Se espera como invitados a los «maquis».


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Rajoy sorprendió a todos con la «tercera pata» del triple consenso que propuso el 6-D: no utilizar la Historia reciente de España como arma arrojadiza… porque actúa como «boomerang».

8 de diciembre de 2006. El proyecto de Ley de Memoria Histórica se debatirá por primera vez en el Pleno del Congreso el próximo 14 de diciembre, después de posponerse y retrasarse por varias veces. El PSOE apurará hasta el final para ganarse el apoyo de todos los Grupos y precisamente el respaldo de sus habituales socios parlamentarios y del Gobierno como son Izquierda Unida y Esquerra Republicana.

Si hace un mes los socialistas daban por hecho el apoyo de estas dos fuerzas políticas, a día de hoy la cosa pinta negra al haber presentado sendas enmiendas a la totalidad. El portavoz del PSOE en el Congreso, Diego López Garrido, aseguró en un corrillo con periodistas durante la recepción en la Cámara baja con motivo del Día de la Constitución, que esperaba un cambio de actitud de IU-ICV y ERC: «Al fin y al cabo –dijo- están de acuerdo con muchos de los puntos que incluye la ley».

No obstante y ante la incertidumbre, el PSOE ha empezado a mover hilos para asegurarse el apoyo de Convergència i Unió, en el que confía plenamente López Garrido, para impedir en cualquier caso que el proyecto sea devuelto por el Congreso al Gobierno. Con este objetivo se abriría además un nuevo tiempo de trámite en Comisión donde se debatirán las enmiendas parciales y donde se puede forjar el apoyo de ambos grupos en el Pleno final que dará luz verde a la ley.

El Pleno que desempolvará la Guerra Civil

Esquerra sigue reivindicando que la ley incluya de manera implícita la «deslegitimación» del régimen franquista, como ha puesto esta semana de manifiesto su portavoz Joan Tardá. Por su parte, Llamazares considera que el texto no es más que una «ley de punto final» que «frustra las esperanzas» de las víctimas de la Dictadura.

El asunto puede llegar a convertirse en una bomba de relojería en manos del Gobierno en un pleno donde se hará mucho ruido y donde se espera como invitados a los «maquis». La intención de José Luis Rodríguez Zapatero –critica el PP- es dejar de nuevo «aislado» al principal partido de la oposición, que ha presentado una enmienda de devolución, y cuya postura en este asunto quedó oficializada por boca del presidente del partido, Mariano Rajoy, por primera vez este miércoles en el Congreso.

El jefe de la oposición ofreció tres consensos: en materia de lucha antiterrorista, sobre el modelo de Estado y sobre la memoria histórica, la tercera pata de su triple consenso. En opinión del PP, Zapatero ha reabierto un capítulo de la historia reciente de España que quedó cerrado con el Pacto constitucional y la Transición. En este sentido, Rajoy recordó que dicho pacto se hizo entre todos, «entre discrepantes y entre adversarios políticos», con el fin de no abrir heridas y no utilizar la «memoria histórica» como arma de confrontación política.

El portavoz del PP en el Congreso, Eduardo Zaplana, explicó este martes la posición de su Grupo y las razones que les han llevado a presentar una enmienda de devolución, al considerar dicha ley «innecesaria, irrelevante y falsaria», además de poner de manifiesto que es «un paso más en la estrategia de ruptura del Pacto que dio a luz la Constitución de 1978».

El PP apela a la resolución del 20 de noviembre de 2002

Los populares también pondrán de manifiesto en dicho Pleno que el Congreso ya aprobó por unanimidad en la pasada legislatura una resolución que daba por zanjado el «revisionismo» o «guerracivilismo» histórico del que acusan a Zapatero. El PP se refiere al texto aprobado el 20 de noviembre de 2002 en la Comisión Constitucional, que refunde cinco proposiciones no de ley presentadas por IU y el PSOE: sobre el reconocimiento moral de las víctimas del franquismo; por la que se insta a los poderes públicos a reparar moralmente a las víctimas de la Guerra Civil en defensa de la República; sobre el desarrollo de una política de Estado para el reconocimiento de los exiliados; para proceder a las exhumaciones de fosas comunes de la contienda civil; y sobre la devolución de la dignidad a los familiares de los fusilados durante el franquismo.

Las cinco iniciativas se incluyeron en una resolución final que votaron a favor todos los Grupos, y en la que, entre otras cosas se dice que el Congreso «reitera que resulta conveniente mantener el espíritu de concordia y de reconciliación» de la Transición. Asegura asimismo que se evite en todo caso que «sirva para reavivar viejas heridas o remover el rescoldo de la confrontación civil».