidente de la fundación Denaes. También incluyó una crítica a las instituciones judiciales, de las que dijo que «son vistas con desconfianza por la sociedad».

Pese a la visión de España en clave de «catástrofe», Abascal, de 33 años, se mostró optimista al final de su discurso. «Tengo esperanza en España, en ustedes, en la nación española», dijo. «No sé si dentro de cinco, diez o quince años, pero España va a ser otra muy distinta. A ésta que disfrutamos o padecemos le llegará su fin». Para Abascal, sólo existen dos caminos: «La aceptación o la formulación de un programa de reformas».