Elvira Lindo fue ovacionada por un discurso sencillo y sincero.


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Barcelona- Nunca un pregonero de las fiestas de la Mercè había generado tanta pasión como recelos en los ciudadanos de Barcelona. La escritora Elvira Lindo, en un discurso íntegramente en castellano, ha desatado una tormenta política en el Ayuntamiento de Barcelona porque no empleó el catalán en su lectura. La jornada empezó muy crispada, con enfrentamientos verbales a las puertas del Ayuntamiento. Un grupo de simpatizantes de Elvira Lindo, la mayoría pertenecientes a Ciutadans-Partido de la Ciudadanía, fueron increpados por un grupo de ERC, y viceversa. Por un lado, una enorme pancarta en la que se leía «Yo también soy Elvira Lindo». Por otro, otra con el adjetivo «Botiflers» (traidores). No fueron más que malas palabras, pero la tensión incomodó a los ciudadanos que se habían acercado a la Plaça Sant Jaume y que querían oír el pregón de su ciudad. En total, se calcula que fueron alrededor de 500 personas las que se enfrentaron con insultos y cánticos, aunque se disolvieron antes de que comenzara el pregón de la escritora. Eran las 18.30 horas. Todavía quedaba media hora para la aparición de Lindo, que vivía ajena a la polémica una jornada que para ella tenía que ser muy especial.

La división de opiniones continuó durante el parlamento de la escritora. Era imposible oírla en medio del ambiente nervioso que se respiraba en la plaza, a pesar de los altavoces y las pantallas gigantes. Unos aplaudían a rabiar y otros pitaban indiscriminadamente. En definitiva, al principio parecía que Lindo jugaba en campo contrario, pero al final se hizo valer y la mayoría de barceloneses se la hicieron como propia, pese a quien pese.

El acto de protesta se celebró después de que cerca de un centenar de entidades hayan suscrito un manifiesto, impulsado por la Coordinadora de Asociaciones para la Lengua Catalana, Ciemen o la Plataforma por la Lengua, en contra del uso del castellano en este pregón. Posteriormente, el segundo teniente de alcalde y presidente del grupo municipal del ERC, Jordi Portabella, se encargó de calentar el ambiente al anunciar que no asistiría al pregón. Por educación envió a un concejal de ERC, Pilar Vallugera, que, valga la ironía, demostró tener muy poca educación al no levantarse, como hicieron todos los asistentes, para aplaudir a la pregonera al cierre de su discurso. En el interior del Saló de Cent del Ayuntamiento de Barcelona, la victoria de Lindo fue por goleada. Arropada por su marido, Antonio Muñoz Molina, y personalidades del mundo cultural catalán como Pere Gimferrer, Adolfo García Ortega, Jorge Herralde, etc. Lindo abrió el pregón agradeciendo la «muestra de hospitalidad» de los barceloneses por dejarle «sentirse como en casa». Luego emprendió un viaje literario a su relación con su Barcelona. Desde su niñez, cuando avistó por primera vez la capital catalana desde el mar, hasta su madurez, cuando Barcelona se convertiría en «la ciudad donde la libertad parece ir unos pasos por delante» y en la que «ya nada, ni la distancia, ni la política, ni las fronteras pueden borrar esta percepción». Su discurso acabó en catalán. Dijo: «Yo también soy barcelonesa». Al acabar, con todo el salón en pie y con una rugiente ovación, Lindo no pudo evitar emocionarse y soltó una gran sonrisa de complicidad, gracia y ternura que conmovió a más de uno.