Miles de personan abarrotan la plaza de Colón para exigir que De Juana cumpla íntegramente su pena.


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El Ejecutivo atacó al Foro de Ermua por utilizar el Himno Nacional en su marcha. Y la AVT recogió el guante, escuchándose sus acordes, así como los de otro himno de raigambre militar.

24 de febrero de 2007. La concentración convocada en Madrid por la AVT en homenaje a las víctimas del etarra José Ignacio de Juana Chaos y para que este terrorista cumpla su condena terminó con la interpretación del himno nacional.

Al igual que ocurriera durante la manifestación que el Foro Ermua celebró el pasado 3 de febrero en la capital de España, el acto del sábado en la madrileña Plaza de Colón finalizó con el himno español.

La interpretación del himno fue celebrada por los presentes en la Plaza de Colón, que portaban numerosas banderas de España, algo que también sucedió en la manifestación del Foro Ermua de comienzos de este mes.

En este sentido, el presidente del Foro, Mikel Buesa, dijo entonces, tras las críticas del PSOE por el uso del himno, que su colectivo no había vulnerado ninguna normativa, según sugirió entonces el portavoz socialista en el Congreso, Diego López Garrido.

A este respecto, Buesa añadió que hicieron sonar la marcha nacional «porque nos consideramos españoles. Yo en concreto me considero vasco y español, y creemos que la utilización de los himnos nacionales en una concentración de este tipo es completamente legítima».

«La muerte no es el final»

La AVT hizo sonar esta tarde la marcha militar La muerte no es el final en la concentración celebrada en Madrid para recordar a las víctimas del etarra José Ignacio de Juana Chaos y para pedir que el terrorista cumpla los tres años de cárcel que le ha impuesto el Tribunal Supremo.

Esa marcha, que suele interpretarse en los homenajes a los caídos por España, se escuchó en el acto de la AVT durante una ofrenda a las víctimas del etarra De Juana, que fue condenado por participar en atentados que provocaron 25 asesinados y más de 100 heridos.

Entre estas víctimas causadas estaban seis militares. En concreto, el Comando Madrid, en el que estaba integrado De Juana, asesinó el 12 de junio de 1985 al coronel del Ejército Vicente Romero y a su chofer, el soldado Juan García Jiménez.

En julio de este mismo año, De Juana participó en el asesinato del vicealmirante Fausto Escrigas Estrada. Un año después, el 17 de junio de 1986, el comando en el que participaba este terrorista acabó con la vida del comandante Ricardo Sáenz de Ynestrillas, del teniente coronel Carlos Vesteiro Pérez y del soldado Francisco Casillas Martín.

Además, el etarra que se puso en huelga de hambre para que se le rebajara la pena, participó en varios atentados contra miembros de la Guardia Civil, el más sangriento de los cuales fue el de la plaza de la República Dominicana, el 14 de julio de 1986, en el que fueron asesinados doce miembros del Instituto Armado.

Compuesta por un vasco

La muerte no es el final es una marcha militar que fue elaborada a partir de una melodía compuesta por el sacerdote vasco Cesáreo Gabaraín Azurmendi, natural de Hernani (Guipúzcoa). El que llegara a convertirse en el tema de homenaje a los caídos por España tiene su origen en 1981, cuando el teniente general José María Sáenz de Tejada, entonces responsable de la División de Navarra, escuchó la melodía durante un funeral celebrado en la parroquia de San Lorenzo de Pamplona.

Este teniente general encargó al jefe de la sección de música de su unidad, el comandante Tomás Asiaín Magaña, que la adaptase a paso lento, de manera que pudiera ser utilizada por el Ejército. Tras su uso en distintas unidades militares, fue incorporada como marcha oficial de las ceremonias oficiales en homenaje a los caídos.