Desde Roma hasta la más rabiosa actualidad, es imprescindible hoy «Leer España» de la mano de Fernando García de Cortázar, el hombre que mejor ha conseguido que los españoles amemos y cultivemos nuestra Historia.
ANTONIO ASTORGA | MADRID
Para conocer la Restauración, ¿de qué nos debemos empapar?
De La Regenta, de Clarín. Por allí desfila la sociedad de aquella época y sus puntos negros: la doble moral de la clase triunfadora, la agobiante asfixia de las emociones femeninas, le mediocridad e injusticia del orden establecido, la ambición de la Iglesia, los abusos caciquiles, el anticlericalismo proletario…
¿La buena literatura baja de su pedestal a los prebostes?
Y consigue que los miremos como a seres humanos, evitando esa imagen de los próceres erguidos, ataviados con galas de fuste, grandilocuentes, con la mano autoritaria a la altura del pecho.
¿Como por ejemplo?
Escipión el Africano, Carlos V, Averroes, Carlos de Anjou, Napoleón o Simón Bolívar.
¿Y Don Quijote, Hamlet o Madame Bovary?
Contienen la emoción y la derrota de todos los hombres.
¿Para explicar el imperio y su quiebra?
¡Quién mejor: Cervantes!
¿Para husmear en los bajos fondos de esa España imperial?
La novela picaresca.
¿Para pulsar a los poetas del pesimismo?
Quevedo, el gran poeta de la decadencia, que desmitifica una España imperial.
¿Y la literatura bazofia?
Procuro no leerla. Aunque en este libro recojo ejemplos de esa mala literatura, de esa bazofia, como la homilía que se pronuncia, en 1978, en el funeral del etarra Argala, que es terrorífica, y en la que se compara al criminal con Jesucristo. La Iglesia ha cambiado y es cada día más clara en relación con el terrorismo, pero a veces está más teñida de nacionalismo que su clientela.
Dedica usted un capítulo a los gritos del silencio.
ETA nació en pleno franquismo, y sus campañas de muerte y extorsión son hoy el último vestigio patológico de aquella larga dictadura. Con los ojos fijos en el cuajarón de sangre que el terrorismo ha dejado en España, Raúl Guerra Garrido (Lectura insólita de El capital), Fernando Aramburu (Los peces de la amargura) y J. A. González Sainz (Ojos que no ven) nos asoman a la miedocracia implantada por el nacionalismo en el País Vasco; en esos años de miedo hobbesiano se produjo la gran metástasis del cáncer moral que todavía carcome el alma de la sociedad vasca.
¿Qué libros de cabecera le recomendaría a Zapatero?
Que el presidente del Gobierno lea España sufre: diarios de guerra en el Madrid Republicano, 1936-1939, de Carlos Morla Lynch, diplomático chileno progresista y republicano, que no tiene empacho en criticar a la República, el desorden republicano, los «paseos», ejeuciones, asesinatos, etc… También debería leer Zapatero Los peces de la amargura, por si tiene tentaciones de negociar con los terroristas de ETA.
Y otro par para Rajoy.
El político, de Baltasar Gracián, uno de los grandes pensadores, y maravillosa cumbre literaria, que da excelentes consejos, no precisamente maquiavélicos, que ayudan a uno a ser político (me confieso gracianista enorme). Y le sugiero Crematorio, de Rafael Chirbes, ya que Mariano Rajoy está preocupado con algunos asuntos de corrupción de la zona levantina.