Y así como, en general, los españoles padecemos por las vidas de los marineros compatriotas –subrayando lo de compatriotas–, nuestro Presidente seguramente interpretará el «caso Alakrana» como resultado de unos pobres hombres que se han visto obligados a cometer un delito, dado el estado de penuria y exclusión en que se encuentran frente a la riqueza y opulencia del primer mundo, ese mundo cruel en el que España se encuentra.


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El «caso Alakrana» todavía no está resuelto. Porque si quedan aún muchas preguntas por contestar acerca de la liberación del atunero («navega libre» dijo Zapatero con su particular cursilería), la confusión y el silencio informativo del Gobierno durante los cuarenta y siete días que ha durado el secuestro se deben a algo más que a la prudencia.

Hay que contar con que la «Alianza de las Civilizaciones» es un nimbo ideológico que cubre todo aquello que Zapatero toca en cada acción «exterior», a España.

Y así como, en general, los españoles padecemos por las vidas de los marineros compatriotas –subrayando lo de compatriotas–, nuestro Presidente seguramente tendrá que comprender, cosa muy difícil, cómo unos pobres hombres se han visto obligados a cometer un delito dado el estado de penuria y exclusión en que se encuentran frente a la riqueza y opulencia del primer mundo, ese mundo cruel en el que España se encuentra.

El silencio del Gobierno creemos que tiene aquí su explicación. Y es que hay fenómenos que, desde determinados sistemas de ideas, se ven distorsionados o, incluso, ni se ven. Desde una visión como la que nuestro Presidente dio en anunciar en la Asamblea de la ONU, repetimos, la ya famosa Alianza de Civilizaciones, nada menos que apenas meses después de los atentados del 11-M, tras los que España pensaba ilusamente dar la solución para luchar contra el terrorismo internacional, desde esa visión, decimos, la piratería se justifica perfectamente. Es el precio que los ricos pagamos por serlo, hasta que, eso sí, las desigualdades económicas se corrijan y el mundo sea una balsa de aceite. Hasta entonces, quizá se pague el rescate de los secuestros, se liberará a los españoles secuestrados, y todo serán «accidentes» necesarios -–recordemos el asesinato de ETA que acabó con el «proceso de paz»– en el largo camino hacia el Diálogo Universal.

Desde la Fundación DENAES para la Defensa de la Nación Española, siempre alerta del peligro que corremos gobernados bajo semejante ideología, en este caso del Alakrana queremos destacar las palabras, acaso eufóricas, de la hija del patrón del barco, palabras en las que perdura el eco de los siglos en los que España fue la primera flota mundial:

«Nosotros somos España, un país que todo el mundo sabía iba salir del secuestro; otros barcos están apresados desde hace meses y nadie los va a sacar de allí».

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA.