Salir a la calle sin complejos y participar en cuantos actos haya convocados con motivo del Día de la Hispanidad no es sólo un tributo a la Patria que nos ha dado seña, ser y habla; que es también, hoy más que nunca, un modo de afirmarnos en nuestra gloriosa historia y en nuestras raíces más profundas

Mañana, 12 de octubre, España volverá a vestirse de gala. Todos cuantos la amamos con fe sincera e insobornable tendremos ese día motivos de sobra para lucir nuestra rojigualda, nuestro orgullo de pertenecer a una de las naciones más antiguas e influyentes de todo el orbe civilizado.
Demostrar esto sin complejos, salir a la calle y participar en cuantos actos haya convocados con motivo del Día de la Hispanidad no es sólo un tributo a la Patria que nos ha dado seña, ser y habla; que es también, hoy más que nunca, un modo de afirmarnos en nuestra gloriosa historia y en nuestras raíces más profundas. Tanto más cuando sabemos, sí, de nuestra secular contradicción -quizás hoy más aguda que nunca- entre laurel y ruina, entre historia y presente, en esta paradoja tan bien vislumbrada por Quevedo cuando clamó aquello de que “es más fácil, ¡oh España!, en muchos modos, / que lo que a todos les quitaste sola / te puedan a ti sola quitar todos”.
Por eso desde la Fundación DENAES os animamos a que este domingo de Hispanidad luzcáis orgullosos, en cualquier punto de esta gran nación, nuestra bandera nacional y propaguéis, tanto en lo privado como en lo público, vuestro incondicional amor a España. Seamos consecuentes.
FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA