25 asesinatos y decenas de heridos en su historial criminal.


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(PD/Agencias).- La claudicación del Gobierno socialista ante el etarra De Juana Chaos (con 25 asesinatos y decenas de heridos en su historial criminal) ha revuelto las tripas a buena parte de la sociedad española. El 64% de la ciudadanía, según una encuesta de ABC, y el 58% según el sondeo de El Mundo, rechaza que Zapatero haya mandado al asesino a su casa.

A pesar de los esfuerzos que están haciendo la Cadena SER, El País y otros medios afines al PSOE, los ciudadanos no creen al Ejecutivo: piensan que está negociando a escondidas con ETA y que la cesión hecha con este asesino sólo es parte de un pacto más amplio.

La encuesta hecha por Metroscopia para ABC refleja que los votantes del PP, de forma casi unánime (89%), rechazan la decisión tomada por el Ejecutivo. Pero más significativo es que ese rechazo lo comparten la mayoría de los votantes del PSOE (54%), que ven cómo las cesiones políticas de Zapatero tratan de reactivar un «proceso» truncado con el atentado de la T-4 el pasado 30 de diciembre.

En el sondeo realizado por Sigma-2 para El Mundo el 1 de marzo, un 62,9% responde de manera tajante que le parecía mal o muy mal que el Gobierno excarcele al terrorista.

De ese 62,9% de los encuestados cuya consideración es negativa, hasta un 44,1% tacha de muy mala la decisión mientras un 18,8% la considera mala.

Si se realiza un desglose por partidos, los entrevistados que aseguran haber votado al PP son los que de manera arrolladora -en un 87% de los casos- desaprueba la excarcelación de De Juana Chaos, pero no son pocos los votantes socialistas que mantienen esta misma tesis.

Hasta un 47,7% de los simpatizantes del PSOE critica la opción tomada por el Ejecutivo, mientras que un 28,2% de los votantes de IU se pronuncia en este mismo sentido. Tampoco es baladí ese número superior al 21% de socialistas -el más alto de todos- que, con dudas para decantarse, considera regular la salida dada al pulso planteado por el etarra.

Sólo un poco más del 20% de los entrevistados piensa que el Gobierno ha actuado bien o muy bien, y son los votantes de IU quienes más respaldan esa opinión, con un 38,5%.

Pero el resultado más significativo es, efectivamente, el relativo a si el Gobierno ha cedido al chantaje de ETA y del preso en cuestión. Y casi un 58% -un 57,9- de los preguntados considera que se ha claudicado.

VALORES, INTERESES Y MENTIRAS

A la luz de estos datos, no parece probable que la intervención del presidente Zapatero en el Comité Federal del PSOE y los cerrados aplausos que le dedicaron este sábado los jerarcas socialistas, vayan a mejorar las cosas para el Gobierno. Ni siquiera le ayudará la emisión de ese segundo vídeo, que prepara la «Factoría Pepiño Blanco» y que anunció este domingo Blanco en la Cadena SER.

Zapatero dice que basa su decisión en «el valor supremo de la vida». Como individuo, puede tener la escala de prioridades que quiera y ésta resultaría irreprochable. Pero no puede olvidar que él es, además, el presidente del Gobierno de una nación, y que cuando actúa como tal tiene como primer mandato defender el orden constitucional.

Si como jefe del Ejecutivo pone la vida como valor supremo, ¿está diciendo que en 1997 él hubiera acercado a todos los presos para salvar la de Miguel Angel Blanco? ¿Está sugiriendo que va a ceder ante cualquier preso que emprenda una huelga de hambre? ¿Propone que nuestros derechos y libertades sean conculcados si con ello se salva la vida de quien los amenaza? ¿Será capaz de dar a ETA todo lo que quiera con tal de que no mate más?

No, señor presidente, como individuo podrá tener los valores que quiera, pero como presidente su deber es subordinarlos al interés de todos los españoles.

Y no es admisible que su «sentido de la responsabilidad» le lleve a preocuparse más por la vida de De Juana que por los efectos que para la libertad en el País Vasco y Navarra puede tener esta rendición. Menosprecia así el sacrificio de cuantos han entregado su vida por la defensa de los valores democráticos y constitucionales, y en este caso, de forma flagrante, el sacrificio de las víctimas de ETA.

Zapatero es prisionero de sus propios argumentos. Nos dice que ha actuado «para que no haya más muertes por el terrorismo».

¿Qué quiere decir con eso? Desde luego, si ello implicara que la muerte de De Juana hubiera sido «por el terrorismo», equiparándola con la de las víctimas de ETA, y entre ellas con las 25 que él causó, su razonamiento no podría ser más indecente.

En cambio, si lo que afirma es que con la atenuación de la pena se están evitando víctimas futuras de la banda, como sugirió José Bono, entonces ya no podrá hacernos creer que no ha actuado movido «por el miedo o la debilidad».

Al convertir la vida en el argumento central, Zapatero sólo busca esconder la sustancia del problema, y es que lo que él ha hecho no es salvar a nadie que no pudiera salvarse a sí mismo, sino ceder ante un chantajista.