Por su interés, reproducimos la comunicación presentada por Dña. María Teresa López Álvarez, Diputada Nacional de VOX por Ceuta, y D. Juan Sergio Redondo Pacheco, Diputado de VOX Asamblea de Ceuta, en el I Encuentro Frontera Sur. “Inmigración ilegal e islamismo”. Las Palmas de Gran Canaria. 5 y 6 de noviembre de 2021 

Antecedentes.

El término Frontera es definido, en Derecho Internacional, como la línea que marca el límite exterior del territorio de un Estado, es decir, la línea que determina el ámbito espacial donde un Estado ejerce su soberanía con exclusión de otros, delimitándose, de este modo, sus competencias internacionales.

Hecha la aclaración con la intención de situar mi intervención en su adecuado contexto, debemos decir, que Ceuta y Melilla, ciudades vinculadas históricamente a la Península, son fronteras de Occidente y Europa, con el Magreb desde el siglo XV, siglos antes de la propia constitución de Marruecos como Estado y sujeto de derecho internacionalmente reconocido.

En este sentido, cabe destacar, que la reivindicación ejercida por el Reino de Marruecos, sobre ambas ciudades españolas, carece de fundamentación jurídica, política o histórica alguna, no pudiéndose en absoluto equipar, a la reclamación que España sostiene sobre el usurpado territorio británico de Gibraltar, ocupación de carácter colonial reconocida y denunciada incluso por la propia ONU.

Aun así, el tradicional cuestionamiento que las autoridades alauitas han hecho de la soberanía española sobre Ceuta y Melilla, unido a la belicosidad de las tribus circundantes, han imposibilitado históricamente la existencia de unas relaciones transfronterizas de carácter pacífico o amistoso, ocasionando este hecho, una intermitente conflictividad fronteriza que, sin duda, ha marcado y condicionado profundamente las relaciones entre España y Marruecos hasta nuestros días.

Unas relaciones hispano-marroquíes complicadas y especialmente agravadas por la visión distorsionada que el gobierno español ha tenido por lo general sobre la realidad política marroquí, a quienes erróneamente se les ha considerado socios o amigos, por la ausencia de un verdadero análisis sobre cómo se configuran los intereses socioeconómicos y geoestratégicos del Reino de Marruecos en la zona del Estrecho y por supuesto debido a la existencia de una política exterior totalmente dependiente de terceros.

Factores todos ellos que han venido a debilitar en grado sumo, la posición de España en la defensa de sus territorios norteafricanos, permitiendo que Marruecos se vea en disposición, no ya solo de cuestionar nuestra soberanía, sino de tomar la iniciativa a la hora de poner contra las cuerdas a las autoridades españolas, en su intención, de llevar a ambas ciudades, a un colapso migratorio que provoque esa quiebra demográfica tan necesaria para acelerar el proceso marroquinizador que incline la balanza en favor de los intereses anexionistas marroquíes para con ambas ciudades.

Situación Política, Social y Económica de Ceuta.

Mientras tanto la situación política, social y económica de las ciudades de Ceuta y Melilla, han estado supeditadas, por lo general, a su compleja realidad fronteriza, a la hostilidad de sus vecinos, a cierto aislamiento y por supuesto a la falta de una política definida y decidida de los sucesivos gobiernos españoles, acostumbrados a tratar con verdadero desinterés, los graves problemas que aquejan a estas ciudades. Siempre más preocupados por no molestar al beligerante vecino del sur, que en dar unas soluciones que, en la mayoría de los casos, pasan, irremediablemente, por el enfrentamiento o confrontación con el Reino de Marruecos.

Ceuta y Melilla, son ciudades que pesar de su reducida extensión, 19 y 12 km2, respectivamente, cuenta con un gran valor geoestratégico y económico, al encontrarse situadas en una zona especialmente sensible, no ya solo por la conexión entre Europa y África, sino por ser vía de transito marítimo y eje de confluencia económica y comercial entre Occidente y Oriente.

A pesar de ello, la tradicional y ya aludida falta de criterio y proyecto político de España para su región norteafricana, ha condenado a ambas ciudades a una endémica crisis económica de carácter estructural que viene lastrando desde hace décadas su desarrollo y las posibilidades laborales de una población que en Ceuta oficialmente asciende a unas 83 mil personas censadas y en Melilla a unas mil más.

Ciudades que cuentan con una elevada densidad de población, resultado de incontrolados procesos migratorios procedentes de Marruecos que provoca, a su vez, que estas tengan unas tasas de paro de las más elevadas del país, en relación con la media nacional, al contar esta población de origen marroquí, por lo general, con elevados porcentajes de personas sin formación o cualificación profesional

Por otra parte, la ausencia de una explotación definida y sostenible de los recursos naturales presentes en ambas ciudades, han venido limitando hasta el momento cualquier posibilidad de autonomía económica, quedando Ceuta y Melilla particularmente dependientes de las remesas presupuestarias enviadas directamente desde el Estado, y con formas de empleo fuertemente subsidiado y dependiente del sector público.

Destacándose una actividad económica principal, hasta el reciente cierre fronterizo ocasionado por la pandemia, orientada al comercio “atípico” transfronterizo, esencialmente contrabando, con Marruecos, con un sector servicios destinado a dar cobertura a una importante población funcionarial y un puerto destinado principalmente al tránsito marítimo de pasajeros. Quedando desvinculadas de sus potenciales áreas económicas y de desarrollo peninsular, algo que ha generado y genera graves problemas y en cierto modo, ha potenciado el declive comercial de estas ciudades y su progresiva marroquinización económica.

La Presión Migratoria como arma política del Reino de Marruecos. España y la UE.

Como ya hemos apuntado, la inmigración masiva e irregular ha sido uno de los factores que más ha perjudicado la estabilidad y el desarrollo de Ceuta y Melilla en las últimas décadas, poniendo en jaque su propio equilibrio demográfico.

Ser frontera con el tercer mundo lleva asociada en primera instancia está consecuencia. Ahora bien, las políticas de puertas abiertas implementadas por la Unión Europea en materia de inmigración y asumidas en su plenitud por España, han complicado en extremo la situación migratoria en ambas ciudades, pasando a lo largo de estos años de ser receptoras de una inmigración fundamentalmente magrebí, a ser puerta de entrada y campamentos improvisados de toda la inmigración procedente del continente africano.

Incomprensiblemente España no se ha tomado este problema con el interés que la magnitud del mismo requería, actuando de manera improvisada y sin criterio cuando la situación se desbordaba o entregando a terceros, la responsabilidad sobre las cuestiones migratorias que al gobierno español le correspondía resolver. Convirtiendo precisamente a Marruecos, como su principal valedor en materia de control migratorio y seguridad fronteriza. Aquí podríamos decir aquello de «poner al zorro a cuidar el gallinero».

Marruecos ha utilizado está prerrogativa otorgada por España y en general por la Unión Europea para diseñar un verdadero programa político y económico de presión sobre españoles y europeos, en aras de sacar todo tipo de prebendas y acuerdos políticos ventajosos, incluso como eje fundamental de su estrategia expansionista. Haciendo uso de la inmigración propia y subsahariana como elemento con el dinamitar la seguridad y colapsar asistencialmente no solo las ciudades de Ceuta, Melilla sino también las Islas Canarias y buena parte del sur peninsular.

Numerosos acuerdo bilaterales y multilaterales han sido los que se han firmado con Marruecos en materia Migratoria en los últimos 25 años y astronómicas las cantidades económicas en recursos y equipos que se les ha hecho llegar a los alauitas, todo ello papel mojado y a fondo perdido, pues como se pudo comprobar el pasado 17 mayo durante la invasión orquestada de miles de súbditos marroquíes sobre Ceuta, Marruecos abre o cierra la puerta a la inmigración en función de sus intereses particulares, al margen de cualquier acuerdo o tratado que tenga con España o la UE. 

A tenor lo de expuesto tenemos argumentos suficientes para aseverar que tanto España como la Unión Europea están siendo extorsionadas en todo este asunto y de forma deliberada por el Reino de Marruecos y desde los sucesos de mayo en Ceuta, ya no puede albergarse duda alguna.

España no debe permanecer impasible ante unos hechos de especial gravedad y que obligan a replantear toda nuestra política en las relaciones con un país, Marruecos, que no tiene ningún interés por mantener relaciones amistosas y sinceras con España, y que cada vez se muestra más desafiante y agresivo en su política expansionista regional que afecta de lleno a nuestra soberanía en Ceuta y Melilla, pero también a la territorialidad de las Islas Canarias.

En toda esta cuestión migratoria debemos ser realistas y especialmente conscientes de que Marruecos no es una nación amiga, que acumula intereses diametralmente opuestos a los de España y que, además, carece de los recursos éticos y morales necesarios para ejercer de filtro de la inmigración, algo constatado en toda su extensión en el simple hecho de que la mayoría de los menores extranjeros no acompañados no sean subsaharianos sino, precisamente, súbditos marroquíes.

Marruecos no puede, no debe, ser el “gendarme” español o europeo de la inmigración africana. Es España y la Unión Europea quienes de manera decidida y sin complejos deben asumir directamente el control y la responsabilidad sobre la inmigración y la seguridad de sus fronteras y no externalizar una cuestión tan seria y delicada sobre un país que, como el Reino de Marruecos, ha demostrado carecer de moralidad, humanidad y sin duda alguna lealtad para quienes lo han tratado como socio y amigo.

Propuestas de actuación y contención. OTAN. Frontex. VOX.

Como decimos, la invasión de las fronteras terrestres y marítimas de España en África continúa, pasando de silenciosa a escandalosa. Con terceros países haciendo uso del problema migratorio como punta de lanza de esta invasión. Marruecos no cesa en sus pretensiones, es más, se muestra más arrogante y agresivo que antaño, entendiendo el diálogo y la negociación, como meros gestos de la debilidad de sus interlocutores, que deben ser aprovechados siempre en su beneficio y para sacar ventaja de la situación.

España debe reaccionar, y mostrarse mucho más contundente en la exigencia del cumplimiento de los acuerdos y del derecho internacional, y no solo España, también la UE.

Europa debe exigir a Marruecos, o en su caso forzar, que cumpla con sus compromisos firmados, endureciendo las sanciones cuando estos sean violentados o usados como meros instrumentos de chantaje. Es totalmente incomprensible e injustificable la agresividad y la imposición de sanciones arbitrarias, mostrada por las instituciones europeas con naciones democráticas y respetuosas con el derecho de las naciones, como Polonia y por contra, observar la tibieza y el consentimiento con la que está se dirige a quién directamente utiliza la inmigración para violentar nuestras fronteras y utiliza a sus ciudadanos como simples instrumentos de su política chantajista.

La Naciones tienen derecho a defender su soberanía y sus fronteras y a contar con la solidaridad de sus socios internacionales cuando estás son forzadas, siendo por lo tanto necesario y exigible, por un lado, la contundencia en su respuesta a la agresión por parte de la nación agredida y por otro, la colaboración política, jurídica, policial, militar, de sus socios y aliados.

Actuando Frontex como piedra angular desde la que articular la una verdadera política de seguridad de todas y cada una de las fronteras exteriores de la Unión y muy particularmente de las fronteras de Europa con los países del Magreb.

En VOX así lo hemos entendido y nuestra acción ha estado en todo momento dirigida a aportar la soluciones y propuestas destinadas a garantizar la defensa y la integridad del territorio nacional ya sea en Ceuta y Melilla como en el archipiélago canario.

El control efectivo de nuestras fronteras como eje fundamental de la protección de nuestra soberanía en nuestros territorios norteafricanos. Nuestra propuesta de barreras físicas y psicológicas que impidan el asalto fronterizo y protejan a nuestros cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, así como la militarización terrestre y naval de las fronteras terrestres y marítimas con Marruecos han sido argumento recurrente en nuestras propuestas en el Congreso y Senado.

Nuestra defensa de propuestas destinadas a la puesta en marcha de un protocolo ágil, inmediato y eficaz de expulsión y repatriación de ilegales, en base a los acuerdos suscritos con los países exportadores de inmigración que posibilite las devoluciones en frío o en caliente de quienes entren ilegalmente en nuestro país, evitándose con ello el pernicioso efecto llamada producido por las actuales políticas en materia Migratoria implementadas por España y por la UE. Denunciando incansablemente el negocio de las mafias y de cantidad ingente de ONG y asociaciones de todo tipo que viven del mega negocio de la inmigración y del tráfico de seres humanos.

