Tras ganar en el Tribunal Supremo la batalla legal en favor de la enseñanza del castellano en Cataluña, los defensores del bilingüismo dieron ayer un paso adelante. Así, cerca de un millar de personas convocadas por Ciutadans (C´s) se concentraron ayer en la plaza de Sant Jaume para «reivindicar una obviedad, que se cumpla la ley, y por tanto se pueda estudiar en castellano en Cataluña», en palabras del periodista Juan Carlos Girauta, que leyó el manifiesto de la convocatoria.

ÀLEX GUBERN

BARCELONA. Tras ganar en el Tribunal Supremo la batalla legal en favor de la enseñanza del castellano en Cataluña, los defensores del bilingüismo dieron ayer un paso adelante. Así, cerca de un millar de personas convocadas por Ciutadans (C´s) se concentraron ayer en la plaza de Sant Jaume para «reivindicar una obviedad, que se cumpla la ley, y por tanto se pueda estudiar en castellano en Cataluña», en palabras del periodista Juan Carlos Girauta, que leyó el manifiesto de la convocatoria.

El lema más coreado de la concentración fue un claro y nítido pareado, «Montilla queremos la casilla», en alusión a la sentencia de diciembre de 2008 del Supremo que obliga a la Generalitat a incluir de manera visible en las hojas de preinscripción escolar un recuadro en donde se pregunte a los padres por el idioma en que quieren escolarizar a sus hijos. De manera reiterada, la Generalitat ha hecho caso omiso de esta obligación -ahora ya con sentencia firme, rozando pues la desobediencia-, escamoteando a los padres este derecho. Desde el gobierno de José Montilla se alega que el número de padres que reclaman el castellano es tan pequeño que basta con el sistema actual de atención personalizada, asegurando que de otra forma se iría hacia un sistema de doble vía de escolarización.

«La nación inventada»

En el manifiesto leído ayer la interpretación que se hace de esta actitud evasiva del ejecutivo de José Montilla es otra: «Poner la casilla es muy fácil, pero no lo hacen. La Generalitat tiene miedo a preguntar, porque la Cataluña real es muy distinta, afortunadamente, a la Cataluña soñada por el nacionalismo, aquella donde todo el mundo debe hablar una sola lengua, donde todos los ciudadanos tienen que renunciar a su origen, a sus costumbres si han nacido fuera de Cataluña, donde todo el mundo tiene miedo a cuestionar la nación inventada».

La concentración de ayer la convocó Ciutadans con la adhesión de Asociación por la Tolerancia, el Partido Social Demócrata y la Unión Comunista de España, así como la agrupación Galicia Bilingüe, que hoy participará en otro acto en favor de la libertad de elección lingüística en Santiago de Compostela. También se pudo ver una pancarta y manifestantes del partido de Rosa Diez, Unión Progreso y Democracia.

Con todo, si a alguien se vio ayer visiblemente satisfecho en plaza Sant Jaume fue Francisco Caja, el presidente de Convivencia Cívica Catalana, el grupo que ha llevado la batalla judicial por el bilingüismo hasta el final y que ha conseguido el pronunciamiento del TS. De quien no hubo representación en Barcelona fue del Partido Popular, formación que fue abucheada en numerosas ocasiones por los asistentes a la concentración. Simultáneamente al acto de ayer, la representación de Ciutadans en Madrid realizaba una concentración frente a la delegación de la Generalitat en la capital de España.

Prioridad, el PSC

Acostumbrados a ensañarse con Esquerra Republicana, Ciutadans vino a dar ayer un giro intencionado a su estrategia política, concentrando ahora sus dardos directamente contra el presidente José Montilla y su conseller de Educación Ernest Maragall. «El problema no es tanto ERC, sino Montilla. La política nacionalista la impone ahora el PSC», sentención el líder de C´s Albert Rivera, que insistió en el lema con el que que se convocó la concentración: «Montilla, cumple con la ley o dimite». Rivera señaló que su partido había emprendido el camino de la protesta callejera no tanto por gusto como por obligación, al entender que con una sentencia judicial en firme del TS no quedaba otra.

«Alguien dice que somos muy pesados porque seguimos hablando de lengua, pues lo seguiremos haciendo mientras en Cataluña no se puede estudiar en una de las dos lenguas oficiales», prosiguió. «No queremos nada excepcional. Queremos para nuestros hijos el mismo modelo que Montilla quiere para los suyos», en alusión a la escolarización en el Colegio Alemán de los hijos del presidente catalán.