Resumen de las actividades recientes tras los cambios producidos en la Fundación Denaes


Estimados amigos: como ya indicábamos en el texto del pasado observatorio, se han producido cambios en el Patronato de DENAES que no son meramente nominales, sino que acarrean una nueva etapa de nuestra Fundación.

El nuevo Patronato ha iniciado una serie de proyectos nuevos e intenta dar mayor vigor a los ya existentes. En primer lugar se han recuperado los editoriales de DENAES, siempre atentos a la actualidad política española e internacional. Estos editoriales marcan las líneas argumentales principales de nuestra Fundación, al tiempo que ofrecen materiales imprescindibles para entender nuestro presente práctico. Hemos reavivado el proyecto de la Enciclopedia de la Nación Española y, atentos al devenir cotidiano de nuestra nación, ante la aprobación del Real decreto por el que se regula la enseñanza del Islam en la escuela primaria, hemos realizado cuatro vídeos en donde se han planteado una batería de preguntas a cuatro personalidades , aunque el número crecerá prontamente, de primer orden como Gustavo Bueno Martínez y Francisco Caja (Patronos de honor), Serafín Fanjul, un experto arabista y al presidente de VOX y miembro del Patronato de DENAES, Santiago Abascal Conde. Estos vídeos resultarán imprescindibles a quienes quieran tener unas ideas adecuadas sobre tan espinoso asunto.

En este texto procedemos a exponer, de modo muy resumido, las líneas generales de los contenidos de estos vídeos que recomendamos escuchar.

Contestando a un cuestionario previo, nuestros entrevistados han coincidido en un aspecto crucial, la falta de una interpretación canónica de los textos sagrados propios, por parte de los musulmanes, de donde deviene la dificultad de interpretar qué tipo de autoridad tiene la Comisión Islámica de España y en función de qué autoridad establece este currículum. En efecto, el currículum de contenidos aprobado por el Ministerio y elaborado por la Comisión Islámica de España, para el estudio del Islam en la escuela primaria, presenta al llamado «Islam moderado» como una religión pacífica, plenamente integrable en las democracias homologadas, y compatible con el espíritu de la laicidad que las impregna.

Santiago Abascal señala, contrariamente a las «buenas intenciones» de los redactores del documento, el fracaso de las políticas multiculturalistas y la amenaza que supone el Islam para la identidad de España, una identidad histórica sustanciada en la lucha, precisamente, contra la secta de mahoma. Abascal señala, asimismo, la incompatibilidad entre el ordenamiento jurídico español y algunos preceptos de la Sharia.

Gustavo Bueno cree que los artículos 16.3 y 27.3 de la Constitución que indican que «los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y demás confesiones» y que «los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones» son totalmente ambiguos e indefinidos y, por ello, inservibles ya que no se define el contenido material de esas creencias que son muy heterogéneas y que podrían ser contrarias al ordenamiento jurídico. Plantea Bueno si los padres practicantes de un Islam radical tendrían derecho a exigir que se eduque a sus hijos según sus criterios morales. Bueno considera que aunque la mayoría de españoles es católica, es discutible que el criterio cuantitativo determine la supremacía de la asignatura de Religión y Moral Católica, sobre las demás e insiste en que más que atender a criterios sociológicos, el Estado debería de atender a los contenidos doctrinales de las diferentes confesiones, que muchas veces pueden ser contrarios al orden jurídico o perjudiciales, en algún otro sentido, para la Nación. Los planteamientos jurídicos, necesariamente abstractos, no pueden ignorar la constitución material de España en donde las ceremonias católicas están imbricadas con las instituciones realmente existentes. Es, según Bueno, pura pedantería creer que los problemas de coexistencia entre distintos credos, tanto en el terreno doctrinal como en el terreno de las manifestaciones públicas inherentes a esos credos, se resuelven con una reforma de la Constitución. Apela a la prudencia política, más propia del poder ejecutivo que del judicial y señala la incompatibilidad entre las doctrinas e instituciones del Islam y el del Cristianismo. La cooperación entre los credos es imposible cuando hay doctrinas opuestas en puntos centrales y esenciales.

Fanjul piensa que la colaboración del estado y la Iglesia Católica está justificada en el carácter histórico que en España vincula a ambas y que esto no implica ningún privilegio para la religión mayoritaria, sino la constatación de su mayor presencia. Señala, en este sentido, que incluso se discrimina a los católicos cuando el estado da dinero para construir mezquitas, pero no para construir iglesias.

Fanjul considera que las normas morales del Islam son inaceptables al estar redactadas para tiempos de la era pre-industrial. La Sharía en su conjunto es inaceptable y en esto coincide con Santiago Abascal que, habiendo visto de cerca el horror del E.I., considera que no hay que dejar que el Islam radical se expanda por España.

La cuestión, relativa a este asunto de la autorización, mediante decreto, del currículum para la enseñanza del Islam en la escuela primaria, presentada por la Comisión Islámica de España, queda planteada, una vez demostrada la incompatibilidad de nuestras instituciones con las del Islam, en un dilema: ¿Qué es más conveniente para España? ¿Apoyar la penetración en las escuelas de un Islam moderado, convenientemente adaptado a las normas de lo políticamente correcto, pensando que servirá para contrarrestar las lecciones impartidas en mezquitas por imanes radicales? ¿Quizás impedir dicha penetración pensando que el Islam supuestamente moderado no es sino el caballo de Troya del Islam radical?

Fundación Denaes, para la defensa de la Nación española