Ibarretxe reclamó el «reconocimiento real y efectivo del pueblo vasco como sujeto político», porque, según dijo, no somos «una nación sin papeles»
24-3-2008 – EL PAÍS
M. LUISA G. FRANCO. BILBAO.
El PNV protagonizó ayer en el Aberri Eguna (Día de la exaltación nacionalista vasca) una huida hacia delante tras los malos resultados del partido en las últimas elecciones generales. Con discursos diferentes, pero no contradictorios, el presidente de la ejecutiva del PNV, Iñigo Urkullu, y el lendakari Juan José Ibarretxe apostaron por un acuerdo con Rodríguez Zapatero para cambiar el marco jurídico vasco desde una postura de fuerza que no se corresponde con su actual posición de segundo partido político vasco, detrás del PSE-PSOE, y sin renunciar a la exigencia de la «autodeterminación» y el referéndum.
Tras la reflexión interna en el PNV y posiciones públicas del presidente de la ejecutiva del partido en el sentido de que la sociedad vasca podía estar más interesada en cuestiones cotidianas que en debates ideológicos, el lendakari advirtió ayer a los militantes de su partido que acudieron a la Plaza Nueva de Bilbao que quienes interpreten que los últimos resultados electorales implicarán que «la personalidad del pueblo vasco se diluirá dentro de la personalidad del pueblo español» están equivocados. «Euskadi no es, ni será nunca, una parte subordinada de España», sentenció, por si cabía alguna duda de que estaba dispuesto a renunciar a sus «hojas de ruta» soberanistas.
«Un acuerdo singular»
Sin marcar distancias con Ibarretxe, Urkullu apostó firmemente por conseguir de Rodríguez Zapatero un acuerdo «singular» para el País Vasco que suponga un «nuevo paso de gigante» en su autogobierno y desafió a quienes critican que el PNV pueda renunciar a sus pretensiones soberanistas por un pacto pragmático con Madrid. «Si hay posibilidades de acuerdo, si el PSOE y Rodríguez Zapatero entienden y admiten que este pueblo tiene derecho a un acuerdo singular, si podemos romper el bloqueo político en el que este pueblo lleva instalado demasiado tiempo, si podemos volver a dar un nuevo paso de gigante en el autogobierno, ahí estaremos. ¡Así nos lo niegue ETA, ELA (sindicato nacionalista), EA o quien sea!», dijo.
El punto pragmático del discurso de Urkullu en el Aberri Eguna fue matizado a punto y seguido por el propio presidente de la ejecutiva del PNV aclarando que si lo que propone Rodríguez Zapatero es «un pacto de rebajas, un acuerdo cepillado, ahí no vamos a estar».
La matización fue más allá en el discurso del lendakari Ibarretxe, quien aclaró que lo que pretende conseguir de Rodríguez Zapatero este mismo año es «una formulación democrática de la capacidad de decisión de los vascos». «Os doy mi palabra de que haré cuando esté en mi mano para que este año, 2008, sea el año del desbloqueo político en Euskadi», señaló el lendakari con el estilo apocalíptico con el que fijó para el 25 octubre de este año su «consulta a la sociedad vasca» y presentó reiteradamente tanto el primer plan Ibarretxe como sus sucesivas hojas de ruta.
El presidente del Gobierno vasco exponía así sus condiciones para cualquier modificación de su hoja de ruta, insistiendo en su argumento de que la sociedad vasca tiene derecho a ser consultada, sin recordar expresamente la cita fijada para el próximo 25 de octubre.
Según el lendakari, tras el retroceso electoral de su partido no es necesaria una reformulación de sus propuestas, sino que «es el momento de dar un salto cualitativo como pueblo, de dar un paso adelante».
«Nación sin papeles»
Ibarretxe reclamó el «reconocimiento real y efectivo del pueblo vasco como sujeto político», porque, según dijo, no somos «una nación sin papeles». «El ejercicio del derecho a decidir es el objetivo político del pueblo vasco para el siglo XXI», recalcó.
En un momento en el que la victoria en las últimas elecciones generales del PSE en el País Vasco ha avivado el debate sobre la pluralidad de la sociedad vasca, el lendakari dijo que «la pluralidad, ideológica, identitaria e institucional que forman parte de la historia y cultura vasca no debe suponer renuncia alguna al proyecto propio» del PNV.
«El reconocimiento y aceptación de la pluralidad no puede suponer la anulación de los principios y procedimientos democráticos para que la sociedad vasca pueda tomar sus propias decisiones», señaló.
Construir la «nación vasca»
El PNV volvió a demostrar ayer su habilidad histórica para compaginar un discurso radical con uno más pragmático, incluyendo gestos de complicidad entre dirigentes que mantienen internamente posiciones distintas.
Urkullu centró su discurso en el acuerdo con Rodríguez Zapatero, recordando que quienes le precedieron al frente de la ejecutiva del PNV, Garaikoetxea, Arzalluz, Sudupe, Insausti e Imaz, «han querido construir la Nación Vasca desde el Acuerdo, desde el Pacto», lo cual no supone, en su opinión, «vender Euskadi».
Recordó Urkullu que Ajuriaguerra y Garaikoetxea pactaron con Suárez y Arzalluz con Felipe González y con Aznar.
El dirigente del PNV, que nombró a ETA entre quienes parecen oponerse a esos pactos, consideró que la banda es un obstáculo para los anhelos de su partido de conseguir «una Euskadi libre» y exigió a la banda que no actuara en nombre del pueblo vasco.
Tras las especulaciones sobre la marginación de Ibarretxe, todo sigue igual en el PNV, ya que no se ha dado ningún paso que indique que el partido opta de forma clara por modificar la senda soberanista marcada por el lendakari.