Francia recordará a Zapatero que es ajena al «proceso» y que la Justicia sigue su curso.
J.P. QUIÑONERO/J.P./D.M.
15-11-2006-ABC
Francia no considera de recibo «responder» a las «exigencias» de ningún grupo ilegal sobre ningún «proceso negociador» con una organización terrorista, cuyos miembros detenidos en territorios francés serán juzgados y previsiblemente condenados siguiendo el calendario y las penas que la justicia nacional considere oportunas, antes de entregar a tales delincuentes a la justicia española, dentro de varios años.
Así se lo confirmará mañana personalmente Jacques Chirac, presidente de la República, a Rodríguez Zapatero en Gerona si el primer ministro español considera imprescindible alguna precisión al respecto. Y es que la cumbre hispano-francesa de mañana estará marcada, entre otros asuntos como la inmigración y la seguridad, por el «proceso» con ETA emprendido por Zapatero.
Las recientes exigencias desde el entorno etarra de desactivación judicial (impunidad) en España se han trasladado a Francia. ETA y sus terminales cargan últimamenmte de forma constante contra la llamada Sección 14, un Tribunal central con sede en París que sólo atiende casos de terrorismo, entre ellos el etarra, el más activo en suelo galo.
Reforzada por el ministro Sarkozy tras la aprobación de su célebre ley que incrementaba la seguridad interior, el complejo ETA hace blanco de la Sección 14 con el mismo empeño que señala a la Audiencia Nacional. 149 etarras están internados en cárceles galas.
No asume compromisos
Ante la cumbre de mañana, y en un contexto tan condicionado por el proceso y las reclamaciones de impunidad, tanto el Gobierno de centro-derecha como la oposición socialista hacen gala de purismo absoluto: nadie ha recibido, nadie ha escuchado, nadie ha comentado, nadie se ha hecho eco, en ningún sentido, de las numerosísimas declaraciones pro etarras pidiendo una «implicación» de Francia en el «proceso», hablada, aparentemente, entre ETA y los hombres de Zapatero.
Francia, según fuentes gubernamentales, no se considera implicada en los compromisos que hubiesen podido contraer presuntos negociadores. Gobierno y oposición consideran sencillamente intangibles varias cuestiones que afectan a su soberanía y su concepción de los principios judiciales de un Estado democrático.
En el terreno policial, Madrid mantiene con París una complicidad táctica absoluta. Los acuerdos de cooperación antiterrorista son los más importantes que hoy existen entre dos vecinos y aliados. Si una de las partes decide «frenar» un mecanismo de cooperación, la otra parte acepta el freno si ello no afecta a la propia seguridad nacional.
Juicio en París
Las reivindicaciones territoriales sobre el País Vasco francés son sencillamente impensables. Los chalaneos judiciales están totalmente fuera de lugar. Y la campaña de las próximas presidenciales hace mucho más sensibles los principios básicos de absoluta independencia de la justicia. Francia no se implicará en nada relacionado con el proceso, excepto estrictos asuntos de presunta laxitud policial por interés estratégico en el «proceso». Y así se lo hará saber Chirac a Zapatero si el presidente español intenta un compromiso más profundo.
La banda ha llegado incluso a pedir por carta al primer ministro Dominique de Villepin su implicación en el «proceso». Francia ni les ha contestado. París le está diciendo a ETA que no le reconoce capacidad de interlución alguna y que no quiere verse involucrada en un proceso, ni tan siquiera para negociar «paz por presos». Así pues, ni remotamente para abordar cuestiones políticas. Aduce Francia que es un problema exclusivamente español, y a lo más que está dispuesta es a prestar su colaboración, desde la no ingerencia, a Zapatero, pero siempre a petición del propio Gobierno y nunca de los terroristas.
Además, en caso de que se rompiera el «alto el fuego permanente» anunciado el pasado 22 de marzo, la Policía antiterrorista gala no descarta que la «nueva ETA» diera ese «gran salto», que en sus cuarenta años de siniestra existencia no se ha atravido a dar, y comenzara a cometer atentados en Francia. Al fin y al cabo, no ha movido un dedo a favor del «proceso». Recientemente, dirigentes de Batasuna advertían a París que la lucha también podría ir dirigida contra Francia.
Juicio en París
En este contexto llegan la cumbre y un macrojuicio, desde el viernes, contra el «aparato logístico» relacionado con el «zulo» denominado, en clave etarra, «Txernobil», donde la banda ocultó durante 20 años un impresionante arsenal. El Tribunal de París comenzará su propio proceso contra dos ex cabecillas del «aparato logístico» -Asier Oyarzábal, «Baltza», y Ignacio Esparza Luri, «Ana»- y una veintena de miembros y colaboradores, muchos de ellos de nacionalidad francesa. Se les acusa de pertenecer a una asociación de malhechores con fines terroristas, por lo que podrían ser condenados a un máximo de diez años de cárcel.
El caso ahora juzgado gira en torno al «zulo» que ETA denominaba en clave secreta como «Txernobil». Fue constuido entre otoño de 1980 y verano de 1982, por orden de Santiago Arróspide Sarasola, «Santi Potros», y Juan Lorenzo Lasa Mitxelena, «Txikierdi». Este último sigue siendo interlocutor de ETA en las cárceles. En julio de 2002 una operación conjunta de policías franceses y españoles ponía al descubierto uno de los mejores secretos guardados por la banda criminal. En el habitáculo, de 40 metros cuadrados, fueron hallados tres centenares de armas, unos 500 kilos de explosivo, más de 300 granadas y una ametralladora alemana.
El macrojuicio contra el «aparato logístico» no va a ser un caso aislado. A principios de diciembre, un tribunal de París juzgará a los letrados abertzales Errea y Larraz, acusados de haber hecho de «correos» entre presos de ETA en un debate sobre la necesidad o no de abandonar la actividad terrorista.