El Gobierno busca un acercamiento a la banda.


20061119103612.jpgJ. M. Zuloaga

19-11-2006-La Razón

Madrid- El Gobierno, pese a reconocer que el llamado «proceso de paz» está, «cada día que pasa, más atascado», va a hacer un último intento para desbloquear la situación y evitar que ETA, como anunció en su último «Zutabe», lo rompa en cualquier momento a partir del 21 de diciembre.

Descartada, según fuentes del Ejecutivo consultadas por LA RAZÓN, una nueva reunión con la banda, va a propiciar que se llegue a un acuerdo sobre el funcionamiento de la «mesa de partidos» antes de que finalice el año, pese a que los terroristas no ceden en sus planteamientos independentistas, Navarra incluida.

Si no se alcanza un consenso antes de que termine diciembre, el «proceso» estará abocado al fracaso, según las mismas fuentes.

Chantaje etarra

La demostración armada de ETA en un monte de Oyarzun, el robo de 350 pistolas y revólveres en Francia y el recrudecimiento del terrorismo callejero han llevado al Gobierno a transmitir a la opinión pública que, sin la desaparición de la «violencia», «nada de nada», como dijo Rodríguez Zapatero en Turquía, o «muy complicado», como precisó unos días después en la cumbre hispano-francesa.

Sin embargo, la realidad es otra y, desde mediados del pasado mes de octubre, el Ejecutivo ha llegado a la conclusión de que la máxima, presentada como gran axioma del «proceso», de que «primero la paz y después la política» no valía ante la cerrazón de la banda y su entramado.

El Gobierno podría haber adoptado una postura de fuerza ante ETA y haber respondido con una suspensión o cierre definitivo del «proceso» tras los chantajes y provocaciones de la banda.

Sin embargo, ha optado por apurar hasta el final la posibilidad de que los terroristas se conformen con algún acuerdo sobre la «mesa de partidos» en cuya consecución hay en liza otras fuerzas, además de los socialistas y Batasuna, en especial el PNV. Los nacionalistas no son partidarios de que este ente extraparlamentario, en el que el lendakari Ibarretxe no tiene ningún protagonismo, se constituya antes de las elecciones municipales de mayo del año que viene.

Las condiciones de la banda y su entramado fueron expuestas el pasado viernes, en una comparecencia pública, por los miembros de la llamada «comisión negociadora de la izquierda abertzale», de la que forma parte, entre otros, Arnaldo Otegi. Se resumen en dos: la desaparición de lo que llaman «estrategia de acoso judicial y policial» y la «aproximación suficiente al método, calendario y agenda política para el diálogo multilateral» (la referida «mesa de partidos»).

El problema es que los proetarras, desde la «defensa de su proyecto de independencia y socialismo», según dice la nota a la que dio lectura Otegi, subrayan que el «único acuerdo capaz de garantizar» el escenario de «paz justa , estable y duradera» pasa por el reconocimiento de «la territorialidad (Navarra) y el derecho de autodeterminación (la independencia)». «Las soluciones de hoy tienen que posibilitar que todos los proyectos puedan materializarse mañana», agrega. La posibilidad de llegar a acuerdos en el marco de la Constitución, como defiende públicamente el Gobierno, no es contemplada por los proetarras, que advierten de que no es factible un consenso «desde las recetas y el status del pasado».