La voz de Barcelona

Plantear el problema y, a la vez, la solución. Esta ha sido la táctica de los partidos nacionalistas en los últimos 30 años. La amenaza constante. El resultado: excelente. PP y PSOE han cedido a las exigencias de CiU y PNV, a cambio de gobernar periodos de cuatro años. Sin embargo, la reivindicación ya no es una transferencia sino hacer inviable el Estado.

En las filas de CiU existe una división (desigual) interna en las formas, modos y fines en relación a la exigencia del concierto económico para la Generalidad al estilo de los sistemas vasco y navarro. Un día aparece un dirigente del Gobierno autonómico acusando al Gobierno de “asfixiar” a la Generalidad y al día siguiente se pide al Ejecutivo que ayude a sanear las cuentas autonómicas.

En este proceso, Josep Rull, líder de CiU en el Ayuntamiento de Tarrasa, ex líder de las juventudes de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y, sobre todo, secretario de Organización de CDC, es uno de los dirigentes nacionalistas más radicales en sus posiciones respecto a la secesión de Cataluña. En alguna ocasión, el propio Francesc Homs (CiU), portavoz de la Generalidad, ha tenido que llamarle la atención por sus excesos verbales.

O se cede o rompen la baraja

Rull, en una entrevista para Efe, publicada este domingo, ha amenazado al Gobierno: ”El dilema está servido: o hay pacto fiscal o se empieza la vía hacia el Estado propio. O pacto fiscal o independencia”. Y tras la amenaza, una recomendación. Para el número tres de CDC, el Gobierno debería aprovechar la “enésima propuesta de pacto” que le plantean los nacionalistas, y que ni PSC, ni PP, ni Ciudadanos (ni Solidaritat, pero por motivos totalmente contrarios) se sumaron a ella en el Parlamento autonómico.

En opinión de Rull, esta negociación -que se enmarca en la renovación del sistema de financiación autonómica, prevista para 2014- representa para el Ejecutivo de Mariano Rajoy (PP) “una gran oportunidad para demostrar que Cataluña no le interesa sólo por el dinero”, puesto que hasta ahora, según el dirigente de CDC y miembro de la mesa del Parlamento autonómico, da la sensación de que se busca la “asfixia económica y financiera premeditada”.

Eso sí, ha reconocido que ”no ha sido un buen inicio de las negociaciones” (inexistentes, hasta el momento), entre los dos gobiernos, el nacional y el autonómico, pero aún así CiU mantiene su apuesta de sentarse a hablar con Rajoy “para ver si es posible un margen de acuerdo“. ¿Qué ocurriría si no se llega a un acuerdo?

Si Mas se topa con “un no rotundo” del Gobierno, Rull ha amenazado: “Cataluña estará legitimada para abrir otras vías”. ¿Qué vías? ”El debate del pacto fiscal, como ya avisó el secretario general de CDC, Oriol Pujol, es la última estación conocida en las relaciones entre Cataluña y [el resto de] España”. Para Rull, el nacionalismo catalán ha experimentado un “cambio de cultura política y de estrategia”, en su opinión, debido a la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Autonomía.

Adelanto de elecciones

Mas sigue siendo víctima de su propia estrategia. Una estrategia que está arrastrando a los dirigentes más radicales de CDC (acompañados por las arengas de un Jordi Pujol que ahora, sin responsabilidad de gobierno, está haciendo un flaco favor a su sustituto) y que, incluso, ha evidenciado un cierto distanciamiento con la dirección de Unió Democràtica de Catalunya, liderada por el portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida.

El último congreso de CDC acordó fijar como objetivo la construcción de un Estado propio para Cataluña, y Rull ha recordado ahora que, en la ponencia política, se incluyó que ”la denegación por parte del Gobierno español del pacto fiscal sería la condición necesaria y suficiente para convocar un referendo de autodeterminación”.

Una alternativa sería adelantar las elecciones autonómicas, previstas para 2014. De hecho ya hay voces, tanto políticas dentro de CDC como mediáticas, que apuestan por adelantar la cita a la primavera de 2013. Serían unas elecciones “con carácter plebiscitario”, ha indicado Rull, si bien es cierto que no sería un referendo de secesión.

Esta medida, muy al uso de CiU (sí pero no, amenazar y esconder la mano), la ha defendido el propio Rull: ”Cualquier mecanismo que permita una expresión directa de la voluntad del pueblo de Cataluña será válido . […] Al final prevalecerá lo que exprese la mayoría del pueblo de Cataluña. […] El derecho a decidir no es un ejercicio de victimismo, sino un mecanismo para dejar de ser víctima”.