Desde la Fundación Denaes queremos presentar una imagen del etarra Arnaldo Otegui más en contexto, alejada de las loas y enaltecimiento que, sin recato alguno, realizan medios de comunicación e incluso instituciones españolas que le invitan a sus parlamentos para darle la palabra


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Es bien conocida la insistente presencia de la figura del etarra Arnaldo Otegui, en diversos lugares y medios de comunicación. Poco después de cumplir condena por su intento de recomponer la cúpula de ETA, Otegui no tardó en realizar toda una serie de exhibiciones de fuerza en diversos lugares, como el conocido Velódromo de Anoeta, donde ya ha manifestado su expresa voluntad de formar un frente común contra España, al que se sumen las batasunizadas CUP. Pero, volviendo atrás en el tiempo, si miramos al pasado mes de abril, encontraremos una entrevista realizada por uno de los subproductos de la corrupción de nuestra democracia coronada, el periodista Jorge Évole, más conocido como «El Follonero», quien ya tiene experiencia en entrevistar etarras (recordemos su entrevista, hace aproximadamente un año, al sanguinario etarra Ignacio Recarte, autor de un triple crimen al hacer estallar un coche bomba en Santander en 1992).

Ni corto ni perezoso, Évole decidió darle la voz, qué original, a un Otegui encantado de haberse conocido. Como suele ser habitual, el batasuno presumió de su vida en la banda terrorista separatista vasca y no dudó, con el cinismo que caracteriza a sujetos de su calaña, en echar balones fuera ante las preguntas comprometidas. Así, cuando Évole, en un arranque de crítica, le preguntó qué estaba haciendo cuando el concejal del Partido Popular Miguel Ángel Blanco fue asesinado por sus «camaradas» etarras, ni corto ni perezoso afirmó que estaba disfrutando de un fin de semana en la guipuzcoana Playa de Zarautz. Ante la sorpresa de Évole, Otegui se defiende afirmando una mentira redomada: «¡Es que yo no sabía que lo iban a matar!».

Por supuesto, para proseguir por el mismo camino, Otegui no dudó en afirmar que ETA no buscaba asesinar cuando ponía bombas en lugares como supermercados o centros comerciales. Ante la interpelación de «El Follonero», Otegui afirmaba que buscaban sólo provocar daños materiales, los «accidentes mortales» que el nefasto Presidente Zapatero señaló en el cénit de su negociación con ETA, justo cuando fueron asesinados dos ciudadanos ecuatorianos en la T4 del Aeropuerto de Barajas. Otegui tampoco condena el terrorismo, pues le supondría reconocer que «nos han ganado, nos han humillado». Y ya se sabe que ahora la paz que disfrutamos es la de la victoria de ETA. Asimismo, el líder batasuno sorprendió a muchos al elogiar al nefasto ex Presidente socialista del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, de quien afirmó que era uno de los responsables de la paz en el PaísVasco, añadiendo que: «No sé si le hago mucho favor al decirlo». Pues la verdad que no, Otegui…

Eso sí, afirmó que si ETA no se ha desarmado aún es porque la Guardia Civil «se empeña en controlar los zulos». Otegui nos toma por imbéciles: ¿de verdad piensa que los españoles que aún no estamos suficientemente atontados con toda la propaganda recibida durante años sobre «la paz» y las bondades de ETA, vamos a creernos que en cuanto las fuerzas de seguridad españolas dejen de vigilar a los etarras, la organización se desarmará y se disolverá como por arte de magia?

Frente a este enaltecimiento de un terrorista, tenemos como contrapunto al guardia civil Alfonso Sánchez, actual Presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), tras su elección el pasado mes de abril, justo cuando Otegui presumía de su vida criminal ante «El Follonero». Víctima del terrorismo (aún le duele la metralla que lleva en el brazo y en el costado, producto del atentado que sufrió en 1985 perpetrado por el Comando Madrid), el sucesor de Ángeles Pedraza evocó hace unos días en una entrevista el dolor aún mayor que le supuso la derogación de la denominada «doctrina Parot», que provocó que tres de los etarras condenados por el atentado que sufrió él salieran de inmediato a la calle. Sánchez no ahorra críticas para estos cuatro años de gobierno del Partido Popular, en lo referente al continuísmo de la política de Zapatero en materia antiterrorista, al poner «en libertad a un centenar de terroristas», aunque considera que la AVT debe centrarse en las causas que tiene abiertas en la Audiencia Nacional contra los crímenes de ETA aún sin resolver, alrededor de trescientos.

