La Voz de Barcelona
Como era previsible, Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) ha apostado por seguir tensando la cuerda con el Gobierno y con la legalidad vigente, pero sin llegar a romperla del todo. Esto es lo que se deduce de la ponencia política que los 1.900 delegados aprobarán este domingo en el XVI Congreso que la formación nacionalista está celebrando en Reus.
Tras múltiples negociaciones, el documento final incluye el propósito de que CDC ‘ha de destinar sus esfuerzos’ y ‘ha de promover el debate en el seno de la sociedad para construir el Estado propio que nos garantice la pervivencia [de Cataluña] como nación y la viabilidad como sociedad, hoy amenazadas’. Y añade que ‘el catalanismo soberanista del siglo XXI ha de actuar con actitud de independencia y ha de plantear la idea de Cataluña igual a nación más Estado‘.
‘Déficit fiscal’ e ‘identidad lingüística’
La ponencia también señala que ‘el Estado español genera un déficit fiscal que asfixia’ a Cataluña, y ‘no respeta la identidad lingüística y cultural catalana en su política general, sus presupuestos y sus sentencias’. Por ello, considera que ‘hace falta un Estado que sea eficiente, útil, que estimule y contribuya a nuestra gran capacidad de crecimiento económico, social y cultural; si un Estado no hace todo esto se convierte en un obstáculo y un freno que una nación tiene el deber de superar si quiere continuar existiendo como tal’.
Con estas apelaciones al ‘Estado propio’ y a ‘actuar con actitud de independencia’ -algo que CiU hace años que viene aplicando en todos los ámbitos en los que gobierna, por lo que no constituye ninguna novedad- la dirección del partido ha tratado de tranquilizar a sus sectores más radicales, que en más de un centenar de enmiendas reclamaban elevar el tono de la ponencia, alentados por discursos incendiarios como el pronunciado por Jordi Pujol este viernes.
Sin fecha para la independencia, a pesar de tener los apoyos necesarios
Sin embargo, y a pesar de que Convergència contaría con el apoyo suficiente de otras formaciones secesionistas en el Parlamento autonómico de Cataluña como para proclamar la independencia de forma unilateral -además de ilegal-, no parece que estén por la labor.
Incluso los dirigentes con un perfil más independentista han sido incapaces de fijar un calendario para la supuesta e inminente secesión. “Pronto, muy pronto”, se ha limitado a señalar el portavoz del Gobierno autonómico, Francesc Homs, ante el delirio de los asistentes y los gritos de “independencia”.
La independencia tendrá que esperar
De hecho, ha sido el propio presidente autonómico, Artur Mas, el encargado de rebajar el clima de euforia colectiva que se ha vivido este sábado en el auditorio de la Feria de Reus:
“Hemos subido a las barcas y hemos puesto rumbo a Ítaca, eso es la transición nacional. Pero queremos que, en este rumbo hacia Ítaca, nuestras escuadras sean todas la embarcaciones de Cataluña, es decir, toda la gente de Cataluña. Y si no puede ser toda, casi toda”.
En realidad, se trata de una posición que también recoge la ponencia política cuando matiza que se ‘debe tener siempre presente […] la necesidad de articular grandes mayorías sociales en el interior del país [por Cataluña] que hagan viables y naturales los objetivos que nos propongamos’. Así las cosas, parece que la independencia de Cataluña todavía tendrá que esperar algún tiempo más.