En los informativos se ha pasado de puntillas por cuestiones trascendentales como son la imposibilidad de que los niños españoles puedan ser educados en español en amplias áreas de la Nación, o cómo la Historia y Geografía españolas han sido sustituidas por sus correlatos autonómicos

Presente en todos los telediarios, la noticia de la incorporación de la infanta Leonor al Colegio Santa María de Rosales, ha servido para ilustrar la vuelta a las aulas de los niños españoles. Un regreso que, huelga señalarlo, se ha ajustado a los diferentes y diferenciales almanaques y programas educativos autonómicos.
«Hoy empiezo el colegio de mayores», dijo la Infanta a los periodistas, frase que ha servido a éstos para edulcorar con un toque emotivo la noticia del comienzo del curso escolar, y soslayar de paso un análisis profundo de la situación del sistema educativo español.
En los informativos se ha pasado de puntillas por cuestiones trascendentales como son la imposibilidad de que los niños españoles puedan ser educados en español en amplias áreas de la Nación, o cómo la Historia y Geografía españolas han sido sustituidas por sus correlatos autonómicos. De este modo se oculta el adoctrinamiento político, corriente ideológica que fluye bajo la llamada “inmersión lingüística”, que convenientemente administrado desde los pupitres, busca la construcción de naciones fraccionarias que encuentran su legitimidad en una alucinada historia-ficción de común denominador: su profundo odio a España, fuente de todo mal. El horizonte de un puesto de trabajo en las administraciones locales, que premian ante todo el dominio de la lengua vernácula por encima de cualquier otra cualificación, cierra el círculo comenzado en párvulos y “carga de razones” a aquellos que ven en los privilegios sobre otros compatriotas, la única oportunidad de medrar.
Tras lo expuesto, cabe preguntarse qué tipo de prensa es ésta que se ocupa de aspectos tan irrelevantes como las emociones experimentadas por padres y alumnos, sean estos o no pertenecientes a los más distinguidos linajes, a las puertas de los colegios tras el largo período vacacional. Pues ¿no debería ser la crítica, la criba, en lugar del sectarismo, la herramienta propia de estos medios de información? O por el contrario, como más bien parece, ¿no estarán dichos medios asumiendo, cuando no contribuyendo enteramente, a la tan cacareada estructura plurinacional, paso previo e indispensable a la destrucción de la nación española?
Por todo ello, desde la Fundación DENAES, instamos a los ciudadanos, pues los partidos políticos, salvo honrosas excepciones, parecen proyectar toda su energía en tener la mayor presencia posible sobre las moquetas de nuestras instituciones, a reivindicar, desde plataformas cívicas, el derecho a que nuestros hijos pueden estudiar, en español, una Historia veraz de nuestra nación que desmorone, al menos en el plano de las ideas, el trampantojo nacionalista.
FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA