No podemos, por tanto, sino reprobar la última ocurrencia de la señora Sinde, por mucho «alzamiento de ceja», «intelectuales» y «gentes de la cultura» que la respalden.

Las palabras pronunciadas durante la última comparecencia de doña Ángeles González-Sinde en el Congreso, han supuesto una sorpresa para los españoles que todavía conservan un ápice de capacidad de asombro.
Levantándose de su escaño, la egregia cineasta afirmó que su presencia en la Cámara Alta no respondía a su carácter de ministra de Cultura de España. Muy al contrario, doña Ángeles, liberándose del constreñimiento de tal cargo, se erigió en «ministra de las Culturas de España», y ello motivado, según se pudo oír de sus propios labios, porque «en política, como en la vida, la sensibilidad se traduce en iniciativa, en no saber conformarse» (sic).
En un alarde de innovación del que debiera tomar buena cuenta la ministra del ramo, Cristina Garmendia, el anticuado Ministerio de Cultura se vuelve plural y diverso por voluntad de la señora González-Sinde.
En una semana en la que el disparate y la estupidez han copado los titulares de los periódicos, con Leire Pajín a la cabeza de la estulticia, esta afirmación debería pasar inadvertida, no obstante, desde DENAES hemos de denunciar la gravedad implícita en semejante giro ministerial.
Ignoramos si la Sinde conoce la obra de Tylor, ni si es capaz de discernir entre los diversos sentidos de la palabra «cultura». Más bien nos inclinaremos a suponer que la susodicha política, está cautiva del llamado Mito de la Cultura. Sea como fuere, lo que subyace tras sus indoctas declaraciones, es la convicción de que la así llamada «cultura», no irá referida a la cultura subjetiva, esto es, al aprendizaje o enseñanza de la que se ocuparía su compañero de bancada, el ex fraile corazonista Ángel Gabilondo (repárese en la condición celestial de los nombres de ambos ministros), sino a algo más oscuro, la cultura objetiva o sustantiva, el espíritu de los pueblos que comenzó a soplar en la Alemania del XIX hasta dar sus frutos en los crematorios de Auswitch.
Cierto es que no creemos que ningún miembro del Gabinete Zapatero abogue por semejantes «desarrollos culturales», mas no podemos dejar de sospechar que la «ampliación» ministerial iría en la línea del reconocimiento de otras culturas sustantivas, las apoyadas por los reaccionarios y antiespañoles partidos nacionalistas de cuyo ideario se alimenta el actual PSOE.
No podemos, por tanto, sino reprobar la última ocurrencia de la señora Sinde, por mucho «alzamiento de ceja», «intelectuales» y «gentes de la cultura» que la respalden.
FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA