Pedro Sánchez ha decidido adelantar las Elecciones Generales ante la debacle electoral del pasado 28 de mayo. La publicación de la misma ya aparece en el Boletín Oficial del Estado del 30 de mayo donde quedó disuelto el Congreso de los Diputados además del Senado, decisión que fue trasladada al rey Felipe VI.

Esta noticia dejó atónitos a todos los españoles, debido a que se esperaba que se celebrarán a final de año agotando así la legislatura y menos aún que vayan a realizarse en pleno periodo vacacional puesto que nunca se habían convocado elecciones generales en el mes de julio.

Pero, ¿la precipitación de la convocatoria electoral realmente se basa en unos malos resultados? o quizás ¿en un recalculado plan por parte del presidente del gobierno?

Sánchez no lo da todo por perdido y aunque obviamente no podemos asegurar su designio para el 23 de julio, el presidente no da puntada sin hilo. Considerando que  esa fecha le ofrece muchas más salidas para resurgir de sus cenizas de lo que pensamos.

Un adelanto de los comicios hace que gane tiempo, visto que es conocido que los datos económicos tienden a empeorar, y alargar unos meses más las votaciones, sacaría a relucir esta información tan destacada. Sánchez tiene muy bien calculado el índice de voto que va a obtener como asegurado, en razón de que a su favor cuenta con un 55% de escaños que vienen de grupos como Esquerra, los independentistas de Cataluña y los vascos del PNV.

También será importante la unión o fragmentación entre los partidos de Podemos y Sumar, ya que si lo hacen por separado en las elecciones generales la posibilidad de volver a formar un gobierno de coalición sería prácticamente imposible, por lo tanto les ha obligado a realizar las negociaciones con presura.

Otra de las variantes son los propios españoles, los cuales en su gran mayoría estarán disfrutando de sus vacaciones veraniegas, lo que aumentará el voto por correo y como hemos comprobado en otras ocasiones entraña sus riesgos. No olvidemos el absentismo, muchos posibles votantes de otras formaciones puede que no ejerzan su derecho de sufragio por encontrarse en su descanso vacacional.

Además, Sánchez sacará a relucir su mejor baza, intentará convencer a los electores con premisas como la defensa del estado de bienestar y con su aportación al PIB turístico nacional como principal motor de la economía española. Una batería de propuestas que como en bastantes ocasiones no llega ni a acercarse a su cumplimiento.

Lo que sí nos ha quedado patente es que estas vacaciones serán muy distintas para algunos, son bastantes las personas implicadas y que forman parte del entramado electoral. Por todo esto, este año no tendremos vacaciones en el mar, sino elecciones en el mar.

Patricia Rodríguez