El pulso entre nacionalistas culmina con una resolución de Mas que contempla la secesión – El PSC acatará el fallo del TC «aunque no guste».
Marcos Pardeiro
30-03-2007-La Razón
Barcelona- Convergència i Unió escaló ayer un peldaño en su ideario nacionalista hasta confundirse con una formación independentista. La puja soberanista que ha mantenido los últimos días con ERC culminó con una propuesta de resolución de CiU en que apostó por «contemplar» el derecho de autodeterminación «para poder hacer efectivo el derecho democrático a decidir sobre la constitución de un Estado propio». Según los de Artur Mas, tal demanda responde a la «involución autonómica» llevada a cabo por el PSOE y debe enmarcarse en un contexto en que peligra la integridad del Estatut debido a su estudio en el Tribunal Constitucional.
Lo cierto es que la propuesta de CiU no puede considerarse ajena al intento de hacer saltar por los aires al Gobierno de Cataluña. Dirigentes de Unió y de ERC mantuvieron durante la mañana de ayer conversaciones para lograr un acuerdo parlamentario, pero, finalmente, no fue posible, ya que Esquerra evitó un pacto que hubiera profundizado demasiado las contradicciones de la Entesa (suma de PSC, ERC e ICV).
La propuesta independentista de CiU tuvo una explicación táctica -provocar a Esquerra y animar sus instintos más primarios-, pero también comportó un coste para unos nacionalistas que suelen presumir de moderados. A José Montilla y a Josep Piqué no se les escapó y ambos incidieron en que la federación de Artur Mas se alejó de la centralidad política.
Al término del debate en el Parlamento de Cataluña, CiU y ERC se acusaron mutuamente de hacer fracasar la propuesta de autodeterminación. Para Esquerra, el planteamiento de sus máximos adversarios fue insuficiente porque tan sólo recogían la posibilidad de «contemplar» el Estado catalán. «Lo que no haremos es un brindis al sol, ni reiterar antiguos pronunciamientos del Parlament que, en estos momentos, ya están vacíos de contenido porque la situación actual ya es muy delicada», dijo el portavoz parlamentario de ERC para justificar su rechazo.
Los republicanos, además, no aceptaron que CiU quisiera suprimir las alusiones al pacto Mas-Zapatero. «Tampoco queríamos renunciar a una parte sustancial de nuestro análisis de la situación porque supone el pecado original del Estatut», añadió Ridao. Con este ardid, Esquerra quiso complicar el visto bueno de los nacionalistas a su resolución, la cual fue rechazada por el conjunto de la Cámara a excepción del grupo de ERC. Los convergentes, por su lado, optaron por retirar la suya -tal y como advirtió Mas- porque consideraron que no podían perder una votación con características tan esencialistas.
Ocupar las sillas del poder
A decir verdad, CiU le puso en bandeja el apoyo a ERC porque su propuesta fue propia del maximalismo de los republicanos. «Ustedes, señores de Esquerra Republicana, ¿están en condiciones de rechazar por cuestiones puramente personalistas nuestra propuesta? ¿Sólo por ocupar y continuar ocupando las sillas que tienen en estos momentos en el Gobierno, ustedes están en condiciones, de verdad, de rechazarla?», se preguntó el diputado de CiU Quico Homs.
A los interrogantes planteados por Homs se añadieron otros comentarios de destacados dirigentes de CiU. Felip Puig acusó a Esquerra de «desprestigiar y ridiculizar todo el espacio de catalanista» y de «frivolizar con las ilusiones de la gente que ha venido manteniendo la supervivencia de esta nación». Estas palabras demostraron aquello que siempre han dicho históricos de la formación de Jordi Pujol: «la cúpula de CiU es más nacionalista que sus electores». Ayer, no hubo máscaras. Fue tal cual.
La lluvia de ideas independentistas hizo que más de uno abriera el paraguas para no empaparse. Tal fue el caso de los sonrojados socialistas. «Esto de la autodeterminación es un debate que tenemos en la despensa y que cuando conviene lo sacamos y a ver cual es más soberanista», reflexionó el portavoz adjunto del PSC, Joan Ferran. Los socialistas votaron en contra de una resolución del PP que pedía respeto a la sentencia del TC sobre el Estatut, aunque Miquel Iceta garantizó que la acatarán.
Diputados del PP asentían con la cabeza dando a entender que compartían el análisis del veterano líder socialista, que todavía tenía otros apuntes que añadir. «Seguramente continuarán con ella (con la defensa de la autodeterminación) cuando ya se hayan difuminado las fronteras del mundo», espetó a nacionalistas y republicanos.
Luego, los líderes del PP de Cataluña abundaron en estas ideas, aunque se dirigieron directamente a CiU y constataron que la formación ha pasado de «nacionalista a independentista». Así lo advirtieron Josep Piqué y Francesc Vendrell, perplejos por la invocación del «Estado catalán» hecha por un grupo que jamás ha renegado de colaborar con la gobernabilidad de España.
Por lo que parece, Unió no reniega de contemplar el Estado catalán. ¿Están enfadados los socios? «Cero, en absoluto», aseguran fuentes de Convergència. En realidad, los dirigentes de UDC Toni Castellà y Núria de Gispert estuvieron en la negociación interna para proponer una resolución y, de hecho, Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida trataron el asunto sin que se llegaran a producir lamentos por la parte socialcristiana. En cualquier caso, cabe la pregunta de si CiU ha llegado alguna vez tan lejos.
Muchos líderes de la federación niegan que el salto sea tan grande, aunque, poco a poco, se van imponiendo los planteamientos de la cúpula dirigente postpujolista.