«Zapatero ha abierto el melón del Estado sin saber a dónde vamos».


20070225111650.jpgÁNGEL COLLADO

25-02-2007-ABC

Joaquín Leguina (Villaescusa Cantabria, 1941), doctor en Económicas por la Complutense, en Demografía por la Sorbona, estadístico del Estado, ex concejal del Ayuntamiento de Madrid, doce años presidente de la Comunidad de Madrid, es, por formación y experiencia política, todo lo contrario de lo que hoy se lleva en el PSOE. Desde su destino actual en la presidencia de la Comisión de Defensa del Congreso dice lo que muchos en su partido sólo defienden en voz baja: que Zapatero ha abierto el melón de la estructura del Estado sin saber a dónde nos lleva y sin conseguir aplacar a los nacionalistas.

 ¿Va a hacer realidad su partido el programa máximo de los nacionalistas?

 Yo lo que me pregunto es por qué no se les ha exigido a los nacionalistas que sean leales con la Constitución, que les da muchas ventajas, y que si no son leales, por qué no cambiamos la ley electoral y vamos a otro escenario. Yo lo que achaco al presidente del Gobierno es que ha abierto un melón que no lleva a buen puerto, que afecta a la estructura del Estado.

 ¿Cómo es posible que el PSOE haya aprobado el nuevo estatuto catalán sin debate interno?

 No es que no haya habido debate, es que no se ha oído nada. Las únicas críticas han venido de muchos pensadores, de derechas y de izquierdas, que no están de acuerdo con esto. Yo no tengo una explicación, supongo que ha sido por una cuestión de pura táctica.

 Visto el silencio, ¿cabe pensar que una gran mayoría en su partido asume las doctrinas nacionalistas?

 Yo creo que no, pero es que no le dan mucha importancia. Y es posible que no sea grave ahora mismo, pero sí a largo plazo.

 ¿Usted cree que Zapatero tiene un diseño de ese nuevo modelo de Estado que puede surgir con los nuevos Estatutos?

 No lo sé. Desde luego, este mecanismo difícilmente conduce a un Estado federal donde se niegan las desigualdades, los hechos diferenciales. Tampoco a una confederación, porque se parte de un Estado unitario. Sería realmente original, aunque aquí algunos políticos no quieren entrar en la historia, sino en el «libro Guiness». El diseño constitucional, sin estar cerrado, permitía «federar», era flexible para hacer cambios, como ha ocurrido en el sistema de financiación, para ajustar mejor las cosas. Pero una cosa es la modulación progresiva y otra abrir este melón, además sin contrapartida, porque los nacionalistas no se han comprometido a nada a cambio de esos nuevos estatutos. Siguen sin dar seguridad alguna -salvo la de sostener un Gobierno- de ser leales con la nueva estructura e insisten en el agravio comparativo. Y hemos llegado al extremo de que hasta los que dicen no ser nacionalistas consideran que criticar cualquier cosa de lo que ocurre en Cataluña es ser anticatalán.

 ¿Cree que cabe esperar alguna rectificación en el PSOE a esa «comunión», aunque sea táctica, con el nacionalismo?

 En países tan serios como Alemania están rectificando ahora, después de muchos años de rodaje federalista. Como diría Machado, que no era nacionalista, «no está el mañana en el ayer escrito».

 Pero en Alemania hay un acuerdo básico entre los dos partidos nacionales sobre los asuntos de Estado que aquí no se da.

 Y que yo, desde luego, echo de menos. Pero sería injusto culpar a un sólo partido de que no exista ese entendimiento. Volvemos a la táctica y la estrategia. El PSOE quiere aislar al PP y el PP quiere destacar que el Gobierno está rodeado de políticos, por decirlo suavemente «no fiables»: los nacionalistas. Desde los medios próximos a los socialistas se insiste en que el Partido Popular se queda solo y la oposición responde con la lógica del «mejor solo que mal acompañado». De ahí no salimos.

 ¿Por qué tienen tan poca influencia en el presidente del Gobierno ese tipo de advertencias sobre la entrega a los nacionalistas que hacen Bono, Ibarra, Guerra, González o usted mismo?

