Todos los grupos políticos «democráticos» decidieron rubricar un comunicado «ético» en el que, como ha venido siendo habitual, condenaban retóricamente este «atentado» de ETA en nombre de los «derechos humanos»; exactamente igual, suponemos, que hubiesen podido condenar también, por hipótesis, los asesinatos cometidos por parte de una banda organizada de psicópatas


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La semana pasada, tras el atentado terrorista contra la casa cuartel de la Guardia Civil en la ciudad de Villarreal (a la que algunos indocumentados insisten en llamar Legutiano) que costó la vida del agente de la benemérita Juan Manuel Piñuel, pudieron los grupos parlamentarios, sin duda que espoleados por la naturaleza «salvaje» y «brutal» de semejante «crimen contra la humanidad», recuperar la «unidad» perdida en la pasada legislatura por razón de la crispación prominente durante estos últimos años entre los dos grandes partidos nacionales. Como inmejorable exponente de tal «unidad» frente a la ETA, todos los grupos políticos representados en las Cortes decidieron rubricar un comunicado «ético» en el que, como ha venido siendo habitual, los partidos «democráticos» -incluyendo desde luego el PNV, EA, Aralar, Nafarroa Bai , CIU, ERC y otras fuerzas políticas que buscan el desmembramiento de la Nación española- condenaban retóricamente el «atentado» de ETA en nombre de los «derechos humanos» exactamente igual, suponemos, que hubiesen podido condenar también, por hipótesis, los asesinatos cometidos por parte de una banda organizada de psicópatas.

Pero hay más: dando muestras, ni que decir tiene, de dicha armonía en torno a los principios «éticos» perfectamente establecida, entre las diferentes fuerzas políticas españolas, todos los partidos «democráticos» (esto es: lo mismo los secesionistas que los «españolistas») reiteraban al día siguiente la condena del asesinato en el Parlamento autonómico de Vitoria (algunos estúpidos persisten en llamarla Gasteiz) e incluso convocaban, al efecto, una manifestación unitaria bajo el lema «Por la Libertad: ETA no». Mención esta a la «libertad» sin duda que gratuita y extraordinariamente confusa, pues por razones muy parecidas habrían podido exclamar tales «demócratas », «por la necesidad: ETA no», pero que servía evidentemente, en todo caso, para negarse a «mentar la bicha» que hubiese podido comprometer la «unidad» alcanzada por estos grupos políticos en el terreno de la «ética». Hay que decir, sin embargo, que la «bicha» fue efectivamente mentada por un ciudadano español anónimo en el funeral de Piñuel: «Has muerto por ser español, en una tierra en la que te puede costar la vida ser español».

Desde la Fundación DENAES queremos manifestar nuestra coincidencia con este ciudadano de la Nación española, puesto que también nosotros consideramos evidente lo enunciado por tal diagnóstico. Y es que, en efecto, a Juan Manuel Piñuel lo han matado, entre otras cosas, por su pertenencia a un instituto armado eminentemente nacional (puesto que su constitución se efectuó en las mismas fechas en las que también la propia Nación española quedaba establecida como tal) que siempre ha tenido como señalado timbre de gloria la consigna «todo por la Patria»: literalmente lo han asesinado por defender a España.

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA