Análisis de los resultados de las elecciones autonómicas catalanas


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Estimados Amigos de la Nación y simpatizantes de nuestra Fundación:

Este domingo se celebraron las elecciones al parlamento catalán. Elecciones autonómicas que “astutamente” el sedicioso Arturo Mas -imposibilitado por la ley para hacer un referéndum con el que medir el apoyo del censo electoral de la región catalana a los planes secesionistas- ha planteado como un plebiscito en el que los catalanes, expresarían su voluntad de romper con España al votar a “Junts per el sí ”, coalición en la que se “juntan” unos enemigos confesos y declarados de España, pertenecientes a Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Demòcrates de Catalunya y Moviment d’Esquerres.

Y aunque es verdad que, desde este punto de vista plebiscitario, no parece que el “Sí”
haya logrado una rotunda victoria (62 diputados, cuando la mayoría está en 67; en sufragios: de un censo de casi 6 millones individuos, no llega a 2 millones el voto declaradamente secesionista) no obstante, siguiendo el consenso establecido por los partidos políticos de la democracia española, los secesionistas sí que tienen una amplia mayoría absoluta; dado que el partido al que llaman “las CUP” (Candidatura de Unidad Popular) – que se define como “una organización política asamblearia de alcance y ámbito nacional, que se extiende en todos los Países Catalanes y que, partiendo del ámbito municipal, trabaja por unos Países Catalanes independientes, socialistas, ecológicamente sostenibles, territorialmente equilibrados y no patriarcales”- apoyará, si no la investidura de Mas, para así salvar las apariencias de partido revolucionario socialista, sí el “procés” que culmina con la secesión de Cataluña. Por no mencionar que la coalición “Catalunya Sí que es Pot”, con la que Podemos se presenta en compañía de Iniciativa per Catalunya Verds (ICV), Esquerra Unida i Alternativa (EUiA) y Equo, se mostrará, seguramente, partidaria de dicho proceso, aunque, como las CUP, alguna pequeña discrepancia habrá de sacar a relucir también, para nadar y guardar la ropa en el resto de España.

De modo que tenemos que ser realistas: el proceso de secesión sigue por buen camino y cumple, más o menos en el tiempo previsto, su “hoja de ruta”.

Ahora bien, la secesión que plantean estos grupos de sediciosos, convertidos en “partidos” legales por obra y gracia de la Tolerancia Democrática, es, hoy por hoy, inviable; y no solamente en el terreno jurídico, en el que se mantienen nuestros políticos en sus argumentaciones, sino en sus fundamentos materiales: los sediciosos saben perfectamente que no pueden dejar de ser españoles sin dejar de pertenecer a la UE, que no pueden ser una nación política si el resto de naciones no les reconoce como otra nación más. Una independencia unilateral de Cataluña que implicase la ruptura con España es inviable ahora mismo, porque Cataluña no podría reclamar como propios los convenios de colaboración y los tratados comerciales, militares, educativos, artísticos, etc. que España mantiene con el resto de naciones canónicas. Por eso piden ser una nación en el seno de otra y quieren la doble nacionalidad momentáneamente. La “liberación de España” con la que pretenden camuflar su crimen no es más que un expolio cometido contra los españoles por un grupo de ellos que, avecindado en una de las regiones más ricas de España, no quiere ser español para decidir soberanamente sobre lo que afecta a ese “vecindario” sin la intromisión del resto de connacionales, pero sí que quiere mantener aquéllas instituciones de la capa basal (un mercado nacional al que vender sus productos)o de la cortical (el ejército español bajo mando de la OTAN o el poder diplomático que les permite tener un pasapote español) porque sin estas instituciones españolas no podría mantenerse ninguno de los tres poderes conjuntivos a los que aspira Cataluña, ni el judicial, ni el legislativo, ni el ejecutivo. Ya verán más tarde si les hace falta o no.
La estúpida pantomima escenificada las últimas semanas en Cataluña y el “orgasmo democrático secesionista” de este domingo no suponen ningún órdago encaminado a romper la baraja, sino un calculado ejercicio inserto en la hoja de ruta soberanista que, como decíamos, culmina con la destrucción de España. Pero no depende de ellos sino de todos los españoles. Si de las inminentes elecciones generales (a las que, como es natural, estos grupos secesionistas se presentarán aunque España no les interese) resulta un gobierno débil o ideológicamente corrompido, como el que podrían formar el PSOE y Podemos, entonces, los sediciosos podrían dar un paso más hacia ese “estado dentro de otro estado” que pretenden, como paso hacia la independencia total y la ruptura de España, referéndum mediante.