 Porque el Gobierno, mejor dicho el grupo de Rodríguez Zapatero, como dicen en baloncesto, ha tomado la posición. Si ahora hiciéramos un manifiesto o cualquier movimiento interno, ¿que diría la opinión pública más próxima al PSOE? Pues que esto es la vuelta al pasado, que estamos resentidos… se nos descalificaría con juicios de intenciones para dejarnos fuera del juego político. Es mejor decir lo que se piensa, desde luego yo lo hago, pero sin pretensiones de subvertir ningún orden establecido.

 ¿Es decir, que van a mantener la misma disciplina de voto que en el estatuto catalán pese a que no les guste?

 Yo he estado defendiendo la disciplina de voto y ahora, cuando me toca a mí sufrir las consecuencias, no me puedo volver atrás. Tampoco creo que sea positivo para el sistema, mire lo que pasa en Italia. Hay que aguantar y decir lo que cada uno piensa.

 ¿Sus actuales jefes les llaman «gente antigua»?

 Esa es una forma fácil de eliminar al adversario, pero hay que admitirlo: somos más viejos. Es inexorable. Vamos a ver qué es lo que queda de ellos cuando alcancen nuestra edad, sobre todo en el «currículum vitae».

 ¿Puede ser la clave de ese cuestionamiento de los valores de la Transición y el consenso la falta de preparación y experiencia de los nuevos gobernantes?

 Esa es la clave de la distancia evidente y creciente de la clase política y el conjunto de la ciudadanía. Cada vez hay más personas que se dedican exclusivamente a la política desde que salen de la facultad o entran en el partido. Es un mal en sí mismo que se extiende a todas las formaciones y amenaza con crear no una elite política, sino una casta amparada en un sistema electoral muy cerrado y en las siglas de los partidos.

 ¿Y cómo se puede solucionar?

 La profesionalización es necesaria mientras se ejerce un cargo público, pero otra cosa es la profesionalización desde la guardería. Una persona que se dedica a la política tiene que tener alguna experiencia fuera de la política, tiene que haber cotizado a la Seguridad Social por cuenta ajena o propia, saber cómo funciona una empresa o una institución pública, haber hecho unas oposiciones o trabajado de albañil o ingeniero de Caminos. Eso de meterse desde niño a cobrar de un partido y llegar hasta arriba no es bueno.

 ¿Está usted retratando al actual Gobierno?

 No a todos sus miembros.

 Pero sí a su presidente.

 Sí, en parte, pero hay casos mucho más escandalosos que no voy a citar por sus nombres. La Constitución, que es bastante sabia en casi todo, habla de «mérito y capacidad» para desempeñar cargo público y son las dos palabras de las que huyen como de la peste todos los aparatos de todos los partidos.

 Dice Ibarra que les jubilan.

 Bueno, a mí me jubiló Ruiz-Gallardón. En el censo de militantes del PSOE, uno de los secretos mejor guardados como ocurre en todos los partidos y según los datos que tengo, cuando llegó Zapatero, más del 60 por ciento de los militantes tenía más de 55 años. Es unapirámide de edades, pero invertida. Si tu liquidas la cabeza, liquidas al 64 por ciento y no hay forma de que te echen después, de que te «renueven» después. Esta puede ser la «renovación» definitiva del PSOE. Es un despilfarro. Por muy viejos y gastados que estemos, algo podríamos aportar. Yo mismo puedo decir algunas cosas sobre la ley del suelo.

¿Usted cree que me han llamado? Pues no.

 ¿Qué ha ocurrido en el PSE para que también asuman posiciones tan nacionalistas?

 Yo no les veo sumados al nacionalismo, sino a la supervivencia. En algún momento pensaron que la alianza con el PP, el constitucionalismo, les llevaba a la desaparición y ahora han buscado una posición intermedia que coincide con la idea del presidente del Gobierno de que se puede navegar entre este magma de nacionalismos para sostenerse en el poder. No es un cambio absoluto de ideología o de historia, es táctico.

 Que empieza a dejar muchas bajas como Nicolás Redondo, Rosa Díez…

 Sí. Y como decía Napoleón,un buen ejército lo primero que debe preocuparse es de no dejar los heridos en el camino. Y además de no ser bueno, es un despilfarro porque son personas que han reflexionado, que han peleado y han sufrido mucho allí. Espero que en un futuro no muy lejano se les pueda recuperar.

