ETA chantajea y el Gobierno se amilana. No hay más verdad que esa.
Secuencia de los hechos: a) El presidente anuncia que el proceso de paz va bien e irá mejor; b) ETA pone una bomba y mata a dos personas; c) El Gobierno da por roto el proceso; d) ETA dice que, pese a la bomba, no se ha roto el alto el fuego y pide seguir con el proceso; e) El Gobierno apunta a seguir con el proceso pese a la traición de ETA, pese a la bomba, pese a los dos muertos. Síntesis: ETA chantajea y el Gobierno se amilana. No hay más verdad que esa. Cualquier otra cosa es echar barro en los ojos de la opinión pública.
Lo más grave: una actitud como esta, mantener expectativas de diálogo después de una bomba y dos muertos, significa tanto como validar el uso de la violencia para hacer política. Es la negación más brutal posible del Estado de derecho. Es también una humillación gravísima para una nación, la española, que se ve obligada a soportar el crimen en nombre de la paz (¿pero qué paz?). Es una cobardía que, si no se rectifica con urgencia, dejará secuelas.