«El Estatuto de nación para Galicia sería un paso muy importante para ubicarnos debidamente en el escenario del Estado».
Xabier R. Blanco
29-01-2007-La Razón
SANTIAGO DE COMPOSTELA- Por una vez, todos los gallegos estuvieron de acuerdo con Anxo Quintana, vicepresidente de la Xunta y líder del Bloque Nacionalista Galego (BNG). «No se puede seguir aburriendo a la gente», manifestó después de encallar las negociaciones para que Galicia tuviese una nuevo Estatuto. Después de más de un año de conversaciones y de una fatigosa cumbre de seis horas entre el presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño; el líder del PP gallego, Alberto Núñez Feijoo, y el propio Quintana, los tres recurrieron a la palabrería futbolística para exponer su naufragio en la redacción de un nuevo texto estatutario: «No pudo ser». En la reunión celebrada el pasado día 17 en Monte Pío, la residencia oficial del presidente de la Xunta, se dio por zanjado un asunto que comenzaba a aburrir.
¿Ha escuchado por la calle a la gente gritar «Galicia será nación»?
Se ha cantado por la calle «que quieran, que no, Galicia será nación» muchas veces. Lo que nunca he escuchado es «viva la unidad de España».
Hay una canción que dice «Anxo Quintana va a hacernos nación». ¿La canta en la ducha?
No, francamente. Agradezco al intérprete el esfuerzo, pero no es mi canción de cabecera.
Imaginemos que se hace un referéndum. ¿Cree que ganaría la opción Galicia nación?
Sería absurdo plantearlo así. Hasta yo tendría mis dudas. No es cuestión de una palabra. Es el deseo político de ejercer como nación. Habría que someter a referéndum no sólo la calificación, sino también las competencias blindadas propias de una nación, la financiación, el abono de la deuda histórica, el tratamiento de nuestra lengua como un idioma nacional… En este caso, estoy absolutamente convencido de que habría una inmensa mayoría a favor.
Repasemos las diferentes propuestas que se discutieron: nación, nación de Breogán, nación común de los gallegos, sentimiento nacional… Núñez Feijoo acuñó esta última. ¿Por qué no aceptó? ¿No es el nacionalismo un sentimiento?
No acepté su propuesta porque significaría condenar a Galicia a tener un Estatuto, ya no al mismo nivel que el catalán, sino por debajo del andaluz. Y además, creo que no aceptando su propuesta conecté más con las bases y con los votantes del PP que el propio señor Feijoo. Estoy convencido de que su propuesta divide al PP porque no es aceptada por la inmensa mayoría de sus votantes.
¿No habría salido mejor la reunión si usted y Touriño hubiesen llevado una propuesta consensuada?
Más resultados en la reunión posiblemente no, porque la postura del PP estaba predeterminada. A todo iba a decir que no. Pero si hubiésemos tenido una estrategia conjunta, quizá sería más fácil una segunda vuelta.
En esa reunión acordaron que no se señalaría un culpable y al día siguiente usted y Touriño acusaron a Feijoo. ¿No es feo faltar a la palabra?
En este proceso no hay buenos, malos, ni culpables. A la reunión fuimos tres interlocutores con el deseo de llegar a un acuerdo. No lo hubo y los tres somos responsables. Ahora, eso no impide que cada uno haga sus valoraciones políticas. Y la realidad es que el BNG quería un Estatuto de nación y el PP no. Los ciudadanos tienen que valorar las consecuencias. Y es responsabilidad únicamente del PP.
Habló de segunda vuelta. Feijoo dijo que el Estatuto está en el descanso. ¿Lo intentarán antes de las autonómicas?
No. Tiene que haber segunda vuelta porque Galicia necesita un Estatuto ambicioso de nación, pero no marco tiempos ni tengo la sensación de estar en el descanso. Tiene que cambiar el clima político para que se pueda llegar a un acuerdo. Mientras no se modifiquen esas circunstancias no tiene ningún sentido volver a tratar este tema.
¿Cuáles son esas circunstancias?
Una sentencia del Tribunal Constitucional que ratifique el Estatuto de Cataluña; que se inicie la redacción del vasco, que sin duda estará al mismo nivel que el catalán; que la tensión política de PP y PSOE; que el PP a nivel estatal abandone la estrategia de la bronca…
Habló con Rajoy antes de la reunión definitiva. ¿Qué sacó en limpio?
No fui yo el que habló con él. Lo hice varias veces y volveré a hacerlo cuando él lo desee, pero en esta ocasión fue el BNG el que se entrevistó durante todo este proceso para conocer la disponibilidad del PP. Fue una conversación reveladora porque tanto Rajoy como el interlocutor del BNG sacaron la conclusión de que el PP muy difícilmente iba a aceptar un Estatuto al mismo nivel que el catalán.
¿Manifestó que sería más fácil con Rajoy que con Feijoo?
Dije que no creo que sea achacable a una decisión de Rajoy el hecho de que Feijoo acepte todo disciplinadamente. Después de la reunión que celebramos el otro día en Monte Pío, tengo la duda de si Feijoo actúa así por disciplina o porque le va la marcha. No creo que tenga que esforzarse demasiado para compartir la estrategia de Rajoy.
Un periodista catalán comentó que el gran éxito de Cataluña ha sido hacer creer al resto del Estado que allí les importaba el Estatuto cuando era la preocupación decimocuarta. ¿Por qué no fueron capaces de colar esa mentirijilla en Madrid?
Es un problema de Galicia como país. Desgraciadamente Galicia aún no tiene en la política estatal el peso que necesitaría y nosotros quisiéramos. Estamos muy lejos de contar con la misma fuerza que cuenta Cataluña. El Estatuto de nación para Galicia sería un paso muy importante para ubicarnos debidamente en el escenario del Estado.
Se dice que el bipartito queda tocado. El BNG llevaba el Estatuto como eje principal en el programa electoral.
Desde el primer momento tanto el PSOE como nosotros dijimos que el Gobierno no iba a hacer una propuesta estatutaria. Fue nuestra pauta de conducta y el protagonismo correspondió a las fuerzas políticas y al Parlamento. El Gobierno durante este año y medio de bipartito se ha dedicado a gobernar.
¿Nunca temió que el PSdeG y el PPdeG hiciesen el Estatuto por su cuenta dejando al BNG fuera?
Había esa posibilidad, pero no era una preocupación para el BNG. Era una preocupación para Galicia. Si se hubiese dado ese pacto excluyendo al BNG, es evidente que sería para hacer un Estatuto de segunda, por debajo del catalán.
Touriño no se caracteriza por un sentimiento nacionalista exacerbado. ¿Fue prisionero por gobernar con el BNG?
No tenía por qué sentirse así, entre otras cosas porque el propio presidente había dicho en más de una ocasión que quería un Estatuto al mismo nivel que el catalán.
Feijoo continúa trasteando a Touriño para que lo haga con el PP. ¿En el caso de que aceptase, le dirían «ahí te quedas»?
Cuando uno se pone a redactar un Estatuto hay que tener altura de miras. El BNG nunca antepuso el interés partidario y eso fue lo que motivó que modificásemos nuestras propuestas y que llegásemos a aceptar las del PSOE. El señor Feijoo hizo lo contrario. Se ancló en sus propuestas y demostró que prefería meter alguna cuña para crear problemas al bipartito. Ahora, con el barco embarrancado, viene a demostrar que el Estatuto le importa poco y que no tiene sentimiento de país. Está en una estrategia de intento de desgaste del Gobierno. Y también fracasará.
¿Tan buena salud ve en el bipartito?
Creo que sí. La trayectoria es buena, pero mejorable. Nos vamos a esmerar para hacerlo mejor este año que el anterior.
No será difícil después de los incendios, las riadas… ¿Encontraron ya al gafe en el bipartito?
Lo que encontramos es un Gobierno que da la cara y asume sus responsabilidades, un Gobierno que no se esconde, que no miente, no manipula y no responsabiliza a los demás de lo que pasa. Estábamos acostumbrados a que miles de vacas muertas se ocultaban en un vertedero o a que las toneladas de chapapote eran «hilillos» que salían del pecio.
¿Cómo explica la huida de varias multinacionales? ¿No hay desconfianza del sector empresarial?
Todo lo contrario, creo que nunca hubo más confianza. Un ejemplo claro es Astano. Otro ejemplo es que la vicepresidencia haya conseguido, con dos cajas de ahorros, nuestros socios en Sogaserso, construir residencias para la tercera edad. Los empresarios le dirán que por fin tienen un consejero que es un interlocutor válido. No quiere decir que a veces no haya problemas. Lo que me parece profundamente irresponsable es la actitud que en este asunto está adoptando el señor Núñez Feijoo. Con fines puramente electoralistas y de desgaste, intenta dibujar una Galicia que no ofrece confianza a las empresas, con el consiguiente daño a la imagen y a nuestro atractivo para los inversores.
Sus iniciativas más comentadas son la propuesta del cambio horario, descuentos para las lápidas en gallego, petición para que las muñecas hablen en gallego… ¿No suena a chiste?
Desde determinados ámbitos mediáticos de Madrid existe una propensión a caricaturizar todo lo que suene a gallego y a Galicia, siguiendo la trayectoria que el franquismo impuso en su día. El gallego era como decir inculto e ignorante. En determinados ámbitos resulta difícil entender que desde Galicia puedan salir buenas propuestas, como sucede todos los días.
En Galicia hay armonía lingüística. Más del 60 por ciento de la población se comunica en gallego. ¿No sería mejor dedicar los esfuerzos a otras tareas?
En este país existe tanta armonía lingüística que cuando le quise comprar a mis dos niños pequeños un juguete, ahora todos hablan, no encontré ni uno que utilizase nuestro idioma. Echo en falta que mis hijos no puedan tener un juguete en gallego. Hace unos años murió mi padre y quiso la esquela en gallego. Pues la tuve que hacer yo porque la funeraria no tenía un modelo en gallego. Francamente, la armonía debería servir para que los que queremos expresarnos en gallego lo podamos hacer.
¿Respetando a los que lo hacen en castellano?
Cada uno que hable en lo que le dé la gana, pero si queremos respetar los derechos del gallego, debemos empezar por reconocer los deberes de los que viven en Galicia. Y es muy difícil que los que queremos vivir en gallego podamos ejercer ese derecho si los ciudadanos de Galicia no tienen el deber de conocer esta lengua. El deber de conocerlo, no de hablarlo.
¿A Núñez Feijoo le importaba más el término nación o la lengua gallega?
Estaba enrocado en no reconocer Galicia como nación, en que el gallego no fuera reconocido con los mismos derechos y deberes que el castellano, en que no tuviésemos un ámbito competencial ambicioso y blindado de las interferencias de Madrid. Feijoo habló mucho de financiación, pero después estaba en contra de que nos reportase suficiencia financiera y autonomía fiscal para que los impuestos de los gallegos se gestione aquí. No es una palabra, sino la negativa a que Galicia tenga un Estatuto nacional.
Respecto a la política nacional, ¿cree que ETA le coló un gol a Zapatero?
Sería una tremenda equivocación culpabilizar al Gobierno de la ruptura de la tregua. Le daríamos a ETA un balón de oxígeno que no merece. La tregua se rompió porque ETA volvió a asesinar. Tenemos que defenderlo así independientemente de quién esté en el Gobierno. Creo que ahora no se dan las circunstancias para que haya un diálogo, pero el objetivo sigue siendo la paz. Es muy difícil un diálogo, pero no es obstáculo para que hagamos un esfuerzo para atraer al campo institucional y democrático a todo el entorno social que hasta ahora apoyó a ETA. Tenemos que conseguir que se aparten de ese mundo.