Porque conozco a José María Marco desde hace muchos años sé que toda su ingente actividad intelectual como profesor universitario, como columnista de periódicos, como biógrafo y como autor de ensayos históricos está dirigida a comprender lo mejor posible lo que pasa en España y lo que nos pasa a los españoles de hoy.


Libertad Digital

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No sé si a José María Marco le ocurre como a Unamuno, que le dolía España, pero sí sé que toda su obra está marcada por una voluntad decidida de encontrar lo que tenemos en común los españoles. Porque cree, y yo con él, que en la España de los últimos tiempos ha habido muchos, quizás demasiados, intentos de buscar lo que nos separa e, incluso, de negar que tengamos algo en común. Y me consta que ese intento de Marco de formular y describir lo que nos hace españoles persigue el noble objetivo de ayudar a la mejora de la convivencia de los españoles de hoy, de evitar querellas absurdas e inútiles y de colaborar a mirar al futuro común con más ilusión y con más optimismo.

Ese leitmotiv de toda su obra está muy presente en sus biografías de Azaña y de Giner de los Ríos, personalidades clave para entender los conflictos intelectuales y políticos de los españoles del siglo XX, o en su ensayo La libertad traicionada, sobre la Generación del 98. En todos esos trabajos se respira una firme voluntad de cerrar el debate que desde hace más de un siglo ha llevado a intelectuales y políticos a cuestionarse su ser de españoles o a considerar la pertenencia a España como algo dificultoso y, con frecuencia, trágico.

Marco cree firmemente que ya es hora de acabar con la maldición machadiana de «las dos Españas», por muy brillante que sea literariamente.

Y ese afán por hacer normal y natural la aceptación de lo español por parte de todos los españoles es el que le ha llevado a escribir esta historia patriótica de España, cuyo título ya encierra muchas de las claves del libro. Para empezar, el uso del artículo indeterminado dota al libro de un carácter humilde y sencillo, muy acorde con el tono de toda la obra. Ese una es la mejor muestra del carácter no excluyente con que ha sido escrito, ese una es la expresión de que el autor acepta que puede haber muchas otras aproximaciones a la Historia de España y a la historia patriótica.

Pero sin duda la carga de profundidad más significativa está en el adjetivo patriótica, que Marco ha querido poner ya en el título para indicarnos por dónde quiere transitar en su recorrido por la Historia de España. Un adjetivo que hasta puede parecer provocador si seguimos anclados en ese temor a usar la palabra España o la palabra Patria que ha atenazado a varias generaciones de españoles del último siglo, que, por lo demás, no ha sido el más modélico a la hora de resolver la convivencia de todos los españoles, los ateos y los beatos, los liberales y los colectivistas, los nacionalistas y los jacobinos, los conservadores y los progresistas, los moderados y los exaltados.

El que lea esta Historia de España va a encontrar que su hilo conductor es la reivindicación del patriotismo, de un patriotismo que, como nos dice expresamente el autor, consiste en «solidarizarnos y sentirnos identificados con nuestros compatriotas, amar y aspirar a mejorar el patrimonio común, no sustituir la realidad por el deseo, rechazar la posibilidad de enarbolar la nación como una bandera contra nadie, y menos que nadie contra quienes son españoles como nosotros, y concebir la propia conducta en homenaje a aquellos que nos han precedido en esta tierra, españoles igual que nosotros, sin que nos quepa darles lecciones de españolidad, ni decidir quién es español o quién no lo es, o cuáles son los rasgos del ser español». Éste es el patriotismo que ha movido a José María Marco, desde su inmenso conocimiento de la Historia de España, a escribir este libro que se lee con enorme placer porque, además, está escrito con esa prosa limpia y clara que caracteriza a Marco y que es la mejor muestra de su cortesía con el lector.

Es una Historia de España escrita desde el amor a lo propio, sin complejos. Con la conciencia de que los españoles tenemos un pasado común, con luces y con sombras, desde luego, pero con unas luces esplendorosas. Es una Historia de España que sí puede contrastar frente a muchas de esas historias escritas para negar o denostar ese pasado común o para buscar la división de los españoles.

Y es una Historia de España escrita desde la certeza de que hay un hilo conductor que va desde los primeros pobladores de la Península hasta nosotros. Un hilo que no se rompe en ningún momento y que nos lleva a conocer cómo, a través de los siglos, sus habitantes se han sentido unidos a esta tierra y a su pasado. Cómo los escritores de todas las épocas, desde los hispanorromanos o san Isidoro o los historiadores árabes o Alfonso X el Sabio o tantos otros han mostrado su orgullo de pertenecer a esta tierra.

En este libro vamos a encontrar retratada la forma que tuvieron de pertenecer a la nación –en su sentido más etimológico– los distintos pueblos que han vivido en España, con especial atención, por cierto, a esos árabes que se hicieron españoles y que la amaron y cantaron con pasión, o a esos judíos que mantienen hasta hoy su amor a Sefarad. De la misma forma que también se ocupa de la historia americana, desde la precolombina hasta la de la independencia de sus repúblicas en el siglo XIX, pasando, claro está, por los siglos de creación de una España americana.

Esta historia patriótica es, sobre todo, una historia de la concordia. Y en ese sentido es un libro muy oportuno para nuestros días, cuando es un clamor en España la necesidad de recuperar consensos y de aunar ilusiones, voluntades y esfuerzos para salir de la crisis económica, moral e institucional en que estamos metidos. Y es un libro oportuno porque, con demasiada frecuencia, en el debate político nos olvidamos de lo mucho que tenemos en común con nuestros adversarios, y eso nos lo recuerdan constantemente las páginas de este libro.

José María Marco aspira con Ortega a nacionalizar la vida española, que es lo mismo que aspirar a que la idea de España, como comunidad de ciudadanos que compartimos una historia y una cultura, llene de sentido la vida de los españoles. Y se lamenta de que no se haya aprovechado lo suficiente el espíritu de concordia que imperó durante la transición a la democracia para superar de una vez el problema de España, que había llenado el siglo anterior, y para reivindicar sin alharacas pero sin complejos el patriotismo. Porque el patriotismo no ha estado de moda, entre otras razones porque es fuente de deberes y de sacrificios. Porque tiene una dimensión histórica que nos lleva a aceptar una herencia y a hacernos responsables de la que tenemos que dejar a las generaciones venideras. Y esa dimensión histórica implica siempre un compromiso.

Yo diría que la mejor expresión de la idea de patriotismo integrador que subyace en este libro es, precisamente, el propio libro, con su afán de comprender y apreciar la obra de tantos que, como nosotros, han estado unidos a esta tierra, a esta nación.

José María Marco nos cuenta nuestra Historia como en una larga conversación que un padre podría tener con un hijo al que quiere explicarle qué es ser español. Sin pretensiones de exclusividad, sin pedanterías ni exhibiciones de erudición, con un inmenso amor a lo que somos y hemos sido, con un decidido propósito de encontrar en todos los episodios de nuestra Historia las enseñanzas más provechosas para que nos entendamos hoy a nosotros mismos, para que aceptemos nuestro pasado común con un moderado pero justificado orgullo y para que nos presentemos ante el resto de las naciones del mundo como una de las más viejas, como una de las más ricas en cultura y en historia, y como una de las que más ha aportado y puede seguir aportando a este mundo globalizado.

Y que nadie piense que aquí va a encontrar un alegato contra los nacionalismos periféricos. Aquí vamos a leer, por ejemplo, que «en la nación española cabe la catalana, sin duda alguna».

Como tampoco vamos a encontrar la menor muestra de lo que algunos llaman nacionalismo español. Al contrario, la certeza de la nación española es tan evidente para José María Marco que ha escrito certeramente: «El nacionalismo no aparece como consecuencia de la existencia de una nación. Aparece, muy al contrario, allí donde hay que inventar una nueva nación, una nación política. El nacionalismo es el instrumento de creación de una nación nueva. La nación española tiene miles de años. La nación política española, por su parte, con una tradición de quinientos años, y liberal desde hacía dos siglos, no lo requería».

Con ganas de saber quiénes y cómo han sido los españoles desde hace miles de años y cómo lo somos ahora es como hay que leer este libro, al que su afán de concordia y de integración no le quita ni un ápice de ser un libro apasionado y apasionante.

NOTA: Este texto es el prólogo de ESPERANZA AGUIRRE al más reciente libro de JOSÉ MARÍA MARCO, HISTORIA PATRIÓTICA DE ESPAÑA, que acaba de publicar la editorial Planeta.