Egunkaria fue moneda de cambio entre ETA y el Gobierno durante la tregua, pero resulta inverosímil que el Ministerio Público se haya comportado como un representante mudo de la imparcialidad del Estado. Que los proetarras ganen este juicio puede resquebrajar la sentencia de Estrasburgo contra Batasuna, explotando las contradicciones judiciales.

Egunkaria fue moneda de cambio entre ETA y el Gobierno durante la tregua, pero resulta inverosímil que el Ministerio Público se haya comportado como un representante mudo de la imparcialidad del Estado. Que los proetarras ganen este juicio puede resquebrajar la sentencia de Estrasburgo contra Batasuna, explotando las contradicciones judiciales.

En poco más de 20 hojas de sentencia, el juez Gómez Bermúdez ha absuelto a los máximos responsables del periódico Egunkaria. Dignidad y Justicia ha ejercido en solitario la acusación popular, junto con la AVT, sin que la Fiscalía haya realizado acusación alguna, modificando el criterio con el que empezó en 2003.

Según las pruebas del sumario, en 1991 ETA intervino en la financiación del rotativo íntegramente escrito en euskara a través de las empresas relacionadas con Egunkaria. El periódico fue manipulado por ETA desde sus orígenes para financiar a las organizaciones del entorno de la banda terrorista y así se demostró con la incautación del documento Comisión de Proyectos Udaletxe a la cúpula de ETA en 1992. Todas las empresas relacionadas con el periódico fueron cerradas cautelarmente en febrero de 2003 por el juez Del Olmo con el consentimiento de la Fiscalía.

En 2002, el Ministerio Fiscal, dirigido entonces por Eduardo Fungairiño, inició junto con el juez Del Olmo la investigación, gracias a la Guardia Civil, contra toda la trama empresarial de Egunkaria. Sin embargo, en diciembre de 2006, en medio del proceso de negociación entre ETA y el Gobierno, la Fiscalía cambió diametralmente su acusación. Lo que a principios de 2006, el fiscal Miguel Ángel Carballo defendía con gran vehemencia en el procesamiento de todos los inculpados lo desmontaba íntegramente en un escrito de pocas hojas a finales de año. ¡Qué contradicción! Este cambio de criterio de la Fiscalía tiene su comienzo a partir de febrero de 2006, ya que el entonces fiscal jefe Fungairiño dejó precipitadamente la jefatura de la Fiscalía por «razones personales». Estábamos en la tregua entre el Gobierno y ETA y Fungairiño era una persona molesta del proceso de paz. En febrero de 2006, Garzón dictó un auto en el que desligaba de ETA a los partidos ANV y PCTV y, con ello, favorecía su presencia en las elecciones municipales de 2007. Eran momentos difíciles para todas las víctimas del terrorismo.

En abril de 2006, un mes antes de que se produjera el chivatazo policial a ETA, el fiscal general, Cándido Conde-Pumpido, puso al frente de la Fiscalía de la Audiencia Nacional a Javier Zaragoza, que cambió su estructura. Durante aquella época, la Fiscalía rebajó la petición de las condenas en el macrojuicio del sumario 18/98. No impidió que el fiscal Enrique Molina dejara la Audiencia por su disconformidad en la estrategia contra ETA. Otros fiscales como Santos, Rubira, Gordillo, Juan Moral o Blanca Rodríguez fueron relegados a casos de menor entidad. Era el momento del proceso de paz y Pumpido tenía que controlar a los fiscales, algo que no hubiese logrado con Eduardo Fungairiño.

Después de lo publicado por EL MUNDO sobre las actas de la negociación ETA-Gobierno, se ha demostrado que Egunkaria se trató como moneda de cambio durante la tregua. Y por ello, el papel de la Fiscalía en el juicio a partir de diciembre de 2006 fue defender a los acusados, en vez de acusarlos como hizo en 2003 pero con otro fiscal jefe. El fiscal Carballo modificó su escrito y solicitó la absolución para todos ellos. La Fiscalía dejaba en soledad a Dignidad y Justicia y AVT para ejercitar la acusación contra los responsables del periódico proetarra.

Durante las vistas orales, la Fiscalía no hizo pregunta alguna a los acusados, aunque sí que lo hizo para desmontar las tesis de la Guardia Civil. El juicio ha sido un esperpento. Sabemos que Egunkaria fue moneda de cambio entre ETA y el Gobierno durante la tregua, pero resulta inverosímil que el Ministerio Público se haya comportado como un representante mudo de la legalidad e imparcialidad del Estado cuando debería haber hecho lo contrario. Que los proetarras ganen este juicio puede resquebrajar la sentencia de Estrasburgo contra Batasuna, ya que la izquierda abertzale venderá una imagen equívoca a Europa, explicando las contradicciones judiciales de España.

(Daniel Portero es presidente de la asociación Dignidad y Justicia)