Y por último la permanente reclamación que desde Vox venimos realizando para que la OTAN proceda a la inclusión de las ciudades de Ceuta y Melilla dentro de su paraguas defensivo, reforzando la cooperación internacional en materia de seguridad y defensa en el Magreb y actuando como mecanismo disuasor ante las pretensiones anexionistas marroquíes.

Una acción basada en el sentido común, en el respeto al derecho nacional e internacional, propio de las naciones civilizadas, y que ha sido plasmado formando eje vertebrador de la misma, en nuestra Agenda España, donde la defensa de nuestra soberanía, la seguridad fronteriza y la lucha contra la inmigración ilegal tienen un tratamiento prioritario y preferencial.

Consideraciones finales.

Hecha la exposición podemos concluir que las fronteras de España y por ende de Europa en las ciudades de Ceuta y Melilla, son el resultado de una historia compleja, llena de avatares políticos, sociales y económicos que han fraguado su configuración actual.

Unas fronteras amenazadas y especialmente vulnerables como consecuencia de la prolongada desidia y desinterés al que las han sometido los sucesivos gobiernos españoles durante décadas.

Fronteras que se caracterizan por tener un difícil control, lo que las hace potencialmente permeables, viéndose durante años ampliamente superadas por un tráfico comercial transfronterizo opaco y de dudosa legalidad que puso en jaque la seguridad de ambas ciudades, haciéndolas más inseguras, permitiendo un flujo humano descontrolado y su asentamiento ilegal en estas, llegando a colapsar sus servicios. Todo ello sostenido y alentado desde un Reino de Marruecos que siempre ha visto la apertura y falta de control de estas fronteras como una oportunidad para sus intenciones anexionistas.

La pandemia trajo consigo el cierre fronterizo, de una frontera que ya estaba siendo utilizada abiertamente por Marruecos para asfixiar y colapsar económicamente a unas ciudades que durante años habían sido abocadas por los gobiernos de España a volcar su futuro económico hacia su malintencionado vecino del sur. Un cierre que paradójicamente se tornó en oportunidad y que puso de relieve las infinitas posibilidades que Ceuta y Melilla tienen cuando miran y se vinculan a su entorno peninsular.

Marruecos entendió que una frontera cerrada perjudicaba sus intereses más que el de las ciudades españolas que buscaba asfixiar, y optó por la vía de la fuerza orquestando una verdadera invasión humana. Esté hecho supuso un punto de inflexión en las relaciones hispanomarroquíes, demostrando que es prácticamente imposible unas relaciones de buena vecindad con quiénes solo buscan anexionarse el territorio por la vía de los hechos y que el futuro de esa frontera pasa por mantenerse cerrada sine die, hasta que Marruecos reconozca explícitamente nuestra españolidad y la soberanía de España en ambas ciudades. Cuestión que pondría de manifiesto sus buenas intenciones, posibilitando de este modo una reapertura fronteriza, algo que también debemos decir, dudamos que vayan a hacer.

Sin duda tras esto se abre una nueva etapa en las relaciones con un Marruecos mucho más agresivo en su política exterior y que se rearma a marchas forzadas, no se sabe muy bien con que intenciones. España debe actuar de manera decidida y contundente en su frontera sur, al igual que Europa, exigiendo y velando por el cumplimiento de los acuerdos firmados y del derecho internacional.

En VOX Ceuta asumimos que solo una política fuerte y decidida con quién no respeta nuestras fronteras y fomenta la inmigración ilegal, puede garantizar nuestra integridad territorial, el respeto a nuestra soberanía y a los derechos humanos, y a esa tarea nos dedicamos con ahínco en nuestra actual labor parlamentaria.

Una realidad incuestionable es que el crecimiento del proceso invasivo de inmigración ilegal a España no cesa, estando potenciado y alentado por el actual Gobierno social comunista. Haciéndose fundamental un urgente cambio político que de un giro de 360 grados al actual efecto llamada, anule las expectativas anexionistas marroquíes y evite en definitiva el asalto y expolio que la inmigración ilegal está provocando en nuestra Nación.