 ¿Miguel Sebastián es candidato por el PSOE a la Alcaldía de Madrid porque en la antigua FSM no hay cantera o por puro cesarismo de Zapatero?

 Dentro del partido hay no menos de 20 personas capacitadas, y en el entorno del partido, como puede ser el caso de Sebastián, unas doscientas. Lo que pasa es que aquí ha habido una exhibición de poder interno. Ya veremos los resultados electorales y espero que se cumpla la ley de oro de toda democracia, la responsabilidad sobre las decisiones cuando llegan los resultados. Si se gana, a aplaudir, y si se pierde, a responsabilizarse.

 ¿Se refiere a Zapatero?

 A quien haya decidido esa candidatura. A ver si después de mayo no ha sido Zapatero, que puede ocurrir.

 ¿Hubiera preferido a María Teresa Fernández de la Vega?

 Hubiera sido desnudar a un santo para vestir a otro.

 ¿Y Bono?

 Pues tampoco. Estudió aquí y también ha vivido en Madrid pero llevaba muchos años trabajando en la comunidad vecina. Y con bastante éxito.

 ¿Mantienen ustedes, los ex barones y ex dirigentes del PSOE, alguna relación fija que les lleva a hacer similares críticas en parecidas fechas?

 Relaciones personales, sí. Políticas, algunas, pero no para tomar decisiones colectivas. Por lo menos, de momento.

 ¿Cómo ve la carrera de su sucesor, Alberto Ruiz-Gallardón?

 Después de ganarme las elecciones, hizo una apuesta complicada como era irse al Ayuntamiento, que fue un éxito electoral indudable. Como suele hacer Gallardón, también hizo otra apuesta arriesgada, abrir no sé cuantos kilómetros de metro. Puede ser discutible el planteamiento, pero los hizo. Ahora ha dicho que iba a enterrar la M-30, yo paso todos los días por allí y creo que la va a enterrar. Es la muestra de un político que corre riesgos, que son los que se necesitan para bien o para mal. Es muy joven todavía, aunque él diga que cada vez menos, supongo que tendrá sus ambiciones y le deseo que las cumpla si son para bien de su salud física y mental.

 ¿Usted le imagina al frente del PP?

 No me extrañaría nada, aunque no sé si tiene más adversarios dentro que fuera.

 ¿Le da por ganador en las municipales?

 Si quiere un consejo que no necesita, hay que recordar que no conviene confiarse nunca.

 ¿Aunque parta de una ventaja de 15 puntos?

 Nosotros es que seguimos con una cantera limitada. Es como si el Real Madrid perdiera una Liga y sacara para la siguiente a los jugadores del mismo sitio. Lo más probable es que volviera a perder.

 Pero el PSOE tampoco ha traído ninguna estrella.

 Por eso. Son de la misma cantera, la de los amigos del presidente del Gobierno. Una cantera interesante, sobre todo para Zapatero.

 ¿Es de los socialistas que considera a su jefe capaz de perder las elecciones generales por las «originalidades» de sus apuestas políticas como el lío de los estatutos o la negociación con ETA?

 Pues probablemente ganará las elecciones cuando las convoque. Veo a los líderes del Partido Popular con un estilo y unas actitudes con las que no puede sentirse muy identificado buena parte del electorado.

¿Cómo puede ganar un partido político que apuesta por la fabulación en un asunto como los atentados del 11-M? Con esos mimbres, no sé qué cesto va a hacer. Rajoy es inteligente y tiene sentido del humor, pero da la sensación de que se pregunta cada mañana «¿qué hago aquí?». No porque le venga grande, sino porque le viene extraordinariamente pequeño. A largo plazo volverán al poder, pero no en estas primera elecciones, que perderán más por errores propios que por éxitos ajenos.

 ¿Y dónde está la parte positiva del balance de Zapatero?

 En ciertas leyes muy necesarias como la de dependencia, por la estabilidad, en el éxito en el crecimiento económico y por una cosa que todo el mundo había prometido y nadie había hecho: arreglar el problema de RTVE.

Joaquín Leguina, en el Congreso de los Diputados