Rechaza en el Parlamento autonómico una iniciativa del PP para que se cumpla la Ley de Símbolos.


20070927103020.jpg27-09-2007-La Razón

Madrid- El Grupo Socialista en el Parlamento gallego rechazó ayer, con el apoyo de sus socios nacionalistas, una proposición no de ley presentada por el PP que instaba a la Xunta al cumplimiento de la Ley de Símbolos de la Comunidad Autónoma. La citada norma establece que «la bandera de Galicia debe utilizarse conjuntamente con la de España en todos los edificios oficiales y en los actos oficiales que en ellos se celebren».

El diputado Enrique López Veiga exigió el cese del vicepresidente de la Xunta, Anxo Quintana, y de la Consejera de Cultura, Anxela Bugallo, debido a los numerosos incumplimientos detectados por los populares. Según indicó, se tiene constancia de que ninguno de los consejeros nacionalistas tienen la bandera española en su despacho, de que estos símbolos no estuvieron presentes en los actos de toma de posesión de los altos cargos del BNG y de que su uso ha sido rechazado en varios actos institucionales.

El diputado popular explicó que lo único que pretende su partido es que se cumpla la normativa autonómica, pero «lo que está consiguiendo el bipartito es que toda España esté empezando a creer que no nos sentimos españoles. Ésa es la opinión de unos pocos, porque la mayoría de los gallegos nos sentimos gallegos y españoles».

Los argumentos esgrimidos por los socios del bipartito para rechazar la propuesta volvieron a ser el «centralismo» y su «agresiva» oposición. El representante del BNG, Pablo Gónzález Mariñas, calificó la proposición no de ley de «insulto» y acusó a los populares de «buscar problemas donde no los hay». A su juicio, la iniciativa es fruto del «sarampión de españolismo», que es un mal que padece el PP en toda España. Por ello, tildó la medida de «fariseismo político» porque «cuando (el PP) gobernaba en Madrid no decía nada de que en los ayuntamientos del País Vasco y Cataluña no ondease la bandera española».

En la misma línea se pronunció la diputada del PSOE, Beatriz Sestayo, que tildó la iniciativa de «desafortunada» e insistió en la idea de que el problema es «el centralismo nacionalista impuesto desde Génova».