Todo el mundo en el País Vasco sabe que ETA no tolera las deserciones, pero por si alguien dudaba de que hubiera algún cambio al respecto la banda terrorista movilizó ayer a casi un centenar de ex presos para recordar a los reclusos que han recibido trato especial del Gobierno que no valen salidas personales. No hubo amenazas, ni hizo falta nombrar a María Dolores González Cataraín, «Yoyes», asesinada en 1986 por sus ex compañeros de armas en Ordicia. En cuanto la ex miembro del «comando Barcelona» Begoña Sagarzazu empezó a hablar en euskera en el frontón de Usúrbil, quedó claro que ETA estaba marcando públicamente el camino a sus presos.


ETA usa a los ex presos para exigir disciplina en las cárceles frente a salidas personales

ETA usa a los ex presos para exigir disciplina en las cárceles frente a salidas personales

M. LUISA G. FRANCO | URSÚBIL

Todo el mundo en el País Vasco sabe que ETA no tolera las deserciones, pero por si alguien dudaba de que hubiera algún cambio al respecto la banda terrorista movilizó ayer a casi un centenar de ex presos para recordar a los reclusos que han recibido trato especial del Gobierno que no valen salidas personales. No hubo amenazas, ni hizo falta nombrar a María Dolores González Cataraín, «Yoyes», asesinada en 1986 por sus ex compañeros de armas en Ordicia. En cuanto la ex miembro del «comando Barcelona» Begoña Sagarzazu empezó a hablar en euskera en el frontón de Usúrbil, quedó claro que ETA estaba marcando públicamente el camino a sus presos.

Las acusaciones fueron dirigidas contra los gobiernos español y francés y, especialmente, contra el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, a quien los ex presos etarras reprocharon su política penitenciaria y su decisión de acercar a cárceles próximas al País Vasco a los reclusos más críticos con la actual dirección etarra.

Negociación política

En el comunicado, leído primero en euskera por Begoña Sagarzazu y después en castellano por Joxean Aguirre, se reivindicó la negociación política como camino para «traer a casa» a los presos etarras y se rechazó la política de acercamiento selectivo de reclusos al País Vasco, que calificaron de maniobra para «dividir» al colectivo.

El mensaje leído ayer en el frontón de Usúrbil intentó ser una inyección de ánimo para los presos en un momento de especial debilidad de la dirección de la banda, tras los golpes policiales recibidos en Francia en los últimos meses.

Ni un sólo efectivo policial uniformado acudió ayer a Usúrbil, excepto un policía municipal con pendiente que primero asesoró a los ex presos de ETA sobre cómo colocar el plástico que protegiera de las rachas de viento y de lluvia a quienes intervinieran en el acto, y luego permaneció en una esquina del frontón los veinte minutos que tardaron los convocantes en leer el comunicado en euskera y en castellano.

La presencia de noventa personas que han estado en prisión por su relación con los crímenes de ETA se vivió ayer como algo completamente cotidiano en Usúrbil, un feudo de ANV situado a diez kilómetros de San Sebastián.


Los ex presos etarras lanzaron de nuevo al Gobierno el señuelo de la negociación política, amenazando con un «conflicto sin fin»

Si un director de cine hubiera filmado la escena que vimos quienes acudimos a la convocatoria de prensa de los ex presos de ETA, nadie hubiera calificado la película de realista. Mientras hablaban quienes fueron en su momento condenados por matar o colaborar en asesinatos firmados por ETA, un grupo de niños participaba en una iniciativa de intercambio de juguetes, sin prestar demasiada atención a lo que ocurría en el mismo frontón en el que ellos estaban.

El hacha y la serpiente

Nada separaba el acto de los presos etarras del intercambio de juguetes y el único símbolo de ETA que había en el frontón, el hacha y la serpiente dibujadas con precisión, estaba situado en el lado de los niños.

La vida cotidiana seguía ayer en Usúrbil al margen de la convocatoria de los ex presos de ETA. No llegaron a cien, como se había anunciado, pero tampoco puede hablarse de desmarques porque se quedaron en noventa. Fueron llegando en grupos a los soportales frente al frontón, protegiéndose de la lluvia, y luego, a las once y media en punto de la mañana, se sentaron todos ellos en las gradas, transmitiendo una imagen cansada y caduca de ETA. La mayoría eran hombres mayores, con chapelas y gorros de lana. Sólo había siete mujeres en las gradas, aunque la proporción era mayor en la mesa, donde estaban sentadas otras tres. También la edad bajaba en esa primera línea, de donde partieron los mensajes.

Entre muchos rostros desconocidos, ayer en Usúrbil estaba la que fuera dirigente de HB Itziar Aizpurúa, el ex diputado con las mismas siglas Ángel Alcalde y el ex primer edil de Andoain por EH José Antonio Barandiarán. Quien leyó el comunicado en castellano, Joxean Aguirre, fue condenado en 1986 a más de 85 años de cárcel por su participación en varios atentados cuando integraba el «comando Oker». Él fue quien dijo ayer que no contestarían a las preguntas de los periodistas para «no alimentar con especulaciones un periodismo de trinchera y basurero, que no contribuye en nada a superar el conflicto en clave política».