DENAES no puede sino celebrar esta medida, exigiendo el cumplimiento en el pago de la multa y animando a los poderes nacionales a que hagan cumplir la ley


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Nada menos que Santiago fue el nombre escogido para un español que veía sus primeras luces en un municipio ilerdense, Puebla de Segur, hace poco más de medio siglo. Acompañando las bautismales aguas, el niño recibía el nombre del patrón de España acaso por haber nacido unos días después de tal festividad.

Décadas más tarde, Espot, que ese es su apellido, el niño se convertía, acaso por no ser capaz de dejar atrás su etapa infantil, en el chivato oficial del catalanismo. Ya entrado en años, Santiago ensanchó la superficie del patio escolar hasta abarcar a toda Cataluña, y es allí donde se dedicó en 2010 a denunciar, de forma anónima pues los chivatos suelen ser mal vistos y a veces son neutralizados, a 3000 comercios catalanes que habían cometido el sacrilegio de rotular en español.

Santiago Espot, famoso por sus innobles acciones y por sus agresivas apariciones en los medios de comunicación, siempre dispuestos a ser altavoz de los sediciosos, es de nuevo noticia pues, tal y como era de prever, ha sido multado por participar en la organización de la atronadora pitada que tuvo lugar durante la pasada final de Copa del Rey de fútbol. La hispanófoba iniciativa no era nueva. Espot, un español enfermo paniaguado, como tantos otros, por el gobierno regional de Arturo Mas, dirige desde hace años la patológica organización Catalunya Acció. Es desde tal plataforma desde donde organizó las pitadas al himno en las finales de 2009 y 2012 que motivaron la presentación, por parte de la Fundación DENAES, de una querella criminal ante la Audiencia Nacional, acciones que nunca prosperaron y que sirvieron a este elemento para acrecentar su patética imagen de esperpéntico hombre perseguido.

Pero el tiempo ha terminado por dar la razón a DENAES, toda vez que hoy, en este mes de julio de 2015, hemos sabido que ha sido multado con 90.000 euros. Al parecer, tales son las razones de los jueces, por ser reincidente…

El caso Espot, a pesar de lo llamativo de su histriónico protagonista, no es sino una muestra más de la enorme red que el catalanismo ha tejido a su alrededor, entregando cargos y suculentas cifras de dinero procedentes del dinero del contribuyente a sus correligionarios, razón por la cual esta multa, que el chulesco Espot ya ha anunciado que no va a pagar, ofrece un enorme interés, pues, vaciados los bolsillos de ciertos sediciosos, está por ver si estos son capaces de mantener su ardor catalanista y, sobre todo, de aportar de su peculio la financiación que estas maniobras hispanófobas ameritan.

Sea como fuere, pues este sujeto no merece más comentario -para remate de su disparatada actitud, Espot ha recurrido a la habitual muletilla de todo catalanista: el franquismo-, lo cierto es que, por fin, las delictivas acciones de estas sectas catalanistas empiezan a encontrar respuesta que sin duda nos parece insuficiente pero que al menos supone un avance en el deseable desmantelamiento de la inexplicable existencia, desde un sentido mínimo y realista del patriotismo, de tales organizaciones.

Por todo ello, DENAES no puede sino celebrar esta medida, exigiendo el cumplimiento en el pago de la multa y animando a los poderes nacionales a que hagan cumplir la ley a estos forajidos, al tiempo que sugerimos que se vayan implantando planes que impidan que niños como Santiago, acaben convirtiéndose en espantosos e indeseables personajes como Espot.

Fundación Denaes, para la defensa de la Nación española