Suplanta a ETA y anuncia un plebiscito sobre su resucitado plan soberanista.


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Juan José Ibarretxe regresó ayer de forma estruendosa a la primera línea política para resituarse en la vanguardia del separatismo vasco, reemplazando así a la propia ETA/Batasuna. Con el «proceso de diálogo» Gobierno-ETA en cuarentena y objetivamente muy dañado, el lendakari reconoció que el objetivo del PNV es lograr el «derecho a decidir» (eufemismo de autodeterminación incluido en el «plan Ibarretxe») del País Vasco y apuntar que, si no se puede conseguir en un «proceso» de negociación con la banda como el abierto por Zapatero, lo intentará igualmente, «haga lo que haga ETA». «La esperanza es dar la palabra al pueblo, no es estar esperando a lo que haga o no ETA, y yo di la palabra de que este proceso iba a acabar con una consulta democrática, y la cumpliré», dijo ayer Ibarretxe.

La proclama soberanista de Ibarretxe, cuyo ego resistía a duras penas que el protagonismo del «proceso» recayera en Zapatero, Batasuna, ETA y Josu Jon Imaz (presidente de su partido), fue secundada de forma inmediata y con entusiasmo por el ala más radical del PNV, que encabeza Joseba Egibar. Éste, encendido, apostó por «unir fuerzas» para «plantar cara a los Estados» (España y Francia) y pasar a un escenario con un objetivo a su juicio irrenunciable: el «derecho a decidir». La autodeterminación, en suma, que ETA reclama al Gobierno en su proceso de contactos políticos a cambio del fin del terrorismo etarra. Es decir, se produce de nuevo una nítida concurrencia de propósitos del nacionalismo del PNV y del nacionalismo etarra.

Ibarretxe, como si el final o no del terrorismo fuera una anécdota, aseguró en una entrevista con el «Diario Vasco» que «no podemos esperar de brazos cruzados», y aunque «nos hubiera gustado que el proceso de paz hubiera continuado» y que se hubiera formado una mesa de partidos «para proyectar acuerdos que hubieran acabado en un modelo de consulta», el Gobierno vasco no está dispuesto a aceptar la vuelta atrás.

Otro problema para Zapatero

Esta suerte de ultimátum de Ibarretxe mete al presidente Zapatero en otro problema, dentro del ya de por sí caótico y tensionado panorama territorial. Este movimiento del lendakari denota, asimismo, que las relaciones entre ambos Gobiernos son malas y que Ibarretxe ha ejecutado una pequeña «vendetta» con Zapatero por dejarle fuera del «proceso». Del mismo modo, el peso específico real de Imaz (elogiado insistentemente por el Gobierno y sus terminales por su supuesto perfil de sensatez y centralidad) es un incógnita. De hecho, fuentes peneuvistas consultadas por ABC reconocieron que no les ha sentado nada bien las declaraciones de Ibarretxe, ya que pueden distorsionar la estrategia pactista pre y post electoral.

En un momento en el que tienen que despejarse importantes incógnitas en el panorama político vasco, como el ya prácticamente descontado regreso de Batasuna a las instituciones de una forma u otra o si ETA reaparece matando antes de los comicios, Ibarretxe, al desempolvar su plan soberanista, no ha tenido complejos al desvincular su pretensión de cambiar el marco jurídico del hecho de que desaparezca o no el terrorismo etarra.

El PNV, a través de un tibio Íñigo Urkullu, se precipitó no obstante a aclarar que la «consulta popular» estaba incluida en el programa electoral. Pero el mensaje de Ibarretxe en el «Diario Vasco» no deja de ser la continuidad del manifiesto peneuvista que acompañó el pasado fin semana al Aberri Eguna. Es decir, no ha sido una declaración improvisada, sino que obedece, aseguran fuentes bien informadas, a una paulatina resituación de Ibarretxe y su plan en el centro del escenario en plena precampaña.

En medios políticos vascos se interpretaba ayer que con esta «huida hacia adelante» de Ibarretxe, el PNV vuelve a presentar de forma simultánea sus dos caras, con la intención de acercarse al electorado radical ahora que es casi seguro que Batasuna estará en las elecciones y que dará un gran bocada al PNV y EA.

A lo largo de la entrevista, Ibarretxe se refirió con abierto desdén a los contactos Gobierno-ETA y los compromisos firmados y guardados en una caja fuerte de Ginebra. «No conocemos los demás en qué términos se establecieron, si es que existieron algún tipo de compromisos. No sabemos a ciencia cierta de qué compromisos se está hablando. Lo que sí es cierto es que hubo una época en la que el Gobierno español y Batasuna tenían una relación cercana. Incluso los demás, yo también como lendakari, fuimos rechazados a la hora de intentar acompañar aquel proceso», recordada dolido.

«Que se lo meta donde le quepa»

Socialistas y populares reaccionaron con contundencia contra el lendakari. «Otra vez Ibarretxe a vuelto a sacar su raca-raca», dijo Patxi López, quien calificó el mensaje como «otra vuelta a la imposición, a la división y al enfrentamiento». Para el líder del PSE, «con esto sólo demuestra que cada vez está más desfasado, más en el pasado y más alejado de la sociedad vasca». En el acto político que celebraron los socialistas vascos se llegó a decir al PNV que «se meta el plan Ibarretxe por donde le quepa».