Sánchez también recuerda el brutal crimen etarra cometido en la Casa Cuartel de Vic, justo hace ahora 25 años, que segó la vida de cinco inocentes criaturas, y que la «nueva política» que considera Barcelona y Cataluña como su coto particular, ni se dignó a recordar en forma. El Presidente de la AVT menciona, a propósito del recibimiento con honores ofrecido a Arnaldo Otegui en el Parlamento Catalán que «de la basura ni me ocupo», al tiempo que considera semejantes honras «historias que me parecen desfasadas en el tiempo, en el sentimiento y en todo»; en suma, «algo nefasto no solo para las víctimas del terrorismo, sino también para España». Y es que estas loas a Otegui son una muestra del blanqueamiento que la ETA y el separatismo en general están recibiendo en toda nuestra Nación, tildando a los etarras de «presos políticos» o incluso injuriando a la policía española con el bochornoso espectáculo propiciado por la «nueva política» en los pasados carnavales celebrados en Madrid con los títeres que portaban la pancarta de «Gora Alka ETA».

El Presidente de la AVT no duda en calificar de «aberración» un espectáculo tan grotesco y además dirigido a los niños, resultándole aún «más doloroso» que meses después, «vengan a restregárnoslo por los hocicos a las víctimas y amparados por la portavoz del Ayuntamiento de Madrid», en referencia al actor Alberto San Juan, que en defensa de los titiriteros encausados representó una función teatral donde se profirió el «Gora Alka ETA». Por eso mismo, la AVT ha presentado en la Audiencia unas diligencias para que se llamará también a Alberto San Juan.

Respecto al presunto fin de ETA que, según Otegui, no se disuelve porque se la sigue vigilando, Sánchez es claro: «No está acabada, está ahí». ETA no ha entregado las armas y no lo va a hacer, y si no lo hace es porque no tiene intención de disolverse. Es más, el día que aquí no se haga lo que ellos quieran, volverán a las armas». Esto es, con buen criterio, Sánchez, usando de su amplia experiencia en su servicio como Guardia Civil en el País Vasco, sabe perfectamente que las añagazas de Otegui no buscan sino confundir a la opinión pública y justificar una posible vuelta a las armas de la organización terrorista separatista vasca: como la Guardia Civil y otros cuerpos de seguridad españoles siguen presionando a ETA, dirá Otegui, entonces estará justificado que ésta no sólo no se disuelva, sino que vuelva a actuar cuando la situación lo propicie.

Sánchez va más allá: afirma que «En los años de Aznar, ETA estaba asfixiada, iban cayendo comandos, pero a ETA se le ha dado oxígeno: mucho en las dos legislaturas de Zapatero y en esta legislatura también». Esto es, la política seguida con la banda terrorista durante más de una década hasta nuestros días sólo ha servido para poner un parche y permitir una apariencia de tranquilidad, que saltará por los aires en cuanto el separatismo vasco se rearme desde las instituciones, algo que ya está haciendo gracias a la legalidad con la que puede presentarse a las elecciones…

Desde la Fundación Denaes queremos presentar una imagen del etarra Arnaldo Otegui más en contexto, alejada de las loas y enaltecimiento que, sin recato alguno, realizan medios de comunicación e incluso instituciones españolas que le invitan a sus parlamentos para darle la palabra. Sirvan como contrapunto las palabras del flamante Presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, Alfonso Sánchez, para darnos cuenta de lo que supone semejante «blanqueamiento» de la imagen de Arnaldo Otegui: la preparación para una nueva etapa donde la amenaza separatista, incluyendo por supuesto a la ETA, vuelva a la escena política con la misma fuerza de siempre.

Fundación Denaes, para la Defensa de la Nación Española.