Es por esto que desde DENAES no debemos llamarnos a engaños, ni dejarnos atrapar por las argumentaciones al uso de tertulianos prisioneros del democratismo: esta escenificación es un paso más hacia una secesión completa en el futuro. Es un nuevo eslabón que cuenta con la complicidad de quienes, asustados por las amenazas de estos personajes de sainete de tercera y mareados con las cifras, a la par que aturdidos por las continuas manifestaciones de rechazo a España, de un millón y pico de catalanes, insisten en hablar de “dar encaje a Cataluña en España”, como si esto no fuera conceder demasiado. Decir, como dice el PSOE, por mucho que su aliciesco secretario general se envuelva en la bandera nacional últimamente, que hay que buscar “dar encaje” a Cataluña en el marco de un estado federal, al margen del dislate político que supone, es conceder que hay una parte distinta de España que ha de poder encajarse. Pero esto es lo que hay que demostrar. Y el PSOE se lo concede. No así el PP y tampoco parece que Ciudadanos vaya a hacerlo, aunque el PSOE –en previsión de ser la lista más votada en las generales o estar en situación de poder pactar con Ciudadanos- no pierde ocasión para acercarse a este partido sobre el que aun gravitan dudas muy serias, dado que Ciudadanos, en su proyecto político, se declara partidario de una nación europea en la que España también desaparecería.

En DENAES no creemos que haya que dar encaje, ni a Cataluña ni a ninguna otra región española, en España; porque España no es un mero agregado de piezas de un puzzle, sino el resultado de siglos de unidad de gentes bajo leyes e instituciones comunes. Una empresa común que atraviesa la historia universal y que aun se mantiene a flote en una situación política muy complicada; de la que sólo se saldrá cuando los partidos nacionales aparquen sus diferencias ideológicas y reformen la constitución del 78 en el sentido contrario al que pretenden los grupos de sediciosos que, al calor de esa misma constitución, han podido crecer como un tumor maligno poniendo en peligro nuestra existencia. Una reforma que recupere las competencias que vertebran a una nación y que nunca debieron transferirse. Una reforma constitucional que, como sucede en el resto de naciones canónicas, corte las alas a sus enemigos en lugar de incorporarlos a las instituciones políticas de la nación a la que pretenden destruir y de las que la Constitución ha de ser garante. Pero tal reforma constitucional necesita de un amplio apoyo parlamentario. Un apoyo que requiere de un pacto en el que deberían estar todos los partidos nacionales. Ese pacto es imposible. Aunque voces dentro del PSOE (Leguina, Borrell), dentro del PP (la práctica totalidad de los populares catalanes y buena parte de la ejecutiva nacional) e incluso del ya virtualmente desaparecido PCE (Frutos) y de Ciudadanos, muy probablemente serían capaces de apoyar un pacto semejante, otras facciones de esos partidos se opondrían por completo. Y poco o nada se puede decir de Podemos o IU en este sentido.

Conviene pues pensar la estrategia que nuestra institución debe seguir en el escaso margen que queda hasta las elecciones. Y conviene que en este observatorio se recojan las sugerencias que tengan a bien plantear nuestros simpatizantes y amigos.

Fundación Denaes, para la defensa de la Nación española