La inmigración no es un fenómeno inocuo; tiene consecuencias en la salud del tejido nacional.


inmi380.jpgLas cifras de inmigración publicadas por el Gobierno han despertado una considerable polémica porque distorsionan de manera demasiado evidente la realidad. La inmigración es un fenómeno complejo que no admite juicios superficiales y que exige responsabilidad, sensatez y sentido del matiz. Estas exigencias afectan, muy en primer lugar, a los gobiernos en todos los niveles de gestión, pues son ellos los que tienen que encauzar el fenómeno de manera que sus aspectos negativos no predominen sobre los positivos y, muy especialmente, de manera que la entrada masiva de población foránea no desestabilice los equilibrios sociales, culturales o económicos en el interior de la nación. Desde este punto de vista, nuestros poderes públicos están prestando un flaco servicio a la sociedad española y a los propios inmigrantes: con un discurso entre frívolo y manipulador, más sentimental que político, se nos está intentando convencer de que no hay un problema donde todos los españoles vemos problemas varios. Esto forzosamente ha de ser negativo, como ocurre siempre que se deforma la realidad. La inmigración no es un fenómeno inocuo; tiene consecuencias en la salud del tejido nacional. Parece que nuestro Gobierno no es consciente de ello.