«Tenemos claro que si el Gobierno da importancia al proceso es porque antes han hablado las armas», asegura la banda en el «Zutabe».


20061208105325.jpgJ. M. Zuloaga

08-12-2006-La Razón

MADRID- El proceso de negociación en marcha es una «nueva fase de la lucha», subraya ETA en el último número del «Zutabe», al que ha tenido acceso LA RAZÓN. Frente a quienes han hablado de proceso de «paz» o de «final del terrorismo», los pistoleros aclaran el sentido de esta «fase» que «atañe a un pueblo que quiere liberarse, así como a un movimiento que es de liberación nacional y que no quiere regalar nada ni conceder ninguna facilidad a todos los adversarios políticos».

Exigencias y amenazas

El tono general de esta publicación interna de la banda es «militar», lleno de exigencias y amenazas si el Gobierno y los partidos no abren las vías para que el País Vasco consiga la independencia con la anexión de Navarra. Con su particular lenguaje, en el que se mezclan términos como proceso, conflicto, autodeterminación, territorialidad, la banda transmite a sus militantes un mensaje claro de que si no se aceptan sus pretensiones separatistas volverán a los atentados. «ETA no aceptará una falsa solución y tampoco más ataques. Si en los próximos meses no muestran voluntad de dar una solución al conflicto por vías razonables, dando pasos concretos y valientes, continuaremos con la lucha». «En este sentido, nadie debe albergar la mínima duda -añade-. Mientras no se consigan los instrumentos y recursos mínimos que garanticen la pervivencia y la consolidación de todos los niveles de Euskal Herria, el conflicto que vive nuestro pueblo con Francia y España no tendrá solución».

Al analizar lo ocurrido durante el alto el fuego, la banda considera que se está en el «camino de que se repitan los mismos errores del pasado» por lo que «tendrán que asumir la responsabilidad de la prolongación del conflicto y el endurecimiento de la respuesta».

Como estrategia a seguir señala la de «dar respuesta a toda agresión», ya que lo que está en juego es el «contenido del proceso». «Si no se responde a los ataques de los Estados (España y Francia) se le ponen cimientos débiles al proceso al tiempo que se fortalece la posición del Gobierno español (…). Si por el contrario se responde con firmeza a los ataques y se le cierran al enemigo todas las rendijas (…) irán germinando una serie de pasos firmes que puedan sostener el proceso». «Debe de presionarse a aquellos que tienen responsabilidad política en la represión para que cesen en su estrategia represiva contra Euskal Herria».

El «Zutabe» publica un artículo dedicado a los «gudaris» (soldados vascos), entre los que incluye a los miembros de ETA. Resulta esclarecedora la afirmación de que «está todavía por ver cuál es la verdadera y última intención del Gobierno de España, pero tenemos claro que si está dando importancia a la negociación es porque antes han hablado las armas».

Agrega que los «gudaris» «no han dado todo lo que tenían para mantener los territorios vascos diseminados entre administraciones extranjeras, ni para que el euskera y la cultura vasca continúen siendo de segundo nivel y finalmente para seguir bajo el dominio de España y Francia en el cual Euskal Herria no tiene futuro».

ETA concede gran importancia a las reacciones favorables al «proceso» que se han producido a nivel internacional, que atribuye, en parte, a la labor del Gobierno, ya que, según los terroristas, «estamos ente un conflicto que afecta directamente a instituciones supranacionales».

Fieles a su tendencia a amenazar a cualquiera que no les dé lo que quieren, los pistoleros se dirigen a las «instituciones europeas» y les indican que «deberán ser conscientes de que si la represión y la violencia continúan, el proceso no podrá seguir adelante y los efectos del conflicto podrían tener consecuencias en instituciones de ámbito internacional».

Por otra parte, ETA se felicita de que «ante la situación de opresión, la izquierda latinoamericana ha conquistado espacios de poder en los últimos años (Cuba, Venezuela y Bolivia) y en otros lo ha hecho de forma compartida, por ejemplo Argentina y Brasil. Mientras en Colombia el movimiento armado revolucionario continuaba haciendo su camino, han ido abriendo nuevas posibilidades para desarrollar sus proyectos nacionales y defenderlos, poniendo encima de la mesa nuevos desafíos».