Lo que se está tergiversando y atacando aquí, directamente, son los mismos orígenes de la Nación española como entidad política diluyendo cualquier signo de heroicidad y martirio por la Patria frente a los enemigos de ésta en una especie de terror metafísico al que se quiere limitar, por cierto, cualquier interpretación de la complejísima obra goyesca


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«Los cuadros están pensados como un díptico inseparable en que grupos y figuras paralelas subrayan que la violencia ejercida por el pueblo contra los franceses, provocó la violencia, igualmente cruel, de los franceses contra sus agresores. Goya reflejó aquí la crueldad inhumana y el terror ante la muerte, a la que se enfrentaron unos y otros.»

Sí, han leído bien: la invasión de 1808 fue provocada por la violencia y crueldad del pueblo español contra los franceses. Lo que aquí se afirma no procede de un documental de La Cuatro sobre la Guerra de la Independencia o de un libro de Historia del Arte para alumnos vascos o catalanes de 4º de la ESO; tampoco constituye una aportación más de algún historiador progresista al servicio del poder, o del propio Zapatero, para extremar si cabe ese maremagno de resentimientos y complejos ancestrales también llamado “memoria histórica”. Se trata de la cartela que acompaña y explica los cuadros del genio aragonés en la exposición «Goya en tiempos de guerra», concretamente los de la sala “1808 – El Dos y el Tres de mayo”, que puede contemplarse en el Museo del Prado hasta el próximo 13 de julio.

Y la cosa no acaba aquí porque, tras presentar al pueblo español como “agresor” contra los franceses, la cartela de la sala “1808 – Estragos de la guerra” lo califica de “maléfico” y “falto de humanidad” en estos términos:

«La representación de la violencia extrema es el argumento de numerosas composiciones de los Desastres. El ejército napoleónico se muestra como una máquina al frente de los abusos sobre la población civil y ejecutando la represión organizada sobre los contendientes españoles. Pero también el “populacho” asumió el papel maléfico que responde a la falta de humanidad que rige sus acciones irracionales y brutales sobre franceses y afrancesados.»

Ninguna mención, pues, al objetivo último de las tropas napoleónicas ni al heroísmo de los madrileños en defensa de la Patria amenazada, de su soberanía, encarnada en el pueblo español por primera vez en toda su historia; pero sí expresiones como “violencia extrema”, “violencia cruel”, “crueldad inhumana”, “falta de humanidad”, «acciones irracionales y brutales”, etc.: términos más que sobados de un lenguaje seudohumanitario y alienante, pleonasmos insufribles que ya nos suenan demasiado…

Porque lo verdaderamente brutal y cruel es cómo a los españoles se nos quiere imponer, a toda costa y en todo momento, esa visión ramplona y tendenciosa de nuestra historia diluida en la neutralidad asfixiante de una violencia abstracta, surgida nadie sabe de dónde, explicable y censurable por sí misma para ocultar así sus verdaderas causas. Es justo la misma visión de los que al referirse a ETA prefieren hablar de “violencia terrorista” que de “violencia separatista”, o de aquellos que utilizan expresiones como “drama” o “conflicto vasco”, sin especificar jamás cuáles son las fuerzas realmente en liza: la Nación española y quienes pretenden liquidarla con las armas o con la política bajo el bonito, venerado e indiscutible (al contrario que España, “concepto discutido y discutible” en palabras de Zapatero) término de “paz”.

Pero es que hacer lo mismo con la heroica resistencia del pueblo español frente al invasor francés, y más desde una institución pública como es el Museo del Prado, supone -además de imperdonable felonía- una gravísima vuelta de tuerca más en el proceso de manipulación de nuestra historia, justo cuando se cumple el bicentenario de aquella gesta. Y es que lo que se está tergiversando y atacando aquí, directamente, son los mismos orígenes de la Nación española como entidad política diluyendo todo signo de heroicidad y martirio por la Patria frente a los enemigos de ésta en una especie de terror metafísico al que se quiere limitar, por cierto, cualquier interpretación de la complejísima obra goyesca.

La Fundación DENAES, orgullosa y presta en todo momento a reivindicar la memoria de aquellos adalides de nuestra Independencia que defendieron con su sangre la soberanía de la Nación española, quiere denunciar esta infame y torticera manipulación de nuestra historia y de la obra de uno de nuestros genios artísticos por parte de los poderes públicos. Nada mejor, en este momento, que concretar la «violencia» del 2 de mayo con las palabras que Benito Pérez Galdós puso en boca de un heroico anciano mientras los mamelucos derribaban las puertas de su casa:

“-Ánimo, hijas mías. No lloréis. En este día el llanto es indigno aún en las mujeres. ¡Viva España! ¿Vosotras sabéis lo que es España? Pues es nuestra tierra, nuestros hijos, los sepulcros de nuestros padres, nuestras casas, nuestros reyes, nuestros ejércitos, nuestra riqueza, nuestra historia, nuestra grandeza, nuestro nombre, nuestra religión. Pues todo esto nos quieren quitar. ¡Muera Napoleón!”

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA