Una renuncia y aun una complicidad activa, por omisión e incluso por acción, que resulta tanto o más grave en el caso de un partido político que detenta el gobierno de la nación y que, por lo tanto, dispone de los instrumentos constitucionales adecuados para revertirlas


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El 37 Congreso Federal del Partido Socialista Obrero Español, celebrado este fin de semana en Madrid, ha deparado, como por otro lado no podía realmente ser menos, una nueva confirmación del desdén que los dirigentes de este partido vienen manifestando constantemente ante cualquier iniciativa en defensa de la nación española. Un desdén que resulta muy propio, al parecer, del pánfilo e indefinido armonismo que envuelve ideológicamente los planes y programas de la “izquierda socialdemócrata” española (“mi patria es la humanidad”, “el concepto de nación es discutido y discutible”, etc., etc.) y que, en todo caso, comenzaría a encubrir un cinismo tan inaudito como vergonzoso cuando se procede, simplemente, a proyectar la propia “dejación de responsabilidades” sobre terceros.

Y es que, en efecto, el presidente Rodríguez, en su intervención del sábado ante los delegados congresuales y al hilo del “Manifiesto en defensa de la lengua española” auspiciado por un grupo de “intelectuales” cercanos a UPD, pudo reprochar a la “derecha” (esto es, suponemos, no tanto a la propia UPD cuanto al Partido Popular) una supuesta voluntad de “apropiación” respecto de aquello -el idioma español- que “pertenece a todos” (se sobreentiende: a todos los españoles); una voluntad que, según las palabras del presidente, resultaría paralela a la instrumentalización que el PP habría realizado en la pasada legislatura de otros “símbolos” comunes (la bandera nacional por ejemplo, pero también el himno, etc.) bajo la coartada, al parecer falaz, de la amenaza de ruptura que pesaría sobre la propia nación en algunas partes de su territorio. Ahora bien, si es cierto que el PP ha “monopolizado” tales “símbolos”-y ello, por cierto, más bien indecisa, tímidamente-, esta circunstancia sólo ha podido deberse, y de ahí el cinismo de la denuncia pronunciada por ZP, a la abierta, la expresa renuncia de la defensa de los mismos por parte del PSOE. Una renuncia y aun una complicidad activa, por omisión e incluso por acción, con dichas amenazas que resulta tanto o más grave en el caso de un partido político que detenta el gobierno de la nación y que, por lo tanto, dispone de los instrumentos constitucionales adecuados para revertirlas.

Sin embargo, y como pretendiendo con ello “negar la mayor”, los señores delegados del Congreso “federal” del Partido Socialista han dispuesto -así se ha dicho en el propio congreso- que en ningún lugar de España está amenazada la lengua española puesto que la propia Constitución supone -no sabemos en virtud de qué clase de canales mágicos- una garantía más que suficiente de su permanencia en todas las regiones y que el modelo catalán de “integración lingüística” resulta ejemplar a este respecto.

Ante semejantes manifestaciones, desde la Fundación DENAES no podemos menos que declarar nuestra firme voluntad de continuar, si fuera preciso, “monopolizando” la defensa de lo que en efecto, es de todos.

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA