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Fabián Picardo, líder de la coalición socialista-laborista con los liberales, GSLP-LP, podría ser el próximo ministro principal de Gibraltar si se cumplen las encuestas electorales, que le dan una ligera ventaja sobre el socialdemócrata del GSD, Peter Caruana, que ha gobernado la colonia británica en los últimos quince años. Serán los 22.157 votantes gibraltareños llamados mañana a las urnas quienes decidan si desean seguir con Caruana en el poder o prefieren a Picardo, el sucesor del histórico dirigente laborista, Joe Bossano.
A las elecciones se presenta también el PDP (Partido Progresista Democrático), de Keith Azopardi, con muy pocas opciones de conseguir siquiera uno de los 17 escaños del parlamento gibraltareño.
El sondeo más reciente daba a Picardo una ventaja de nueve puntos sobre Caruana, pero la impresión es que la diferencia podría reducirse a sólo cuatro o cinco, según señala a ABC Dominique Searle, editor del «Gibraltar Chronicle». Searle recuerda que en los últimos comicios celebrados hace cuatro años, Caruana se impuso por un estrecho margen y señala que ahora podría suceder lo contrario, por el desgaste de más de quince años de gobierno y porque muchos le achacan «formas autocráticas».
Nueva terminal aérea
El dirigente socialdemócrata parece haber recuperado posiciones gracias a la reciente inauguración de la nueva terminal aérea de Gibraltar, que hace más cómodos los desplazamientos a los gibraltareños.
Desde las filas del GSD se insiste en presentar a Picardo como una marioneta de Bossano, algo que los laboristas tratan de desmentir, a pesar de que su antiguo líder figura en la candidatura del GSLP-PL. Bossano gobernó Gibraltar entre 1988 y 1996.
En cualquier caso, la campaña electoral se ha centrado en asuntos internos del Peñón, con escasas referencias a la relación con España, entre otras razones, porque no hay en estos momentos elementos de confrontación, pese al parón experimentado por el Foro Trilateral de Diálogo. Unos y otros apoyan este instrumento puesto en marcha por los Gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero, que permitió a los gibraltareños una mayor visibilidad hasta el punto de que una de las reuniones ministeriales a tres bandas se celebró en el Peñón. Sin embargo, desde el PP ya se ha enviado el mensaje de que el Foro no se mantendrá con el Gobierno de Mariano Rajoy.
Peter Caruana, a quien desde España se acusa de frenar en seco el progreso del Foro, al tratar de abordar de manera indirecta cuestiones relacionadas con la soberanía del Peñón en las negociaciones de cooperación policial, expresó recientemente su confianza en que Rajoy mantenga el diálogo trilateral, aunque sea con otra formula distinta del Foro.
Picardo, por su parte, considera que el Foro es un instrumento de diálogo y no de negociación y ha acusado a Caruana de permitir que España «marcara un golazo» al lograr que «aguas territoriales de Gibraltar» fuesen designadas como españolas para fines medioambientales.
Preocupación por empleos
Otros asuntos que afectan a España se han colado también en la campaña, como la preocupación de algunos grupos de trabajadores de la comarca del Campo de Gibraltar empleados en el Peñón, que temen que una victoria de Picardo haga peligrar su puestos de trabajo. Picardo considera prioritario que sean los residentes en Gibraltar quienes tengan trabajo. Dominique Searle sin embargo, piensa que no habrá problemas para los trabajadores españoles.
Sea quien sea el vencedor de las elecciones, lo cierto es que se abre un nuevo periodo en las relaciones con España. Aún así, no se prevén novedades inmediatas. La prioridad de Rajoy es tratar de salir de la crisis económica que vive nuestro país y no desea distraerse en otros asuntos que no requieren una actuación urgente. Afortunadamente, en los últimos meses, no sólo no se han registrado incidentes en las aguas que rodean el Peñón, sino que incluso ha habido algunas actuaciones coordinadas de Guardia Civil y Policía gibraltareña que ha permitido actuar contra la delincuencia.