La semana pasada el ya felizmente exvicepresidente segundo, Pablo Manuel Iglesias Turrión, fichó a Serigne Mbayé, portavoz del Sindicato de Manteros de Madrid Somos Malasaña, creado en 2015 contando en la actualidad con 300 miembros, y además miembro de la Asamblea de Sin Papeles. El fichado tiene 46 años y es senegalés de nación biológica y étnica y español de nación política, pero según Turrión es «el más español de cuantos se presentan a las elecciones de la Comunidad de Madrid». Sin embargo todos somos igual de españoles si somos ciudadanos con todos nuestros papeles en regla, independientemente de donde sea la procedencia de cada cual. Porque España es una nación política y no una nación étnica.

    Nuestro personaje de hoy irá en el noveno puesto de la candidatura podemita, siendo independiente; lo que quiere decir que no está afiliado al partido morado (ni tampoco a la schrödingeriana Izquierda Unida).  Aunque no esté en un puesto muy alto afirma que no ha entrado en la lista «para rellenar». De hecho, según las encuestas podría ser diputado. En su Senegal natal se dedicaba a la pesca en Kayan, un pequeño pueblo costero a hora y media en coche al norte de Dakar. Ahora en su España política es pescador de votantes.  

    En el año 2006 Mbayé llegó a Santa Cruz de Tenerife en patera junto a otras 94 personas, desapareciendo una durante un viaje «duro, difícil y peligroso». Allí pasaría cinco días trasladándose a La Coruña, permaneciendo en la ciudad gallega una semana; y finalmente acabaría en la, según él, muy racista Madrid, donde curiosamente dejó de ser un inmigrante ilegal. Al principio comenzaría a trabajar en el top manta sin documentación. También cuidaría a personas mayores. En 2010 pudo regularizar su situación y dejó de ser un «sin papales». En la capital del Reino trabajó, e incluso en ocasiones compaginando varios puestos, en la construcción, en el campo, como  auxiliar administrativo, de ordenanza y en la actualidad es copropietario de un restaurante vegetariano, «agroecológico», situado junto al Jardín Botánico y el Museo del Prado en uno de los más pudientes barrios del centro de la «muy racista» y «discriminatoria» Madrid. La filosofía del restaurante consiste en tener un «claro compromiso por la transformación social y ambiental». Podemos ver que la carrera de Mbayé ha sido meteórica para realizarla en una ciudad «muy racista» y repleta de «racismo institucional».

    Pero, al parecer, destaca más como activista que como empresario, sin que le vaya mal del todo en lo segundo. Es decir, burgués pero luchando por el «proletariado». «Somos parte de esa clase obrera que necesita que muchas cosas cambien en Madrid». Pero si hay que cambiar Madrid porque lo necesita, él ya es perfecto puesto que se va a quedar como está tal y como es, asegurando que nunca le va «a cambiar la política».

   Fue a raíz de la muerte del mantero Mame Mbaye en marzo de 2018 en el madrileño barrio de Lavapiés, cuya protesta encabezó el ahora candidato a diputado, cuando, junto con la actriz Rosi de Palma, dio un discurso como pregonero de las fiestas de ese año, donde denunció el «racismo institucional» contra los inmigrantes. «Decidí unirme a Podemos para que la voz de los inmigrantes se escuche». Pero no especifica si esos inmigrantes son legales, contra los que no hay ningún problema, o ilegales. La cuestión es que Mame Mbaye no fue asesinado por una racista policía sino que sufrió un infarto al intentar escapar de la policía, que precisamente procuró sin éxito reanimarlo.   

    Según ha declarado en el podemizante elDiario.es, el Estado español criminaliza la necesidad de buscarse la vida que tiene cualquier persona. «Es una criminalización desde que llegas aquí y no tienes papeles. Te obligan a estar 3 años en el país sin poder regularizar tu situación ¿Cómo piensan que alguien puede buscarse la vida sin papeles? No puedes encontrar trabajo y elegimos vender productos en la calle». ¿Y cómo un «Estado español» gobernado por una sacrosanta y perfectísima coalición sociata-podemita consiente ese tipo de atropellos? ¿No era éste el gobierno de la gente, por la gente y para la gente? Gente de todos los colores y de todos los sexos.

    Según Mbayé, el gobierno de Díaz Ayuso ha hecho empeorar la vida de los madrileños y la pandemia ha «visibilizado todas las fallas» del sistema. Lo que, en rigor, no le falta razón. Pero, ¿no goza nuestro protagonista de la visibilidad de todas las fallas del gobierno de Sánchez y Turrión? ¿O no es capaz de ver las fallas del sistema, es decir, del Régimen del 78, del cual el partido por el que de forma independiente se presenta como diputado viene a ser su quintaesencia?      

    Mbayé tiene muy claro que «hay que frenar el auge de Vox, con quien quiere pactar Ayuso». Turrión se lo agradece en Twitter, sintiéndose orgulloso de que nuestro protagonista represente «el Madrid de todos y todas». Esto es, de todos y todas que no sean muy racistas. Se entiende.

    Pero hete aquí que una de las influencias de nuestro Mbayé es ni más ni menos que Malcolm X, miembro de la Nación del Islam que dirigía el líder religioso Elijah Muhammad. Esperemos que nuestro Malcolm X que inspira al posible futuro diputado por la Asamblea de Madrid no sea aquel miembro de la Nación del Islam, pues dicha organización venía a ser un Ku Klux Klan invertido con el añadido islamista, considerándose a los blancos (lo que incluía a los judíos) como seres demoníacos. Recemos para que nuestro Mbayé al menos se inspire en el Malcolm X que se desengañó de la Nación del Islam y de su racismo rencoroso, aunque lo hiciese sin renunciar al islam, pues incluso su fe aumentó tras peregrinar a La Meca. Pero el señor X fue asesinado en 1965 por la racista Nación del Islam, que se vengó de su discrepancia. Ni mucho menos le deseamos a Mbayé un final tan trágico, pero sí anhelamos que nuestro compatriota, que lo es con todas las de la ley, vuelva a hacerle un guiño a Malcolm X y se desengañe y sepa rectificar como un hombre sabio.

    Daniel López. Doctor en Filosofía.