20070423105013.jpgM. LUISA G. FRANCO.

23-04-2007-ABC

La crueldad de ETA y la indiferencia con la que la sociedad y las instituciones vascas asumieron durante décadas los crímenes terroristas, mirando hacia otro lado, quedó de manifiesto ayer, con crudeza, en el documental de Manuel Palacios que abrió el acto organizado por el Gobierno de Ibarretxe en el Palacio Euskalduna de Bilbao.

El lendakari aprovechó el acto para escenificar su petición de perdón a las víctimas, en una declaración institucional consensuada con el PSE.
Sin embargo, la inmensa mayoría de las víctimas no acudieron a la cita de Ibarretxe, porque no estaban dispuestas a escuchar palabras de apoyo en un acto que calificaron de pre-electoral, mientras el mismo Gobierno vasco que pretende reconciliarse públicamente con ellas, les niega a la hora de la verdad un respaldo que no escatima a sus «verdugos».

Por eso no estuvieron ni la AVT, ni Covite, ni la Fundación de Víctimas del Terrorismo, ni las fundaciones Fernando Buesa, Miguel Ángel Blanco o Gregorio Ordóñez.

La eurodiputada socialista Rosa Díez calificaba ayer de «vergonzoso» el acto, que consideraba que había sido organizado «a mayor gloria del lendakari», mientras el secretario general del PSE, Patxi López, y el alcalde socialista de San Sebastián, Odón Elorza, flanqueban a derecha e izquierda al presidente de la ejecutiva del PNV, Josu Jon Imaz, en las butacas del Palacio Euskalduna.

La presencia de los dirigentes socialistas chocaba también con testimonios de víctimas de su propio partido, como el que fuera consejero del Gobierno vasco José Ramón Recalde, quien había manifestado el día anterior a ABC que no se sentía «implicado en el acto».

Un discreto desmarque para añadir a los más explícitos de la AVT o Covite, que han acusado al lendakari de pretender ser «pastor de ovejas y de lobos». El presidente de la AVT, Francisco Alcaraz, afirmó ayer que en el acto organizado por el Gobierno vasco se mezclaron «el cinismo y la hipocresía», porque el lendakari pretendía saldar la deuda histórica de la sociedad vasca con las víctimas, mientras no tiene «el menor reparo en reunirse con la organización terrorista ETA-Batasuna».

Escasa presencia de víctimas

A pesar de esas objeciones de las principales asociaciones de víctimas, la viuda del guardia civil Avelino Palma, asesinado en 1980, intervino en el homenaje y agradeció a las instituciones vascas que se recuerde ahora que «aquí se derramó sangre inocente en su nombre».
Previamente, Ibarretxe había dicho que con el acto de ayer se pretendía reconocer una deuda que las instituciones vascas quieren « saldar de todo corazón» y recordaba los acuerdos adoptados en junio de 2003 en el Parlamento vasco, precisamente los que las víctimas le reprochan no haber cumplido.

De las mil quinientas personas que asistieron ayer al Palacio Euskalduna de Bilbao, la mayoría eran cargos institucionales e internos del PNV. La presencia socialista fue limitada en número, aunque el PSE estuvo representado por su máximo dirigente, Patxi López. Este valoró tras el homenaje que se hubiera reconocido el error de las instituciones vascas de no haber arropado a las víctimas de ETA.

Los partidos socios de Ibarretxe en el Gobierno vasco, EA e IU, criticaron que en el acto no estuvieran representadas víctimas de los GAL, la misma objeción expresada por Aralar.

El PP vasco criticó el acto organizado por el Gobierno vasco en la convención de candidatos electorales que celebró ayer en Vitoria, donde su secretario general, Carmelo Barrio, advirtió que quienes piden ahora perdón a las víctimas de ETA están trabajando al mismo tiempo para que Batasuna pueda ir a las elecciones, lo que supone, en su opinión, una nueva traición a las víctimas.

Barrio arremetió también contra el PSE por acudir a ese acto, tras «haber asumido las tesis nacionalistas y sustituido la voluntad de la derrota de ETA por la de la negociación». El dirigente popular explicó que el PP no acudía al homenaje porque «no queremos entrar en ese juego y desoír a las víctimas del terrorismo», que consideran que quien, como el lendakari, ve normal que De Juana se pasee con tranquilidad por San Sebastián, no resulta creíble cuando dice que se siente cercano a las víctimas, porque «ambas cosas son incompatibles». Los proetarras de Batasuna, por su parte, calificaron el acto como « un insulto a un sin fin de víctimas».