El departamento de EA deja el sistema educativo con la reforma de modelos vetada por sus propios socios de Gobierno y con el conflicto lingüístico abierto


Pocos alumnos en clase, acoge casi el 70% de la inmigración y tiene muchos profesores de refuerzo / F. GÓMEZ

Pocos alumnos en clase, acoge casi el 70% de la inmigración y tiene muchos profesores de refuerzo / F. GÓMEZ

MARTA FDEZ. VALLEJO| BILBAO

Impulsar el euskera. Ha sido la seña de identidad del Departamento de Educación en manos de EA. El consejero Tontxu Campos ha utilizado las dos grandes tareas pendientes en la enseñanza, el currículum vasco y la reforma de modelos, para avanzar en la euskaldunización. En el camino no logró el consenso político necesario y fue más allá de lo que sus propios socios de Gobierno, PNV y EB, estaban dispuestos a tolerar. Vetaron su proyecto lingüístico. En el último momento, y con el Parlamento ya disuelto, ha utilizado la vía del decreto para sacar adelante normativas que elevan las exigencias de aprendizaje de euskera en todas las etapas. Colegios y padres han quedado atrapados en esta batalla: ¿Trilingüismo, euskera, bilingüe, castellano?…

Nada más llegar, Campos ya advirtió de que el sistema de modelos en vigor -A, en castellano, B, bilingüe y D, en euskera-, no funcionaba. No servía… para euskaldunizar porque Euskadi es la comunidad con menor índice de fracaso escolar de España: casi un 90% de los alumnos logra aprobar la Secundaria. Los estudios del Gobierno vasco mostraban, sin embargo, que apenas la mitad de los escolares de la línea D llegaba a dominar la lengua vasca a los 16 años. El resto se quedaba a años luz. Y de los 320.000 escolares vascos más del 40% estudia en líneas bilingües o en castellano.

El conflicto se desató pronto. La consejería heredó un proyecto de currículum, el documento que fija lo que debe estudiar un escolar entre los 6 y los 16 años, diseñado por las ikastolas de Partaide y los centros religiosos de Kristau Eskola. Elaborar ese currículum era imprescindible porque adaptaba la enseñanza vasca a los requisitos de la Ley Orgánica de Educación (LOE). La consejería asumió el proyecto de ikastolas y Kristau que, además de recoger esas nuevas obligaciones educativas, fijaba el euskera como lengua principal y apuntaba cuestiones políticas: utiliza el término Euskal Herria como un ente formado por la comunidad vasca, Navarra, y el País Vasco francés. El currículum fue aprobado sin el visto bueno de PP y PSE. Los populares lo recurrieron ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco por las exigencias de euskera; y el PSE trasladó una queja al Ministerio por el uso del término Euskal Herria.

Una vez superado, contra viento y marea, el reto del currículum, Campos lanzó su proyecto estrella: la reforma de los modelos lingüísticos. Su propuesta establecía un mínimo de un 60% de asignaturas en euskera y el resto a repartir entre castellano e inglés. Los alumnos debían someterse a exámenes para comprobar si alcanzaban la meta marcada -un B2, similar al ‘first’ de inglés- a los 16 años. En caso de no superar el listón, los colegios estaban obligados a aumentar las horas de euskera. En la práctica, suponía la inmersión lingüística.

Durante meses, la consejería buscó los apoyos políticos necesarios para sacar adelante la ley. Pero no sólo PSE y PP rechazaron el modelo por la excesiva exigencia de lengua vasca, sino que PNV y EB también le dieron la espalda. Los nacionalistas se apoyan en las recomendaciones del Consejo Asesor del Euskera, que aboga por la búsqueda de amplios acuerdos, la implantación del idioma según la realidad sociolingüística y el rechazo a la imposición. Campos no logró el consenso político pero dice contar con el respaldo de los agentes educativos: sindicatos abertzales, docentes y padres de la escuela pública, y con la red concertada.

Fin del modelo A

El desconcierto se ha extendido entre los colegios y las familias, que no saben en qué acabará este conflicto lingüístico y qué pasos deben dar. A pesar de que la ley no salió adelante, muchos centros han revisado sus programas para reforzar el euskera con el fin de poder alcanzar los objetivos que anuncian desde el departamento. Eliminaron el modelo A, convirtieron la línea B, bilingüe, en D, o implantaron sistemas en tres idiomas. Arreciaron las quejas de familias que querían matricular a sus hijos en castellano y no encontraban plazas. De un centro concertado de Álava que cerró las aulas de A surgió la plataforma por la libertad de elección lingüística. La primera vez que se formaba un colectivo en Euskadi en defensa del castellano.

La consejería ha llegado al fin de la legislatura con la reforma lingüística frustrada y muchas tareas por completar: los decretos de Infantil y Bachillerato, de Derechos y Deberes, o el mapa escolar, imprescindibles para el funcionamiento de los colegios. En apenas dos meses, el Consejo de Gobierno los ha aprobado todos, algunos con el Parlamento ya disuelto; además de dar el visto bueno a un acuerdo para mejorar la financiación de la red concertada. Campos ha jugado sus bazas hasta el final: incluyó en la redacción de los decretos que el euskera es la lengua principal en la enseñanza Infantil, hasta los 6 años, y en Bachillerato, entre los 16 y los 18 años –etapa en la que se exigiría el EGA–, al igual que ya hizo para los ciclos de 6 a 12 años, con el currículum.

Partidos y agentes educativos coinciden en que el consejero ha dejado una labor pendiente: lograr un gran pacto escolar que deje a la escuela fuera de los intereses de cada formación política, de cada Gobierno. La heredará la consejería que se forme tras las elecciones.

UN REPARTO ENTRE REDES CASI AL 50%

m.f.vallejo@diario-elcorreo.com

326.000 alumnos

Pública-privada: Un 50,8% de los escolares vascos estudian en colegios privados subvencionados y el resto, un 49,2%, en públicos.

Por modelos lingüísticos: Del total de alumnos de 0 a 18 años, el 57,5% estudia en el modelo D, íntegro en euskera. El 23,2% está matriculado en líneas bilingües y el 19,3%, en castellano.

Inmigración: El sistema educativo vasco acoge a 21.000 inmigrantes. El 65,6%, en centros públicos.

1.064 colegios: La red concertada dispone de 363 colegios, en los que estudian 150.807 alumnos. Los 702 centros públicos acogen a 146.062 escolares

Profesores: Ikastolas, cooperativas y colegios religiosos cuentan con 14.000 profesores, mientras que en la red pública trabajan 24.000 docentes.

Universidad: Hay 56.000 alumnos y 5.200 profesores (Más del 80% pertenecen a la UPV).