Solo un 10% de los presidentes regionales en España ha pasado antes por el Gobierno central, una singularidad que distingue a nuestros políticos de franceses y británicos y que multiplica las reivindicaciones de autogobierno, según un estudio

Fotos: ABC/ AGENCIAS. De izq. a drcha, arriba, López, Barreda y Fernández Vara, primeros espadas formados en la polÃtica regional. Abajo, Aguirre, Chaves y Fraga saltaron de la polÃtica nacional a la autonómica
E. Montañés / Madrid
Día 05/05/2011
Con frecuencia llamamos «políticos díscolos» a mandatarios autonómicos que salen a la palestra y dan una declaración que se sale, aunque sea mínimamente, del camino marcado por la dirección de su partido en Madrid. Juan Carlos Rodríguez Ibarra, en su día, y hoy su sucesor Guillermo Fernández Vara, o José María Barreda son algunos de esos «barones» que se desmarcan a veces de la política de Ferraz, entendiendo que hay divergencias entre ésta y la que se vive en Mérida o Toledo. También afloran a menudo discrepancias en materia antiterrorista entre el Parlamento de Vitoria, con Patxi López como lendakari, y el PSOE en el Congreso de la madrileña Carrera de San Jerónimo. La pregunta que aborda un novedoso estudio desarrollado por investigadores de las Universidades Autónoma de Barcelona (UAB) y de Valencia (UV) es si esta discordancia entre la política central y la regional beneficia o perjudica al país.
Este primer trabajo empírico dedicado a las carreras políticas de los jefes de gobierno regionales aparece publicado en la «Revista Española de Investigaciones Sociológicas (REIS)» y en él se traza no solo la línea que siguen los mandatarios autonómicos en España, sino que establece una significativa comparación con lo que sucede entre las regiones de Francia, y en Reino Unido, con la correlación de Escocia y Gales.Juan Rodríguez Teruel, coautor del estudio y profesor del departamento de Derecho Constitucional, Ciencia Política y de la Administración de la Universidad de Valencia, señala como punto de partida que buscaban conocer los efectos que produce la descentralización política en la elite política regional. «Nuestra investigación resulta novedosa porque pone de manifiesto que, en algunos países, la regionalización da lugar a un nuevo grupo de dirigentes políticos que no actúan en la arena «nacional», sino en las arenas «subestatales»», afirma.
Hasta los 90, los políticos pasaban antes por las Cortes que por la Comunidad
A partir de ahí, el trabajo dibuja la evolución que han registrado los líderes regionales en España. Hay dos escenarios: uno que comprende desde el nacimiento de la democracia hasta los años 90. La tradición política del dirigente de estos años era saltar desde las Cortes Generales a la política autonómica, con trayectorias similares a las que seguían en Francia y Reino Unido.
Pero, desde esa década, no es necesario desarrollar una carrera en el teatro principal, la Administración central, sino que bastan las tablas de cada Comunidad. Proliferan los presidentes autonómicos «cuya única o principal experiencia tiene lugar en la política regional».
Desaparecen aquellos líderes que se habían formado en el Congreso o el Senado, excepción hecha por el investigador de la Universidad valenciana de «algunos ministros relevantes que luego se han convertido en presidentes autonómicos». Léase Manuel Chaves, su relevo en la Junta andaluza José Antonio Griñán, José Montilla, la madrileña Esperanza Aguirre y el gallego Manuel Fraga y el exministro de Medio Ambiente, Jaume Matas.
En Francia están girando la tortilla
Esta tendencia marca una brecha sustancial con los otros dos países en comparación. En Reino Unido, sobre todo, la descentralización tiene una «experiencia relativamente breve», apunta el investigador, y sus máximos responsables regionales han pasado siempre por las instituciones nacionales, muchos de ellos con experiencia adquirida en un Ministerio de gran envergadura.
Los dirigentes británicos pasan por instituciones nacionales antes que por regionales
Dista en algo el caso francés. En el país vecino, los dirigentes que llegan al cénit en las regiones tienen un largo recorrido en distintos niveles institucionales, si bien los autores del estudio han detectado en los últimos años que está naciendo una corriente reseñable de políticos cuya principal experiencia es a nivel regional, lo que apunta una novedad para la política francesa.
Los autores del estudio Joan Botella Corral, el propio Rodríguez Teruel, Óscar Barberá y Astrid Barrio, hablan de que, de consolidarse esa tendencia, en un futuro no muy lejano podríamos advertir que «la creación de instituciones regionales puede fomentar la aparición de líderes desconectados de los circuitos políticos nacionales». Y, en el caso español, ¿esto sería positivo o negativo?
Proliferarían «redes clientelares» locales
El profesor Rodríguez Teruel discierne entre los efectos positivos, en términos de legitimidad de la acción política en las regiones, que puede favorecer la mejor representación de las demandas de los ciudadanos, ya que estos buscan la cercanía de sus mandatarios, y también que se dé un mayor impulso al desarrollo territorial de cada Comunidad Autónoma.
En Francia, se observa una corriente de políticos con experiencia solo local
No obstante, también entraña perjuicios importantes, como son el incremento de disensiones y conflictos entre la política nacional y la subnacional, la proclamación y demanda de más autogobierno por parte de cada territorio y de reivindicaciones regionalistas. Otra de las consecuencias negativas sería que se crearían y reforzarían redes «clientelares» en las regiones, de forma que un puñado de personas podría llegar a copar los primeros puestos de diferentes organismos y entidades.
La conclusión del estudio «Las carreras políticas de los jefes de gobierno regionales en España, Francia y el Reino Unido (1980-2010)» es que los políticos en nuestro país están mucho más desvinculados del Gobierno central que en los otros dos Estados europeos, ya que aquí solo uno de cada diez presidentes autonómicos estuvo antes en el Gobierno central.