Varios encapuchados queman un autobús y una sede del PSE en San Sebastián a plena luz del día y con total impunidad.


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Madrid- El rebrote de terrorismo callejero que se ha producido este fin de semana en el País Vasco tiene como objetivo presionar al Gobierno. De paso, lanzar un mensaje a los presos de que «no se les olvida» y que, si fuera necesario, la banda y la organizaciones de su entramado emprenderían acciones de más envergadura para que sus reivindicaciones sean escuchadas. Fuentes antiterroristas consultadas por LA RAZÓN aseguraron que no se ha detectado la creación de nuevos «comandos», ya que el número de atentados, significativo pero inferior al de otros tiempos, no requiere la movilización de demasiados elementos.

La huelga de hambre que desde hace más de un mes protagoniza el pistolero del «comando Madrid» De Juana Chaos ha servido como «disculpa» para incrementar la «kale borroka» y lanzar un mensaje al Gobierno de que las amenazas contenidas en el último comunicado de ETA, del pasado 18 de agosto, no son «mera literatura», como se ha interpretado en medios del Ejecutivo, sino una advertencia a tener en cuenta. La banda reclamaba, y lo hacía por tercera vez desde el alto el fuego, que se cumplieran una serie de compromisos previos a la tregua que afectan, entre otras cosas, a los reclusos y a Batasuna.

Ataque en San Sebastián

En el atentado perpetrado ayer en pleno centro de San Sebastián participaron, según las citadas fuentes, unos catorce encapuchados, que quemaron un autobús y, con posterioridad, un cajero automático con bombas incendiarias. Algunos de los artefactos, «cócteles molotov» compuestos de gasolina y ácido, no llegaron a estallar, por lo que especialistas de la Ertzaintza procedieron a inutilizarlos. Se espera que de su análisis se puedan obtener pistas que conduzcan a la detención de los autores de la acción criminal.

Está claro, según las citadas fuentes, que ETA había dado la orden de que fuera quemado un autobús en San Sebastián. Ya lo intentaron en la madrugada del sábado. Un grupo de encapuchados, probablemente el mismo, lanzó líquido inflamable al paso de un autobús que cubría el recorrido hacia el Monte Igueldo, en la capital donostiarra. La reacción del conductor, que aceleró el vehículo, evitó que fuera destruido.

Los cabecillas de la banda son los que controlan el terrorismo callejero, aunque nunca lo han admitido. En el comunicado en el que anunciaron el alto el fuego no hicieron referencia a la desaparición de esta actividad criminal ni al chantaje del «impuesto revolucionario». Como en treguas anteriores, la «kale borroka» se utiliza como medio de presión y para mantener la tensión sobre la sociedad, para que su macabra presencia no sea olvidada.

En total, este fin de semana se han producido cuatro actos de «kale borroka» ya que, ayer mismo, horas antes de la quema del autobús, un grupo de proetarras atacó la sede del PSE/EE en el barrio donostiarra de Intxaurrondo. Un grupo de desconocidos roció con líquido inflamable y prendió fuego a la fachada de la casa del pueblo de Intxaurrondo, situada en el número 3 de la calle Basotxiki de San Sebastián, según informó la Ertzaintza a Europa Press.

Sobre las nueve menos diez de la mañana, un particular alertó a la Policía autonómica de lo ocurrido e informó de que, poco antes, efectivos del cuerpo de Bomberos y de la Policía Municipal habían apagado las llamas provocadas por el incendio.

Como consecuencia del ataque, quedaron ennegrecidas las persianas exteriores del local, así como la puerta de entrada, las paredes y el techo, aunque agentes del equipo de Inspección Ocular de la Ertzaintza confirmaron que los daños fueron escasos.

Manifestación

Por otra parte, centenares de personas se manifestaron por las calles de San Sebastián en favor de los presos de ETA, para reclamar la amnistía para este colectivo y exigir que recuperen su estatus político en el «proceso de paz» en el País Vasco. Asimismo, incidieron en la situación de Iñaki de Juana Chaos, que lleva 35 días de huelga de hambre, y pidieron su excarcelación.

La manifestación, convocada por el colectivo Askatasuna de apoyo a los presos de ETA, partió pasados diez minutos de la una y media de la tarde del Boulevard donostiarra tras una pancarta con el lema «Euskal Herriak Askatasuna, Presoek eta Iheslariek amnistia» («Libertad para Euskal Herria, amnistía para los presos y refugiados»), que era seguida por participantes que portaban fotos de presos.

Entre los manifestantes se encontraba el dirigente de Batasuna Joseba Permach y el ex portavoz de Gestoras Pro Amnistía Juan María Olano. La marcha, que transcurrió con total normalidad y sin incidentes, estuvo precedida por varias furgonetas de la Ertzaintza y finalizó sobre las dos y cuarto de la tarde en el punto de partida.

Durante la manifestación se corearon lemas como «Aministiarik gabe pakerik ez», («Sin amnistía, no hay paz»), «Presoak kalera amnistia osoa» («Los presos a la calle, amnistia total») o «Borroka da bide bakarra» («La lucha es el único camino») y en favor de la libertad de De Juana Chaos. La marcha finalizó en el kiosko del Boulevard con la intervención del portavoz de Askatasuna Joxean Agirre, quien advirtió al PSOE de que «va por muy mal camino y además peligroso», y reiteró la denuncia de la política penitenciaria que aplican los Estados español y francés, al tiempo que criticó que se utilice a los presos «como moneda de cambio en una estrategia de chantaje político».

También en la localidad de Llodio, el entorno de la ilegalizada Batasuna ocupó el pasado sábado un escenario municipal para plantear reivindicaciones como el acercamiento de presos de ETA.