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El viernes pasado, 4 de abril, se inauguró en Berlín la primera delegación del gobierno autonómico de Cataluña en el exterior (lo que de modo cómplice y complaciente se suele llamar “Govern”). Con ocasión de este acto se habló de una “nueva etapa” por la que Cataluña mantendrá relaciones de “alto nivel” con gobiernos extranjeros dándole prácticamente a la delegación el tratamiento de “embajada”. En efecto, y siguiendo las directrices del nuevo Estatuto de Cataluña (que aún permanece recurrido en los tribunales, recordemos, pendiente de ser aprobada o no su constitucionalidad), el vicepresidente de la Generalidad de Cataluña, José Luis Pérez Carod, aprovechó esta oportunidad que le brindan tanto el “Gobierno de España” como el Gobierno alemán (“Die Bundesregierung”) para mostrar, así lo ha dicho, la “ambición nacional” con la que gobierna la Generalidad como consecuencia del impulso que le proporciona ERC: “Se trata de una diplomacia sin Estado que pretende convertir a Catalunya en un actor más de la escena internacional para facilitar así su reconocimiento”, declaró.

En efecto ERC actúa de facto, y prácticamente todas las fuerzas políticas parlamentarias se lo permiten, como si aquella famosa fórmula de Maciá, de 1931, la de la “República catalana” (que repitió Companys en 1934), funcionase de hecho (se supone restaurada con la vuelta de Tarradellas), sorteando y pasándose a España literalmente por el forro.
Este señor que, como es sabido, había dimitido por negociar en Perpiñán con la ETA durante la anterior legislatura del mismo cargo que actualmente ocupa, tan solo fue replicado por el representante de Ciudadanos, el diputado del parlamento catalán José Domingo, que mostró su disconformidad porque en la inauguración de la nueva Delegación no ondease (junto a la señera) la bandera española (que Carod dijo, displicentemente, que se encontraba en la “lavandería”), ni tampoco sonase el Himno Nacional (y sí, naturalmente, Los Segadores).

Por supuesto el “Gobierno de España” nada dijo acerca de esta “nueva etapa” abierta con la nueva delegación, situada en el número 18 de Charlottenstrasse del distrito Newspaper Area (en el mismo lugar donde se encuentran las dependencias del Consorcio de Promoción Comercial de Cataluña y del Instituto Catalán de les Industrias Culturales) y que será dirigida por un sujeto, llamado Martí Estruch, que habla en alguna publicación de las relaciones entre Cataluña y en resto de España en términos de colonia-metrópoli.

Mientras esto ocurre, insistimos, con el consentimiento del Gobierno de España (el PSOE ve en la estructura de los länder alemanes la estructura federal que quiere para España), el PP habla de desarrollar por su parte un “catalanismo constitucional” en Cataluña, distanciándose de todo “españolismo radical”. Parece ser que tan solo Ciudadanos y UPyD mantienen posiciones menos condescendientes con el secesionismo rampante.

Esto debe ser, en definitiva, lo que significa regresar al “corazón de Europa” para Rodríguez Zapatero: primero “regresa” Cataluña, después el País Vasco… y así hasta 17. Por supuesto, el Bundesregierung, encantado.

En mayo se inaugurará otra delegación de Catatuña en Londres, en julio en París, pronto en Nueva York. Es lo que tiene la “normalidad institucional”…

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA