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De las recientes noticias sobre cuestiones sobresalientes del 37º Congreso Federal del PSOE, queremos destacar hoy en nuestro editorial, precisamente, las que tienen que ver con el aborto y la eutanasia.

No es casualidad que los temas que se han venido reconociendo por el humanismo viscoso de la socialdemocracia como “asuntos sociales” y que con la reforma ministerial del nuevo gobierno han adquirido ya el rango de “cartera”, no es casualidad, decimos, que semejantes rótulos hayan ocupado, por derecho, las “mentes pensantes” del PSOE de Zapatero.

Se dice que, como contenidos polémicos, han sido utilizados en este Congreso para marcar las diferencias con un PP decidido a desdibujarse en el “centro”, al mismo tiempo que sensibilizar a las gentes de “la izquierda” que se identificarían con sus ya tradicionales marchamos –no en vano Llamazares ha hablado de “lifting de izquierdas”.

Pero lo que es evidente, en cualquier caso, es que el Partido Popular no ha querido o no ha sabido responder directamente, utilizando esos “principios y valores” que tanto han encarecido en su pasado Congreso, a las llamadas “ampliaciones de derechos” que Zapatero está dispuesto a concedernos a los españoles. Por el contrario, hemos podido escuchar de los dirigentes populares, en referencia a la revisión de la ley del aborto y la regulación del “derecho a una muerte digna” –expresión oscura y confusa donde las haya-, críticas tan débiles como que el PSOE adopta posiciones “de izquierda radical”, o que sus propuestas se utilizan como “maniobras de distracción” para no hablar de la economía.

Y sin embargo, a aquellos que creen que con estas medidas se anuncian la Razón y el Progreso, se les puede decir que tanto la llamada “ley de plazos” para el aborto -que evita toda responsabilidad del Estado en el mantenimiento de las familias-, como la eutanasia y el suicidio asistido –a la postre eliminación de quienes no cumplen con los requisitos de una supuesta “calidad de vida” standard-, son precisamente las dos formas más drásticas, cuando no brutales, de eliminar esos “gastos sociales” que Zapatero tanto cacarea.

Desde la Fundación DENAES para la Defensa de la Nación Española denunciamos estas propuestas por constituir las medidas propias de una sociedad política en profunda decadencia. Una decadencia a la que conduce necesariamente el modelo del Estado del Bienestar que, sin embargo, no tiene niños y se deshace de sus ancianos.
Esperemos que los españoles no se dejen embaucar con el mito de la izquierda y rechacen la denominación de “vanguardistas” para leyes que recuerdan a la eugenesia del nazismo.

FUNDACIÓN DENAES, PARA LA DEFENSA DE LA NACIÓN ESPAÑOLA