Diputado del PP en el Parlamento vasco y presidente para la Fundación para la Defensa de la Nación Española, ha publicado recientemente en la editorial Encuentro En defensa de España. Asegura que va muy bien y que le llegan muy buenas críticas, aunque apunta que su deseo es que llegue a los políticos de todo el espectro.


Santiago Abascal cuando rompía la papeleta separatista de Ibarretxe

Santiago Abascal cuando rompía la papeleta separatista de Ibarretxe

Santiago Abascal se expone a que le llamen de todo y nada bonito, pero afirma que cuando uno asume determinados compromisos se tiene que plantear cuáles son sus motivaciones, qué está detrás de todo, y en su caso, en el País Vasco su compromiso en con España y con la libertad. No se cree que vaya a hacer nada solo pero sí con otras personas, con el aliento magistral de los españoles que deciden poner su granito de arena y que en alguna ocasión le han dicho que siembra más de lo que podrá ver florecer.

El presidente de DENAES lamenta que los partidos políticos no hayan estado a la altura de las circunstancias a la hora de defender la nación. Tras una llegada de las autonomías, se ha llegado a un punto de hartazgo y frustración donde se alientan naciones fraccionarias.

«Yo creo en Dios» afirma Abascal. En referencia a la campaña del autobús ateo de Barcelona, Santiago entiende que no hay que tener miedo a ese tipo de estrategias, y que dejar de preocuparse a lo único que invita es a hacer lo que uno quiera, sin límites, sin pensar en los demás. Lo que le preocupa es la consecuencia, el hecho de que el prójimo no importe. Para el que tiene fe, afirma, es necesario tener a Dios presente en la vida pública, y por tanto, los católicos han de ser coherentes en ese espacio público. Existe el riesgo de ser caricaturizado, pero Dios y España en la Historia de España son inseparables, y una España islámica no sería España, sería otra cosa.