Queridos amigos:
Las noticias en este mes de mayo sobre la actualidad de la Nación Española han sido abundantes y no siempre esperanzadoras. Si hemos de destacar alguna de ellas en primer lugar, sin duda elegiremos la elección definitiva de Pachi López como nuevo lehendakari en el País Vasco, poniendo así fin a treinta años de gobierno nacionalista. Con su elección llegaba no sólo el adiós de su antecesor en el cargo, Juan José Ibarreche, sino también la rebelión nacionalista en el País Vasco contra el nuevo gobierno. A las amenazas formales del PNV, desalojado del poder, se sumaba la «huelga general» de los sindicatos nacionalistas del 21 de mayo, que sin embargo terminó en fracaso al no lograr paralizar la autonomía como pretendían. En los próximos meses habrá que ver los derroteros que sigue el nuevo gobierno, sobre todo en instituciones tan importantes como la escuela pública, la policía autónoma vasca y la televisión autonómica, tres frentes en los que habrá mucho que batallar para conseguir revertir tres décadas de imposición nacionalista.
Poco después del cambio definitivo de gobierno en el País Vasco, llegaron noticias desde Galicia un tanto intranquilizadoras. La confesión del nuevo presidente gallego de continuar con la «galleguización» de Galicia, justo cuando la denominada Mesa por la Normalización Lingüística se manifestaba a favor de mantener la imposición del gallego, ha puesto en guardia a organizaciones cívicas como Galicia Bilingüe, que protestaron contra la imposición del gallego que llevaba vigente ya muchos años en esta autonomía española y que el bipartito anterior había incrementado dramáticamente. Es de esperar que la situación de imposición lingüística pueda revertirse y las ambiguas palabras de Feijoo no signifiquen mantener la actual situación. A esta situación se suma la habitual noticia negativa que llega de Cataluña, en este caso una normativa aprobada por el parlamento catalán que blinda la inmersión lingüística en lengua catalana y niega la tercera hora de español en la Enseñanza Primaria.
No obstante, el acontecimiento más grave que sucedió durante este mes de mayo fue sin duda el que tuvo lugar en el estadio de Mestalla, sede de la Final de la Copa de Su Majestad el Rey, disputada entre el Athletic de Bilbao y el Fútbol Club Barcelona. En el momento que iba a escucharse el Himno Español, un grupo muy numeroso de los espectadores comenzó a pitar y abuchear la Marcha Real y también al Jefe del Estado. Todo ello con la absoluta dejadez de los poderes políticos, que sabían que las asociaciones independentistas Esait y Catalunya Acció habían invitado a realizar la pitada días antes. La única respuesta por parte de los organismos públicos fue la censura que realizó Televisión Española durante la audición del himno, emitiéndolo con imágenes y sonido manipulados durante el descanso del encuentro, para que no se escuchara tal acto de ultraje a los símbolos de la Nación. Para que los españoles, en suma, no vieran cómo se pisotean los símbolos nacionales, siendo así considerados por esos mismos poderes públicos seres menores de edad que no pueden entender el alcance de ese ultraje.
Ni los presidentes autonómicos del País Vasco y Cataluña, ni ninguno de los clubes que disputaron el encuentro, han realizado ninguna manifestación de repulsa ante estos ultrajes que están tipificados como delitos. Ambos clubes, pese a su prestigio y condición de españoles (uno de ellos sólo permite alinear en sus filas a jugadores que tengan la nacionalidad española), se han destacado en el pasado y aún hoy por su apoyo a la causa del separatismo vasco y catalán, ya fuera a título personal por parte de alguno de los integrantes de sus plantillas, como varios jugadores del Athletic de Bilbao, o mediante sus presidentes, autorizando actos de reivindicación de los fantasiosos Países Catalanes, como el caso de Joan Laporta, presidente del Fútbol Club Barcelona. Tampoco han recibido estos clubes sanción alguna por parte de la Real Federación Española de Fútbol, organizadora de la competición copera y por lo tanto responsable de lo que sucediera en el recinto en el que se disputó la final. Esta situación tan bochornosa es una buena muestra de cómo el nacionalismo antiespañol tiene un gran calado en muchos españoles, así como la aceptación de otros muchos que lo toleran pasivamente.
Ante las situaciones planteadas, algunas de extrema gravedad, cabe formularse las siguientes preguntas:
¿Cómo lograr una rectificación efectiva, que de producirse llevará sin duda bastante tiempo, de las políticas nacionalistas en el País Vasco y Galicia?
¿De qué forma podría aplicarse esa rectificación, si es que prospera en las autonomías citadas, en una región tan significativa como Cataluña?
¿Cómo habría que legislar y actuar para que un acontecimiento deportivo de la relevancia de la Copa del Rey sea suspendido si se produce un nuevo ultraje a los símbolos de la Nación?
Ciudades donde se va a celebrar este Observatorio: Santander, Oviedo, La Coruña, Caravaca (Murcia), Badajoz, Madrid, Valencia, Zaragoza, La Línea de la Concepción (Cádiz), Alcalá de Henares (Madrid) y Majadahonda (Madrid).