«Doy fe de que la Corona y Su Majestad el Rey están plenamente comprometidos con el régimen foral, y que en ningún caso aceptaría ninguna veleidad que lo pueda poner en duda».


20070322103715.jpgE. L. P.

22-03-2007-La Razón

Madrid- «Doy fe de que la Corona y Su Majestad el Rey están plenamente comprometidos con el régimen foral, y que en ningún caso aceptaría ninguna veleidad que lo pueda poner en duda». Son palabras de una intervención del presidente navarro, Miguel Sanz, en un desayuno informativo que sirvieron a PNV y PSOE para salir en tromba a cuestionar su idoneidad.

Miguel Sanz había abierto un frente nada usual, mezclar a la Corona en los asuntos políticos de actualidad, una misión que no le otorga la Constitución. Y dio un paso más: «Su Majestad el Rey cree en la Navarra foral, integrada por derecho propio en la nación española, solidaria con todas sus pueblos». Dijo no poder «explayarse» más «por razones obvias».

La respuesta del PSOE no se hizo esperar, y su secretario de Política Municipal y Libertades Públicas, Álvaro Cuesta, subrayó que el declarante quedaba «descalificado» para seguir ejerciendo la Presidencia de Navarra por «involucrar a la Corona en la mentira».

La repercusión de las palabras de Sanz obligaron al PP a salir al paso. Fue Soraya Sáenz de Santamaría la que puntualizó que «lo que ha reconocido el presidente navarro son las frecuentes visitas y el interés de la Corona en esta comunidad, a la que les une un especial cariño».

La matización no fue suficiente para el PSOE, que siguió hablando de Sanz como de un «incompetente, un irresponsable y un incapaz». La polémica estuvo toda la tarde en los pasillos del Congreso, donde Llamazares también tachó de «patético» a un presidente que «intenta que la Corona le salve de una derrota electoral». Siguió con la retahíla el peneuvista Erkoreka: «Es una muestra más de su absoluta irresponsabilidad e incompetencia. Nos ha deleitado en los últimos tiempos con multitud de frases que muestran estas dos características de su perfil político».

Aunque molestos con la alusión al Rey, en el fondo en el PSOE estaban satisfechos de que el foco de interés se hubiera desviado hacia Sanz. Si el lunes se jactaban de haber diluido «el efecto De Juana», ayer no ocultaban su entusiasmo porque el interés de los medios se hubiese desplazado, en los últimos días, al aniversario de la invasión de Irak, a la polémica sobre la presunta responsabilidad del Gobierno de Aznar y en las declaraciones de Miguel Sanz.