Una multitudinaria manifestación recorrió el sábado las calles de Bilbao encabezada por una pancarta en la que se leía ‘Por la libertad. ETA no. Askatasuna’ portada por familiares del inspector asesinado ayer en Arrigorriaga, Eduardo Puelles, y por víctimas de ETA.
Por Arantza Goyoaga
BILBAO (Reuters) – Una multitudinaria manifestación recorrió el sábado las calles de Bilbao encabezada por una pancarta en la que se leía ‘Por la libertad. ETA no. Askatasuna’ portada por familiares del inspector asesinado ayer en Arrigorriaga, Eduardo Puelles, y por víctimas de ETA.
Al término de la marcha, y en las escalinatas del Ayuntamiento de Bilbao, la viuda, Paqui Hernandez, abrazada a una bandera española, junto a sus dos hijos Rubén y Asier, dirigió un mensaje a los asesinos de su marido: ‘Lo único que han conseguido ha sido dejar dos huérfanos y una viuda. No van a conseguir nada más porque gracias a Dios hay mucha gente como mi marido, y no van a poder con ellos.’
Desde la Plaza del Sagrado Corazón de Bilbao y a partir de las seis de la tarde la manifestación recorrió la Gran Vía, las Plaza Moyua y Circular y llegó al ayuntamiento bilbaíno entre aplausos de cientos de ciudadanos que se congregaban en las aceras.
Tras la pancarta portada por familiares de víctimas de ETA y agentes de las fuerzas de Seguridad del Estado caminaba la viuda del inspector de policía asesinado, y tras ellos, representantes políticos e institucionales como la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, el lehendakari Patxi López y todos los miembros de su Gobierno.
Cincuenta minutos después de iniciada la marcha, el lehendakari se dirigió a los asistentes para dar las gracias a Eduardo Puelles porque ‘arriesgaba su vida todos los días para garantizar la nuestra’, y para anunciar que ‘vamos a seguir ocupando las calles y las plazas de Euskadi porque son los espacios de los ciudadanos libres y demócratas’.
‘Hoy denunciamos a los que cuando dicen pueblo vasco sólo buscan súbditos atemorizados por el terror a sus amos (…) se acabó la impunidad, se acabó la arrogancia de quienes utilizan el argumento del amparo velado de la capucha, (…) venimos dispuestos a abrir el tiempo en el que nadie tenga que ocultar que es ertzaina o policía a sus vecinos, en el que nadie tenga que callar sus opiniones por miedo, en el que nadie tenga que bajar la voz por decir lo que piensa’, dijo López.
El lehendakari, interrumpido en su discurso por los aplausos en más de una decena de ocasiones, aseguró que el país se construirá ‘sobre la memoria de las víctimas, no sobre la de sus verdugos’, y recordó el homenaje a los ertzainas que también han sido víctimas de ETA, al que asistió el pasado domingo en la Academia de la Policía Vasca de Arkaute .
Previamente, los príncipes de Asturias presidieron el funeral por el fallecido en la iglesia de San José, a donde llegó el féretro portado por miembros de la Policía Nacional, la Guardia civil y de la Ertzaintza.
La ceremonia religiosa fue oficiada por el obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, y también acudieron la vicepresidenta del Gobierno y el lehendakari.
En la homilía, monseñor Blázquez, quien ofició el funeral acompañado de otros diez sacerdotes, pidió ‘respeto a la vida y libertad para todos’ y dijo que ‘la memoria de las víctimas es un recordatorio permanente para que la sociedad continúe rechazando enérgicamente la violencia y desenmascarando sus propósitos’.
RECUERDO POR UN ‘HÉROE’
En la que fue una jornada de repulsa contra la última víctima de la banda armada, Josu Puelles, hermano ertzaina del inspector fallecido, dijo tras participar en una concentración silenciosa al mediodía en la localidad vizcaína de Arrigoriaga que su hermano ‘es un héroe, y no una víctima’.
‘Como tal ha muerto, y si alguien lo quiere poner en euskera voy a decir que es un gudari, gudari nagusi’, afirmó en nombre de la familia.
Josu Puelles, acompañado de su madre y de otro de sus hermanos, participó en la concentración a la que asistieron cientos de personas, así como una amplia representación institucional encabezada por el lehendakari y los partidos políticos.
Allí estuvieron, entre otros, el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, el presidente del Senado, Javier Rojo y el presidente del PP vasco, Alfonso Basagoiti.
Mientras se desarrollaba la concentración, tres ertzainas procedieron a retirar de la misma plaza la foto de un preso de ETA que colgaba de un balcón. La actuación policial fue recibida con una salva de aplausos que interrumpió durante unos momentos el silencio de la protesta.
Tras el acto de repulsa, Pajín quiso lanzar una advertencia a ETA.
‘Todos juntos, unidos a la determinación del lehendakari, a todas las fuerzas democráticas vascas y de toda España y a toda la ciudadanía, seguiremos trabajando para que todos los terroristas acaben en la cárcel. Acabaremos con ellos’, aseguró la secretaria de Organización del PSOE.
Al igual que en Arrigorriaga, el sábado se realizaron numerosas concentraciones a las 12:00 del mediodía ante los ayuntamientos de la mayoría de las localidades vascas y en diversas ciudades como Madrid o Málaga.
Durante la mañana, cientos de ciudadanos y dirigentes políticos habían seguido desfilando por la capilla ardiente instalada en la Subdelegación de Gobierno en Bilbao para dar el último adiós al inspector de la Policía.
El inspector de la lucha antiterrorista, de 49 años, se dirigía a su puesto de trabajo el viernes en el momento en que se produjo la explosión, poco después de las 9 de la mañana.
Puelles es la primera víctima mortal de ETA en 2009, año que ha visto cómo los socialistas llegaban al poder en el País Vasco tras 30 años de gobiernos nacionalistas. En diciembre de 2008, el empresario Ignacio Uría fue asesinado a tiros en la localidad guipuzcoana de Azpeitia.
La banda armada ha sufrido varios reveses recientemente, con la caída de tres de sus líderes en apenas seis meses. La última detención fue la de Jurdan Martitegi en Francia en abril.