En definitiva, «las calles del miedo» están en todas las ciudades españolas en las que, mientras una parte de la sociedad española vive amedrentada, el resto mira para otro lado. La prueba de esta indiferencia, la razón suficiente de que la complicidad con el terror es objetiva, es que el problema aún no está resuelto.


atenta.gifEste es el título de un reportaje publicado en El País este fin de semana (21/12/2008) en el que se muestra a las claras la cobardía, cuando no directa complicidad, ante la ETA que reina en el País Vasco (particularmente en la región guipuzcoana en la que asesinaron a Ignacio Uría). El reportaje coincide además con la publicación de un informe, a cargo de la Fundación de Víctimas del Terrorismo y dado a conocer este mismo fin de semana, en el que se cifran en 40.000 las personas afectadas por la «violencia de persecución» en Navarra y País Vasco (de una población total que no llega a los tres millones). 1000 de estas personas tienen que llevar escolta. Además hay que contar con la población que ha tenido que cambiar de residencia, amenazada, para instalarse en otras partes de España y que asciende a unas 400.000 personas.

Ahora bien, la tendencia en este tipo de estudios y reportajes es la de tomar como referencia, como unidad sociológica, al País Vasco y Navarra, como si el terrorismo afectase exclusivamente a estas dos regiones. Sin embargo el terrorismo se ejerce contra España siendo así que es España la unidad de referencia política que quiere ser fragmentada por aquellos que ejercen el terrorismo especialmente, ahora sí, en aquellas partes de España que se busca ver convertidas, con la secesión, en un todo nacional.

Tomando pues como referencia la unidad real, la nación española, el «miedo» está instalado en todas «las calles» de España, bien por omisión o por comisión, siendo así que la situación de cobardía es objetiva en España, no solamente en el País Vasco. Y es que cuando una parte, una región española, se ve infiltrada, penetrada, y penetrada además institucionalmente (municipal y autonómicamente), por el terrorismo, es el todo nacional el que queda complicado en la situación, afectando esta no solamente al País Vasco o Navarra. Es más, por afectar a Navarra y al País Vasco es por lo que la sociedad española queda completamente envuelta en el problema.

En definitiva, «las calles del miedo» están en todas las ciudades españolas en las que, mientras una parte de la sociedad española vive amedrentada, el resto mira para otro lado. La prueba de esta indiferencia, la razón suficiente de que la complicidad con el terror es objetiva, es que el problema aún no está resuelto.

Es España entera la que tiene que acabar con ETA, no es un problema de «los vascos».

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA