Esta noticia no hace más que alimentar una polémica en la que el Gobierno pasa de puntillas.


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BARCELONA. El Real Club Deportivo Español de Barcelona dio la espalda a la Federación Catalana de Fútbol y votó en contra de la disputa del partido que Cataluña tiene previsto jugar el próximo 14 de octubre ante Estados Unidos. En un principio, el director general ejecutivo del club blanquiazul, Pedro Tomás, anunció que se abstuvo de la votación porque no estaba de acuerdo con la forma jurídica, pero ABC puede confirmar que lo hizo en contra.

En la votación, con un resultado aplastante de 18 en contra, tres abstenciones y tres a favor -ya anunció este diario que los votos favorables provenían del fútbol vasco-, se vetó el amistoso que Cataluña había fijado en fecha oficial de la FIFA y justo un día después de que España juegue contra Dinamarca.

Esta noticia no hace más que alimentar una polémica en la que el Gobierno pasa de puntillas. Ayer, María Teresa Fernández de la Vega se lavó las manos y se limitó a afirmar que «mezclar deporte y política hace un flaco favor al deporte y a la política». «La representación oficial de España en competiciones oficiales corresponde a las Federaciones españolas», dijo, del mismo modo que confirmó que el Ejecutivo no tiene «ninguna intención» de derogar la Ley del Deporte, que regula esta cuestión. Pero no entró en el fondo del asunto: qué hace el Gobierno para apuntalar una decisión del fútbol español contra las pretensiones catalanas de «soberanismo deportivo».

Mientras desde la Generalitat insisten en que el partido se debe jugar pese a quien pese, el líder del PP, Daniel Sirera, tildó de «irresponsable» al Gobierno catalán por «animar a incumplir la ley» y de «trasladar el problema a los deportistas poniéndoles entre la espada y la pared».

Ayer movió ficha la Federación Catalana de Fútbol, pues pidió la intervención del Tribunal Catalán del Deporte, como órgano supremo jurisdiccional de Cataluña en el ámbito deportivo, para que defienda sus intereses y desde Estados Unidos se solicitó a la RFEF que reconsidere la decisión.